Ponerse a dieta: las excusas más frecuentes para retrasar el momento

Conocer las dificultades relacionadas con la pérdida de peso es vital para afrontar con éxito los objetivos propuestos y su consecución a largo plazo
Por Juan Revenga Frauca, Maite Zudaire 15 de septiembre de 2010
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Imagen: D. Sharon Pruit

“Mañana empiezo en serio a hacer dieta”. Esta frase tan manida es uno de tantos pretextos que muchas personas interiorizan, hasta el punto de “saltarse” las recomendaciones acordes con sus metas y objetivos para perder peso. Y es que dar el paso hacia un cambio de hábitos no siempre resulta factible. En muchos casos, la capacidad para superar obstáculos al adelgazar está en la propia fuerza de voluntad individual. En otros, una ayuda fundamental es la compañía de la familia y de un profesional que dirija el itinerario. La mayoría de los pacientes coincide en que afrontar los cambios pertinentes para perder peso no es una tarea fácil, hay una serie de dificultades comunes. Sin embargo, en unos casos, son excusas reiteradas que es preciso conocer para afrontar con éxito los objetivos propuestos y su consecución a largo plazo.

¿Excusas o verdaderas dificultades?

Conocer las razones esgrimidas por la mayoría de los ciudadanos para abandonar un tratamiento de pérdida de peso puede ser útil para saber dónde hay que hacer especial hincapié y reconducir la terapia. Llegado el caso, incluso, siempre se podrá contar con ayuda especializada. En una entrevista concedida a EROSKI CONSUMER, el psicólogo Ricardo Ros ponía de manifiesto que la mera fuerza de voluntad no siempre es suficiente para lograr los objetivos relacionados con la pérdida de peso.

La evidencia obliga a admitir las excusas estereotipadas que vencen a menudo el compromiso inicial para adelgazar. Es fácil reconocer la frase «mañana empiezo», por la cual la persona retrasa el momento de iniciar el cambio hacia unos nuevos hábitos dietéticos o, en el peor de los casos, nunca llega a comenzar tal propósito. En estas circunstancias, frente al pensamiento dual de afrontar una determinada acción en breve plazo o retrasarla en el tiempo, lo habitual es optar por la segunda opción. Comentarios como «durante el verano dejo la dieta y luego la retomo» son también subterfugios que revelan un planteamiento equivocado y que no ayudan a la auténtica reconducción de un estilo de vida erróneo.

Seguir dietas estrictas, sin concesiones esporádicas, genera ansiedad y lleva a la persona a comer más para calmar la desazón

La realidad confirma que, a menudo, nunca se afronta el cambio de forma efectiva. En parte, esto ocurre porque el verdadero patrón de alimentación saludable engloba las fiestas, los cumpleaños y demás celebraciones y, para muchas personas, celebración y excesos alimentarios están asociados. Por tanto, pensar de otra forma genera desazón y frustración, a la vez que favorece que la persona se aleje de la verdadera solución o de la promesa inicial. Está demostrado el estrecho vínculo entre la comida y las emociones y seguir dietas demasiado estrictas, sin concesiones esporádicas con mesura y sentido común, como ingerir un trozo pequeño de pastel de cumpleaños o un canapé en una fiesta, genera tal ansiedad, que lleva a la persona a comer más para calmarla.

Argumentos para todos los gustos

La Escuela de Enfermería de la Universidad de Pittsburgh (EEUU) realizó en 2008 un estudio descriptivo entre ciudadanos norteamericanos de mediana edad con sobrepeso y obesidad, a quienes se preguntó sobre su experiencia con los métodos para perder peso. Las respuestas registraron las principales causas por las cuales resulta tan costoso seguir estos tratamientos (ver tabla 1).

Los sistemas de adelgazamiento analizados para la muestra en estudio no tenían por qué responder a unos determinados patrones, sino que podían ser de cualquier tipo: desde las más populares dietas milagro o «productos milagro» seguidos por cuenta de cada uno, hasta los más racionales y ortodoxos métodos con ayuda de profesionales cualificados.

Poder mantener los cambios es un factor determinante al escoger un programa de adelgazamiento

Al escoger un programa de adelgazamiento, tal y como muestran los resultados, las características más apreciadas por las personas con intención de adelgazar fueron: la obtención de resultados rápidos, la posibilidad de mantener en el tiempo cambios en el estilo de vida, sentir que la situación se puede controlar, la flexibilidad del programa en cuestión, contar con el apoyo de un profesional y la comprensión y sostén de la familia y el entorno social, entre otros. Con todos estos rasgos aplicados a un método de adelgazamiento, se intenta minimizar el efecto de la falta de control del «todo o nada», las excusas o el fatalismo.

ESTRATEGIA VITALICIA

La obesidad es una enfermedad crónica con entidad patológica propia. Las enfermedades crónicas, a diferencia de las agudas, son de larga duración y no puede preverse con facilidad su curación ni la duración del tratamiento. Conviene identificar las causas que la han originado y frenarlas cuanto antes con ayuda de los profesionales sanitarios adecuados.

Hay que descartar las ideas preconcebidas en cuanto a soluciones exprés, olvidarse de “hacer dieta” y afrontar la situación desde un punto de vista racional, con el fin de realizar unos cambios que, con tiempo y paciencia, mengüen los síntomas de esta patología.

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