Fórmulas infantiles con probióticos, ¿previenen el eczema?

La inclusión de probióticos en las fórmulas infantiles se basa en que la leche materna también los contiene, aunque los estudios sobre sus posibles beneficios son aún insuficientes
Por Alma María Palau Ferré 14 de junio de 2013
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Imagen: kris krüg

Agregar probióticos a las fórmulas infantiles protege a los niños del eczema cutáneo o la dermatitis atópica. Así lo sugiere una nueva revisión de las investigaciones disponibles, realizada por el doctor John Sinn, del Hospital Real Norte de la Universidad de Sidney, Australia. El efecto preventivo, en general, no estaría mediado por la inmunoglobulina (IgE), sino que se produce más bien sobre la barrera de la mucosa intestinal. Es decir, “cuando se modifica la flora intestinal, la inmunidad también cambia”. Pero, ¿está demostrado que los probióticos son capaces de prevenir el eczema? Revisiones anteriores indican que no. El siguiente artículo explica qué es la dermatitis atópica, qué investigaciones se han hecho hasta el momento y cuál es el papel de la alimentación en la mejora de sus síntomas.

Dermatitis atopica o eczema de piel, ¿qué es?

La dermatitis atópica es la enfermedad cutánea crónica más frecuente en la infancia, se presenta como eczema y cursa a brotes. Además, su prevalencia ha experimentado un aumento progresivo en las últimas décadas, sobre todo en los países desarrollados. En la actualidad, afecta a más del 10% de los niños en algún momento de la edad pediátrica. En el 60% de los pacientes, se inicia en el primer año de vida (sobre todo, en los primeros seis meses). Y casi ocho de cada diez niños que la padecen tienen antecedentes familiares de enfermedades atópicas, por lo que es una enfermedad previsible.

Probióticos y dermatitis atópica: principales investigaciones

La última revisión que hizo la organización Cochrane fue en 2007, y en ella declaraba y concluía que no existían indicios suficientes para poder afirmar que el agregado de probióticos en las fórmulas infantiles tuviera algún beneficio sobre la dermatitis atópica. Por tanto, que no había suficiente evidencia para recomendar de forma rutinaria el empleo de probióticos a las embarazadas o lactantes con el objetivo de prevenir las enfermedades alérgicas en la infancia. De hecho, un estudio realizado en 2008 llegó a la conclusión de que la administración preventiva de Lactobacillus GG durante el embarazo y hasta los primeros 6 meses de vida no disminuye la incidencia de dermatitis atópica y que incluso podría asociarse a un incremento en el número de episodios de bronquitis obstructivas.

Un metanálisis realizado en 2009 revisó los resultados de diez estudios de tratamiento de eczema atópico con diversas especies de probióticos. Los resultados mostraron una diferencia significativa en la reducción de la severidad de la dermatitis en los pacientes tratados, en comparación con los que recibían placebo. Los niños con dermatitis atópica grave se benefician más que aquellos con manifestaciones ligeras.

En caso de cesárea, se hace aún más interesante fomentar la lactancia materna

Los probióticos se encuentran de forma natural en la leche materna, de modo que los bebés alimentados a pecho se beneficiarán de su presencia, del mismo modo que el lactante nacido por parto vaginal se verá más beneficiado. El niño nacido por cesárea alcanza el nivel de Lactobacilos (LB) hacia los diez días y el nivel de Bifidobacterias (BF) hacia el mes; es decir que, en el caso de la cesárea, aún se hace más interesante fomentar la lactancia materna, a pesar de que ésta suele ser más costosa por la dificultad de la subida de la leche de la madre, en comparación con las mujeres que han dado a luz de forma natural.

Aunque se continúan haciendo estudios sobre el papel preventivo de los probióticos en el eczema del lactante, la información es insuficiente y no está totalmente probada esta relación. Sin embargo, sí se ha demostrado como prevención eficaz el uso de la fórmula parcialmente hidrolizada (FPH), comparada con la fórmula adaptada normal (FAN), sobre todo en niños con alto riesgo de alergia, es decir, los hijos de madres con alergias alimentarias, asma o dermatitis atópica.

De hecho, el comité de Nutrición de la Asociación Americana de Pediatría (AAP), hace hincapié en que se necesitan estudios con fórmulas no hidrolizadas o parcialmente hidrolizadas en lactantes antes de poder hacer recomendaciones sobre el uso de prebióticos en los lactantes y niños pequeños para prevenir la dermatitis atópica.

No obstante, los probióticos utilizados en las fórmulas infantiles sí han resultado ser beneficiosos en otros aspectos. En los estudios publicados hasta la fecha se encuentra una reducción de la distensión abdominal y de la flatulencia como resultado de los tratamientos con probióticos; además, algunas cepas pueden mejorar el dolor y dar alivio general. El Lactobacillus reuteri puede mejorar los síntomas del cólico del lactante en la primera semana de tratamiento, como lo muestra un ensayo de 2008 con 90 lactantes alimentados a pecho con cólicos intestinales.

Prevenir la dermatitis atópica: el papel de la alimentación

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Imagen: Mothering Touch

En relación con la prevención del eczema o la dermatitis atópica en el lactante, sí existen otras evidencias relacionadas con la alimentación. En particular, el retraso en la incorporación de alimentos sólidos con el objetivo de prevenir la aparición de enfermedades alérgicas forma parte de las recomendaciones de las sociedades científicas. Esta afirmación está basada en que la inmadurez del aparato digestivo del bebé impide una degradación aceptable de los alimentos, lo que provoca que se absorban moléculas de alto peso molecular que, en teoría, producirían sensibilización y después enfermedad alérgica.

Para evitar la aparición de enfermedades alérgicas, los niños de alto riesgo deben ser alimentados de manera exclusiva con lactancia materna y retrasar la introducción de alimentos alergénicos. La leche materna es un alimento que nutre de manera adecuada al niño durante los primeros meses de vida, por lo que no existe la necesidad de ofrecer otros alimentos antes de los seis meses de edad. En paralelo, no se recomienda la incorporación tardía de alimentos alergénicos (después de los 6 meses de edad) para prevenir el eczema.

En general, no existe ningún régimen indicado, salvo que se haya demostrado que el bebé sea alérgico a algún alimento, mediante test de provocación. Con excepción de esta circunstancia, no es necesario efectuar restricciones dietéticas en la dermatitis atópica. Sobre el uso de probióticos, antioxidantes, aceites esenciales, homeopatía, etc. no hay evidencia suficiente para recomendarlos, aunque a nivel individual pueden utilizarse y observar su evolución.

Son necesarios más estudios a largo plazo, con mayor número de individuos y una selección aleatoria, así como la estandarización de las cantidades suplementadas y demás condiciones experimentales, para poder establecer declaraciones saludables con mayor base científica respecto a la adición de la mezcla de prebióticos (GOS/FOS) en preparados infantiles. La tendencia actual a su inclusión en preparados infantiles puede justificarse en base a las evidencias científicas disponibles hasta el momento, así como a su seguridad y a su presencia en la leche materna.

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