Sopa de frutas: cuatro recetas

Platos originales como una sopa de cerezas o de kiwi presentan un sabor singular y unos colores y texturas que sorprenden a los comensales
Por Laura Caorsi 3 de abril de 2014
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Imagen: kosoff

Junto con las verduras, las frutas conforman un grupo de alimentos indispensables para mantener una dieta saludable. Existen infinidad de recetas para preparar y degustar unas y otras: crudas -al natural-, en ensaladas, horneadas, en brochetas, en conserva, hervidas, licuadas e, incluso, en sopa. Con un sabor singular, que va desde el dulce almibarado hasta un ligero toque dulzón, una textura y colores que sorprenden, las sopas de frutas se elaboran como entrante, primer plato y postre. En algunos casos se sirven calientes; en la mayoría, frías; pero rara vez dejan a los comensales indiferentes. Este artículo recopila cuatro recetas de sopa de frutas para hacer en casa y reseña sus principales cualidades nutricionales.

1. Sopa de cerezas

Esta es una receta de tradición centroeuropea que se prepara con cerezas, aunque se puede hacer con otras frutas, en especial, con frutos rojos. En origen, se consume fría, como aperitivo o primer plato, pero también puede servirse como postre.

  • Para elaborarla se necesitan: cerezas sin hueso, agua, azúcar, nata, zumo de limón, maicena, sal y especias (como clavo y canela).
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    Imagen: CONSUMER EROSKI

    Se hierven las especias en 150 ml de agua durante cinco minutos. Se cuelan y se reservan. En otro cazo más grande, se cuece medio kilo de cerezas en 700 ml de agua. Se añaden el zumo de medio limón, 50 gramos de azúcar y una pizca de sal. Se agrega también el agua que se había hervido junto con las especias. Cuando esta mezcla comience a hervir, hay que bajar el fuego y dejar que las cerezas se ablanden con el calor. Tras unos 10 minutos hirviendo, se apaga el fuego y se deja reposar. Mientras, se mezclan en un bol 20 gramos de maicena con la nata (se usan 100 ml de nata para montar y otros 100 ml de nata para cocinar). Cuando esta mezcla ya no tenga grumos, se vierte al agua con las cerezas y se hierve el conjunto durante tres o cuatro minutos. Se retira del fuego, se deja que quede a temperatura ambiente y se introduce en el frigorífico -como mínimo, durante tres horas- para servir la sopa de cerezas bien fría.

  • La cereza es rica en hidratos de carbono, sobre todo fructosa, si bien su valor calórico es moderado en comparación con otras frutas. Aporta cantidades significativas de fibra, que mejora el tránsito intestinal. En lo que se refiere a su contenido de vitaminas, están presentes en pequeñas cantidades la provitamina A y la vitamina C.

2. Sopa de fresas

Más ligera que la receta anterior, esta sopa de fresas también se consume fría y puede servirse como un singular aperitivo o como un postre delicioso.

  • Los ingredientes que se necesitan son los siguientes: fresas frescas, azúcar, agua, zumo de limón y unas hojitas de menta.
  • En primer lugar, hay que lavar y trocear 350 gramos de fresas. Se colocan en una cacerola y se añaden 400 ml de agua, 150 g de azúcar y 100 ml de zumo de limón. Se lleva la cacerola a fuego moderado, hasta que la mezcla comience a hervir. Se deja que se mantenga la ebullición durante cuatro minutos y se retira del fuego, hasta que baje a temperatura ambiente. Se pican unas hojas de menta, se esparcen con el líquido y se introduce todo el conjunto en el frigorífico durante tres o cuatro horas. Pasado ese tiempo, se cuela la sopa. Se reparten las fresas en copas o cuencos, se vierte encima el líquido y se decora con unas hojitas enteras de menta.
  • Las fresas aportan pocas calorías. Su componente más abundante, después del agua, son los hidratos de carbono (fructosa, glucosa y xilitol). Destaca su aporte de fibra. En lo que se refiere a otros nutrientes y compuestos orgánicos, las fresas son muy buena fuente de vitamina C y ácido cítrico, ácido salicílico (de acción antiinflamatoria y anticoagulante), ácido málico y oxálico y potasio.

3. Sopa de naranja (con zanahoria)

Esta es una receta que gusta mucho en México y que en su versión original incluye algún ingrediente difícil de encontrar en otros países, como la miel de agave. El agave es la planta con la que se elabora el tequila. A diferencia de las sopas anteriores, esta receta se sirve caliente, como primer plato.

  • Para prepararla se necesitan: naranjas para hacer zumo, zanahorias, cebolla, miel, caldo de pollo, agua y sal.
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    Imagen: CONSUMER EROSKI

    Se comienza cociendo una cebolla (pelada y cortada en rebanadas) y tres zanahorias (peladas y en trozos) en tres tazas de agua. Una vez que rompa el hervor, se baja el fuego y se continua con la cocción hasta que la zanahoria quede tierna. Se escurre el agua, para quedarse con las zanahorias y la cebolla que se trituran con ayuda de la batidora, mientras se van añadiendo dos tazas de zumo natural de naranja. Si las naranjas no están muy dulces, se agrega una cucharada de miel. Se vierten cuatro tazas de caldo de pollo en una cacerola, se añade la mezcla de naranja, zanahoria y cebolla y se pone una pizca de sal. Hay que remover bien, para que se mezcle el conjunto, y calentar a fuego medio hasta que hierva. Se sirve caliente.

  • De la composición de la naranja, destaca su escaso valor energético, gracias a su elevado contenido en agua y su riqueza de vitamina C, ácido fólico y minerales como potasio, magnesio y calcio. Este último apenas se absorbe por el organismo. Contiene cantidades apreciables de beta-caroteno, responsable de su color típico y conocido por sus propiedades antioxidantes, además de los ácidos málico, oxálico, tartárico y cítrico. Este último potencia la acción de la vitamina C.

4. Sopa de kiwi

Esta es la receta más sencilla de todas. Es una sopa dulce que se sirve fría y que, en general, se utiliza para elaborar un postre combinado, como un helado o sorbete de frutas.

  • Solo se necesitan dos o tres kiwis frescos, preparar un almíbar ligero y unas gotas de limón.
  • En primer lugar, se hierve agua y azúcar para hacer un almíbar ligero o de «hebra floja» (la proporción es de 300 gramos de azúcar por cada litro de agua). Para saber que la consistencia es la correcta, hay que mojar los dedos en el almíbar: al separarlos, se forma un hilillo que se rompe cuando tiene un centímetro de longitud. Se pelan los kiwis, se trocean y se vierten en este almíbar. Se tritura la mezcla, se añaden unas gotas de limón y, cuando esté a temperatura ambiente, se introduce en el frigorífico durante un par de horas por lo menos. La consistencia, el sabor y el color de esta sopa son perfectas para combinar con un sorbete de melocotón y frambuesa o un sorbete de fresas y servir como postre frutal.
  • El principal componente del kiwi es el agua. Es de moderado aporte calórico, por su cantidad de hidratos de carbono. Destaca su contenido en vitamina C, más del doble que una naranja, y vitaminas del grupo B, entre ellas el ácido fólico. Es rico en minerales como potasio, magnesio y fibra, soluble e insoluble, con un potente efecto laxante.
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