Prevenir la aparición de óxido

El proceso de galvanización dificulta la oxidación del hierro y el acero
Por EROSKI Consumer 3 de agosto de 2006
Img acero galvanizado
Imagen: Kyle May

Los muebles de hierro o las verjas de acero pueden presentar problemas de oxidación si no se toman las medidas oportunas. Aunque un buen mantenimiento es siempre necesario, el modo de fabricación y el tratamiento posterior de los metales influyen en el estado de conservación y en su resistencia al paso del tiempo.

El proceso de galvanización evita que una pieza se oxide. Se puede aplicar tanto en hierro como en acero para «hacer frente a la corrosión que experimentan estos materiales cuando se exponen a la atmósfera, las aguas y los suelos», explica la Asociación Técnica Española de Galvanización (ATEG). El procedimiento se realiza en caliente. En concreto, las piezas se sumergen en un baño de zinc fundido a 450º C, lo que permite la formación de un recubrimiento de zinc sobre los metales (incluidas las partes huecas). Este recubrimiento está formado por varias capas de aleaciones zinc-hierro y una capa externa de zinc prácticamente puro.

Las piezas se sumergen en un baño de zinc fundido a 450º C, lo que permite la formación de un recubrimiento

Previamente, para que el resultado sea óptimo, según la ATEG, la superficie de las piezas ha de estar «químicamente limpia», por lo que deben someterse «a un proceso de preparación superficial». Lo habitual es que este proceso lo realice un profesional, ya que requiere un trabajo minucioso del que dependerá el resultado final. Entre otras cosas, los materiales galvanizados se utilizan en estructuras de aislamiento acústico o en puertas para garajes. Se pueden galvanizar piezas tan dispares como tornillos, tubos, accesorios de tuberías o alambre, entre otras.

Características

Gracias al proceso de galvanización, los metales tratados consiguen una mayor resistencia a los golpes, a la abrasión y a la corrosión. No obstante, las zonas que quedan sin cubrir o resultan dañadas por golpes y arañazos pueden ser tratadas con productos específicos que «taponan las pequeñas discontinuidades». El recubrimiento que se consigue tras la inmersión en zinc actúa como barrera frente a un medio agresivo y proporciona una protección duradera frente a la corrosión atmosférica, en función de «las condiciones climatológicas del lugar y de la presencia en la atmósfera de contaminantes agresivos, como son los óxidos de azufre (originados por actividades urbanas o industriales) y los cloruros (normalmente presentes en las zonas costeras)», puntualiza la ATEG.

Las principales ventajas de los recubrimientos galvanizados en caliente son, por lo tanto, una duración y una resistencia mecánica elevada, la protección integral de las piezas -tanto en la parte exterior como interior-, una protección que actúa como barrera frente a las condiciones climatológicas adversas, la ausencia de mantenimiento y la facilidad para pintar la superficie.

Principales aplicaciones

Las piezas galvanizadas se pueden emplear en una gran variedad de aplicaciones. La principal es la edificación, para estructuras, carpintería, escaleras, barandillas, vallados o andamios. Asimismo, es muy resistente en grandes obras, como puentes, túneles, armaduras para hormigón o paneles de fachada.

La construcción, el mobiliario urbano o la agricultura recurren a estructuras galvanizadas

En las carreteras, la galvanización es muy útil para la construcción de pasarelas, señalización, barreras de seguridad, pantallas acústicas o parapetos, mientras que en el mobiliario urbano se emplea en farolas, semáforos, contenedores, bancos o instalaciones para parques y jardines.

Las torres y subestaciones eléctricas, las antenas de telefonía y los repetidores de televisión también recurren a metales galvanizados, así como la industria de la automoción, la agricultura y ganadería (almacenes, establos y corrales) o los elementos de unión (clavos y fijaciones).

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