Malos olores en el cuarto de baño

La limpieza de los sifones evita olores desagradables debidos a la acumulación de residuos en su interior
Por EROSKI Consumer 7 de junio de 2002
Img wc
Imagen: Gengiskunk

Los sifones se localizan en el desagüe de lavabos, inodoros o fregaderos. Su misión principal es evitar que los malos olores procedentes de las cañerías se dispersen por la estancia. Sin embargo, en ocasiones, puede ocurrir que los propios sifones sean la causa de olores desagradables. En general, estos tubos tienen forma de “s”. En la parte curvada acumulan cierta cantidad de agua que actúa de barrera frente a los malos olores. Si el agua se seca o evapora, el olor de las cañerías y desagües encuentra vía libre para salir al exterior. Lo mismo ocurre cuando los residuos que se acumulan en ese punto se descomponen.

Cómo limpiar el sifón

Para limpiar la suciedad del sifón hay que quitar el tapón situado en la curva, en general, y eliminar los residuos acumulados. Esta operación se debe repetir de manera periódica para evitar la descomposición de los restos allí depositados. Cuando los malos olores se deban a que el sifón se ha secado, como ocurre después de cerrar la llave de paso durante las vacaciones, será suficiente con abrir de nuevo el suministro y permitir que el agua circule. El nivel del agua en la curva debe ser, como mínimo, de cinco centímetros.

Cuando sea necesario desmontar el sifón para limpiarlo, conviene colocar debajo un cubo o recipiente que recoja la suciedad o el agua que pueda caer. Posteriormente, se enjuaga el sifón y se vuelve a colocar. Otra posibilidad es instalar una válvula de aireación, que deje pasar el aire e impida que el sifón se vacíe.

El nivel del agua en el sifón debe ser, como mínimo, de cinco centímetros

No obstante, para evitar la acumulación de suciedad en la curva del sifón, lo más adecuado es no tirar por el desagüe ningún resto de comida, pelos u otros sedimentos que pueden obstruirlo. Hay que comprobar también que las juntas están unidas de manera correcta, sin fisuras o escapes de agua, y que el tapón cierra perfectamente.

Tipos de sifón

Los sifones pueden ser sencillos o dobles. Los sencillos se instalan en lavabos, inodoros, bidés y fregadero, mientras que los dobles se reservan para fregaderos de cocina con dos pozos. Pueden estar fabricados en pvc, latón o cobre cromado, muy empleados en lavabos suspendidos o instalaciones en las que el sifón queda a la vista. También en estos casos se recurre a sifones de botella, con forma vertical y más discretos.

Los sifones cromados de botella son los más empleados en lavabos suspendidos

Hay sifones con tapón de registro, integrales y con casquillo. El primero tiene un tapón de registro enroscado en la pared o en la base del codo. Este dispositivo facilita su limpieza y vaciado. El integral es el modelo más simple. Está fijado en ambos extremos por tuercas o anillos rayados. Para su limpieza se debe desmontar por completo. El sifón con casquillo tiene forma de cilindro y se desenrosca por la base.

El sifón debe resistir altas temperaturas, ya que por él circulará agua caliente, y responder bien a la abrasión y corrosión. Conviene que el sifón disponga de un mecanismo de apertura que facilite las labores de limpieza y que se adapte al espacio disponible, con formas más reducidas o planas para su instalación en bañeras o duchas.

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