El corcho es un producto natural y ecológico, cuya composición lo hace impermeable y resistente a los agentes químicos, insectos y otros organismos. Es ligero, inodoro y elástico, con una alta resistencia al fuego, ya que no propaga la llama ni desprende gases tóxicos. Estas características, unidas a su buena capacidad como aislante térmico y acústico, hacen de este material el revestimiento idóneo para las paredes, sobre todo en estancias propensas a la humedad. En losetas o en tiras, su instalación es muy sencilla. Para su fijación solo se necesita una capa de cola.
Preparar la superficie
Antes de colocarse en la pared, conviene que el corcho repose al menos durante 48 horas en la estancia donde se instalará. Las cajas y los paquetes que contienen las piezas deben permanecer abiertos para que, de este modo, el corcho se adapte a la temperatura y a la humedad del espacio.
Si el revestimiento se realiza en invierno y la vivienda es nueva, se debe conectar la calefacción para evitar, en la medida de lo posible, las oscilaciones de temperatura y humedad.
Las paredes deben estar secas, limpias y lisas, por lo que es necesario reparar y corregir las posibles grietas, desconchones, desniveles y otros desperfectos. Si las superficies son porosas, hay que aplicar una capa de imprimación para sellar los poros.
Al ser un producto natural, son posibles variaciones en la textura y en el tono. Por este motivo, para que el resultado final sea homogéneo, es necesario seleccionar y distribuir las distintas piezas antes de colocarlas sobre el soporte.
Instalar losetas de corcho
Si las paredes se revestirán con losetas de corcho, conviene trazar dos líneas perpendiculares en cada superficie para dividir cada pared en cuatro partes iguales. Las primeras losetas enteras se colocan en el centro de la pared, mientras que las recortadas quedan contra las paredes laterales.
Las primeras losetas enteras se colocan en el centro de la pared, mientras que las recortadas se instalan en los laterales
Las piezas se fijan a la pared con cola de contacto sobre ambas superficies. El adhesivo se aplica en la pared con una espátula dentada fina. Sobre el corcho se puede emplear la misma herramienta o decantarse por un rodillo o una brocha. En todo caso, no se debe utilizar demasiada cola, ésta ha de distribuirse de forma uniforme en las superficies y debe estar seca al tacto antes de colocar el corcho en la pared.
La primera loseta se coloca en el centro, donde se cruzan los dos ejes. La segunda se sitúa paralela a la primera sobre el eje horizontal. La tercera encima de la segunda y así sucesivamente.
Una vez colocadas todas las piezas de la parte superior, se procede a revestir la zona inferior, siempre con el mismo procedimiento.
A medida que se colocan las losetas, se deben ajustar con golpes secos de martillo. Entre el martillo y el corcho se interpone un taco de goma para no dañar la superficie. Cuando la pared está revestida, se desliza un rodillo de cocina u otra pieza cilíndrica desde el centro hacia los extremos para eliminar posibles burbujas de aire.
El proceso de instalación de los rollos de corcho es el mismo que en el caso del papel pintado. Solo hay que cortar las tiras con la medida necesaria y pegarlas en la pared.
Las tiras de corcho en rollo se fijan con cola de vinilo especial para revestimientos pesados
A diferencia de las losetas, en este caso, se traza una línea vertical en el centro de la pared y se coloca el borde derecho de la tira de corcho alineado con la marca trazada. Después, solo hay que colocar las demás piezas alineadas con la anterior.
Para fijar las tiras se debe utilizar una cola de vinilo especial para revestimientos pesados, que permite realizar correcciones cuando la tira ya está colocada.
Este adhesivo se aplica en la pieza de corcho con una espátula de grandes dientes. La tira encolada se coloca en la pared, desde arriba hacia abajo, y se presiona con una espátula de goma. Si se acumulan restos de cola en los laterales de la pieza, estos se retiran con un trapo húmedo.
