Detectores de movimiento para encender la luz

Permiten ahorrar energía al iluminar zonas de paso o estancias de forma automática cada vez que detectan la presencia de una persona
Por EROSKI Consumer 27 de diciembre de 2006
Img detector movimiento
Imagen: Kevin H

Salir de una habitación sin preocuparse de apagar la luz. Entrar en una estancia a oscuras sin necesidad de buscar el interruptor para que se ilumine. Ambas situaciones son posibles gracias a la instalación de un detector de movimiento. En espacios interiores o exteriores, estos mecanismos se encargan de encender y apagar automáticamente las luces ante la presencia o ausencia de personas. Son una manera eficaz de gestionar el consumo de energía y conseguir un ahorro en la factura de la luz.

Se pueden instalar en el interior de la casa o en el jardín. Los detectores de movimiento son muy útiles para iluminar zonas de paso, como halls, pasillos o accesos a la vivienda, pero también resultan prácticos en espacios exteriores. Cada vez que detectan la presencia o ausencia de las personas, automáticamente, encienden o apagan la luz a la que están conectados.

Lo habitual es que estos aparatos permitan regular tanto la sensibilidad al movimiento (distancia de detección) como la intensidad de la luz, el tiempo que ha de permanecer encendida, su desconexión cuando una habitación está vacía y el umbral de iluminación a partir del cual debe activarse. Se pueden programar para que sólo enciendan las luces por la noche.

Evitan que una luz permanezca encendida cuando la estancia está vacía

Los detectores de movimiento se instalan en el mismo lugar que ocupa habitualmente un interruptor o conectados directamente al sistema de iluminación (lámparas). Poseen un radio de acción que, cuando se invade, automáticamente emite una señal para encender la luz. Estas instalaciones ayudan a disuadir a extraños, pero sobre todo ahorran energía, ya que evitan que una luz permanezca encendida cuando la estancia está vacía. Otra posibilidad es instalar un mecanismo detector en el recibidor para iluminar esta zona cuando se entra en una vivienda a oscuras o con las manos ocupadas, lo que dificulta el acceso al interruptor.

Detección por infrarrojos

En cuanto al funcionamiento, se basa principalmente en un sistema que detecta variaciones de temperatura. La luz se enciende automáticamente cuando el sensor detecta la radiación térmica o energía que emite el cuerpo humano. Es un sistema muy útil en bibliotecas o salones, donde las personas suelen permanecer sin apenas moverse mientras leen o ven la televisión. También se recurre a ellos con frecuencia en los baños públicos.

Detectan la radiación térmica o energía que emite el cuerpo humano

Por otro lado, cuando se colocan en el exterior, han de ser resistentes a factores climatológicos adversos. Sólo así garantizarán un buen funcionamiento. Existen diseños compactos que evitan la entrada de agua en caso de tormenta, lo que dificulta a la vez que se produzca un cortocircuito y el detector no funcione.

Cobertura

Según el lugar en el que se instale el detector, éste tiene un radio de acción que suele oscilar entre 90º y 360º. Las zonas más habituales son la pared -desde donde puede detectar el movimiento en un radio de 180º- o el techo -desde donde abarca una zona de 360º-, pero también es posible colocar los detectores en una esquina. Respecto a la distancia de detección, también depende del lugar en el que se instale el detector y de la potencia que tenga. La carga media que soportan es de 1.000 vatios, para cubrir áreas de hasta 20 metros o más, si las condiciones son óptimas. De hecho, la Asociación Española de Domótica recomienda colocar un sensor cada 20 metros cuadrados o uno por estancia.

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