Tareas en el jardín antes de que llegue la primavera

El final del invierno también tiene sus tareas en el jardín, tanto en el cuidado de algunas especies como en la planificación de la primavera que se acerca
Por EROSKI Consumer 20 de mayo de 2003
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Imagen: Witold Barski

Durante el invierno muchas plantas suspenden su desarrollo, pero esto no quiere decir que no haya nada que hacer en el jardín. Por el contrario, es la época idónea para realizar muchas actividades. Este artículo enumera una serie de tareas que encuentran en el final de la estación más fría el momento óptimo para llevarlas a cabo, desde remover la tierra y mantener el suelo abonado, hasta plantar especies caducifolias, bulbosas, anuales y bianuales. También es el tiempo más oportuno para planificar el jardín y revisar el estado de las herramientas.

El final del invierno y la actividad en el jardín

Si bien el invierno es la época en que la mayoría de las plantas -salvo las perennes- atraviesan su periodo de dormancia o latencia (la fase durante la cual suspenden su crecimiento y el desarrollo de la actividad física), hacia el final de esta estación se pueden realizar una serie de actividades para garantizar que los ejemplares del jardín reciban la primavera de la mejor forma.

A continuación, se detalla un listado de las tareas más importantes para llevar a cabo en el jardín antes de la llegada de la primavera:

Sobre todo si el invierno ha sido muy húmedo, hay que remover la tierra para que se oxigene y no se apelmace

  • Mantener el suelo abonado. Más allá de los procesos de abonado y fertilización de cada ejemplar, es conveniente abonar el terreno cada año para garantizar que cuente con los nutrientes más importantes. Hay dos tipos de abono del suelo: mineral y orgánico. Para este último, la fecha más apropiada es el invierno. Consiste en la colocación, sobre el suelo del jardín, de una capa de entre dos y tres centímetros del abono del que se trate: estiércol, compost, mantillo, turba, humus de lombriz o guano. Luego hay que removerlo con la azada para que se mezcle con la tierra.

  • Remover la tierra. En caso de que no se abone la tierra, de todos modos conviene removerla, en particular si el invierno ha sido muy lluvioso. De esta manera, el sustrato se oxigena y se evita que se apelmace. Esto vale para todos los terrenos, excepto para los muy arcillosos cuando estén húmedos o para aquellos sobre los que se haya puesto un acolchado.

  • Plantar especies anuales y bianuales. Las especies de estos grupos, plantadas a finales del invierno, darán flores en la primavera. Algunas plantas anuales son la petunia, la violeta, el pensamiento, la dalia, la caléndula, el crisantemo y la verbena, mientras que entre las bianuales se pueden citar la margarita, el clavel, la nomeolvides y el alhelí.

  • Realizar semilleros protegidos. A través de semilleros, así como con camas calientes o invernaderos, es posible hacer nuevos cultivos en esta época. De este modo, ya en las primeras semanas de la primavera se puede contar con plantas como begonias y petunias.

  • Plantar bulbosas. El final del invierno también es la época de plantar los bulbos de floración primaveral, como los ranúnculos y las anémonas. Otras especies, como los tulipanes, conviene plantarlas antes, ya que tienen un desarrollo más lento (unos tres meses): se deben cultivar a finales del otoño o comienzos del invierno para que florezcan en primavera.

El final del invierno también es la época de plantar los bulbos de floración primaveral, como los ranúnculos y las anémonas

  • Plantar caducifolias a raíz desnuda. Se conoce como caducifolias a los árboles y arbustos de hoja caduca, es decir, los que pierden sus hojas durante una época del año (por lo general en invierno, aunque también puede ser la estación de sequías). La plantación a raíz desnuda es la que se realiza al trasladar una de estas especies de un sitio a otro con las raíces a la vista, sin el cepellón original. El final del invierno es la época más apropiada para este trasplante.

  • Podar árboles y rosales. El final del invierno es la mejor época para la poda de los árboles, excepto para las especies que florecen a principios de la primavera. Para los rosales, por su parte, lo recomendado es cortar casi todos los tallos del año anterior que ya florecieron. Conviene dejar solo unos cuatro o cinco. El corte se debe efectuar justo por encima de las yemas. También hay que eliminar las ramas deterioradas o secas.

  • Planificar el jardín y revisar el estado de las herramientas. Dado que es en la primavera cuando muchas especies vuelven a la actividad y también cuando conviene plantar muchas otras, es el final del invierno el momento más oportuno para planificar el jardín, pensar cambios, idear nuevas plantaciones, etc. Y también es recomendable aprovechar esta etapa para asegurarse de que se cuenta con todas las herramientas necesarias y que están en buen estado. De esta forma, se evitan futuras improvisaciones o tener que salir a comprar con prisas, lo que suele traer aparejados problemas o gastos excesivos.

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