Pintar un radiador

Además de resistir temperaturas elevadas, los esmaltes anticalóricos decoran y protegen los calefactores
Por EROSKI Consumer 7 de febrero de 2006
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Imagen: Naomi

El invierno está cada vez más cerca y, de nuevo, habrá que encender los radiadores. Es momento de hacer una revisión para ponerlos a punto. En general, el aspecto externo no tiene por qué influir en el funcionamiento, pero es recomendable mantenerlos en buen estado por dentro y por fuera.

Los radiadores son un elemento importante en la decoración del hogar. Además de su utilidad a la hora de aportar calor, su ubicación a la vista los convierte en una pieza destacada de cualquier estancia. Por ello, es conveniente mantenerlos en buen estado. En el mercado existen productos específicos que sirven para pintar los radiadores. La finalidad es doble. Por un lado, estos productos eliminan las huellas del tiempo y, por otro, consiguen un cambio de imagen cuando se cambia también el resto de la decoración.

Los productos que se emplean para este fin son, en su mayoría, esmaltes anticalóricos que resisten temperaturas elevadas. Esta característica permite su uso en tuberías, calderas, estufas o chimeneas. Por lo general, son esmaltes acrílicos que mejoran el aspecto exterior de cualquier elemento y lo protegen, gracias a su efecto anticorrosivo.

Cómo pintar

La aplicación se puede realizar mediante pistola, brocha o rodillo. Es óptima en radiadores de aluminio o hierro -no todos los productos responden bien en radiadores eléctricos o de aceite-. En el caso del hierro, como paso previo, hay que eliminar el óxido -si lo hay- con una lija o cepillo metálico. Por otro lado, cuando el radiador haya sido pintado con anterioridad, habrá que eliminar previamente cualquier resto de pintura anterior, además de la grasa y el polvo que suele acumularse entre los elementos.

El esmalte debe aplicarse cuando el radiador esté completamente seco y apagado

Puede ocurrir que al aplicar el esmalte éste no se adhiera bien a la superficie. Cuando esto suceda, será necesario aplicar primero una capa de imprimación para mejorar la adherencia del esmalte. Esta práctica es especialmente útil en zonas de agarre difícil, como los ángulos o cantos del radiador.

Por otro lado, el esmalte debe aplicarse cuando el radiador esté completamente seco y frío, es decir, ha de estar apagado. Los pasos son los siguientes: primero se remueve el producto hasta conseguir una textura y color homogéneos, posteriormente se aplica en capas finas y, por último, se espera a que seque, un proceso que puede durar entre 30 minutos y seis horas, según el esmalte y la cantidad de producto que se utilice.

Con frecuencia, será necesario aplicar una segunda capa horas después para obtener un resultado uniforme, especialmente, cuando se trate de radiadores de aluminio (con un agarre más difícil). Los tonos más habituales de los esmaltes son los blancos, grises, negros o metalizados, que se pueden elegir con brillo o satinados.

Temperatura

Un aspecto importante que se debe tener en cuenta al adquirir el esmalte es la temperatura máxima que es capaz de soportar. Algunos productos resisten temperaturas máximas de 90º C, mientras que otros resultan óptimos en temperaturas superiores a 200º C, ya sea de manera intermitente o continuada.

Es importante conocer la temperatura máxima que soporta el esmalte, de manera continua e intermitente

En cuanto al efecto del calor en el esmalte, al contrario de lo que ocurre con otros productos, en este caso el esmalte no amarillea ni se levanta. De hecho, a menudo, el radiador se puede encender apenas 24 horas después de pintarlo, si bien se deben seguir siempre las indicaciones del fabricante.

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