Prebióticos para perder peso

Mejoran el desequilibrio de la flora intestinal, por lo que pueden tratar el exceso de grasa y de peso
Por Maite Zudaire 22 de abril de 2010
Img ajo cebolla
Imagen: Rob Owen-Wahl

El mayor o menor rendimiento energético de los alimentos, es decir, las calorías totales que el organismo aprovecha, depende de la calidad de la microbiota o flora intestinal. Así lo revelan diversas investigaciones que advierten, además, de cómo el desequilibrio de ésta (disbiosis) afecta al metabolismo de los nutrientes en lo relativo a la gestión y el almacenamiento de la energía. Estos datos novedosos pueden acreditar la protección o predisposición a la obesidad de muchas personas afectadas por esta enfermedad crónica y significarían que la selección de alimentos es clave para mejorar el conjunto de bacterias que viven en el intestino. Los prebióticos como la inulina destacan entre las sustancias de los alimentos esenciales para este fin.

Gestión de la energía

Imagen: Rob Owen-Wahl

Distintos estudios, en su mayoría realizados con animales, han demostrado la relación estrecha entre el microbioma -conjunto de genes de los microbios que conviven con el ser humano- y los efectos sobre el metabolismo energético y, por ende, sobre una de las causas de la génesis de la obesidad. La mayor parte de los resultados coinciden en señalar que algunas mezclas de bacterias de la microbiota o flora intestinal pueden proteger o, por el contrario, predisponer a la obesidad. Estos vínculos han llevado a la opinión médica y científica a considerar el papel de prebióticos y probióticos, en la selección y cantidad adecuada para que resulten terapéuticos, como elementos clave para invertir la composición anómala de la flora intestinal en caso de desequilibrio y tratar, en cierta medida, la acumulación de grasa y de peso.

El intestino humano es un complejo ecosistema microbiano que contiene cerca de 100 trillones de microorganismos. Según las investigaciones, algunos de ellos son más eficientes en la extracción de la energía de los nutrientes ingeridos por los alimentos. Esto se traduce en un mayor metabolismo energético, que podría conducir a un mayor depósito de grasa y un riesgo aumentado de obesidad. Diversos ensayos clínicos en humanos, adultos y jóvenes han comprobado que las poblaciones de microbios en el intestino son diferentes entre personas obesas y delgadas.

En 2006, la revista «Nature» publicó un artículo dirigido por un equipo de expertos de la Washington University School of Medicine (St Louis, Estados Unidos), que asociaban la obesidad a un aumento en la concentración de bacterias del género «Firmicutes» y una reducción proporcional en la de «Bacteroidetes» -los dos grupos bacterianos más abundantes en el intestino humano-, al constatar diferencias sustanciales entre sujetos obesos y delgados. Es más, cuando los individuos obesos consumieron una dieta con alimentos seleccionados con cuidado, perdieron peso y, de forma paralela, su microflora se invirtió hacia un mayor equilibrio. Así lo comunican también especialistas de la Université catholique de Louvain (Bruselas, Bélgica) en un ensayo hecho público el pasado mes de diciembre en la revista médica especializada «Current opinión in pharmacology».

Menú rico en prebióticos

Los prebióticos naturales más conocidos son la inulina y la oligofructosa, ambos clasificados como fructo-oligosacáridos (FOS). La industria alimentaria y la farmacéutica, que lideran el ranking de oferta de complementos o métodos para perder peso, extraen estos hidratos de carbono de reserva de las plantas y los añaden a alimentos o los venden como prebióticos para complementar la dieta. En los envases se destacan sugerentes mensajes como «vientre plano», «mejora los trastornos digestivos y el exceso de gases» y similares. Pero no todos los productos son efectivos ni seguros.

Se puede aumentar de manera significativa el aporte diario de prebióticos si se plantean a diario recetas con hortalizas y frutas

Son numerosos los alimentos vegetales ricos en inulina que, según la temporada, se pueden escoger para configurar un menú rico en prebióticos. Este hidrato de carbono de reserva que se considera un tipo de fibra soluble, sobresale en la composición de verduras de invierno como el cardo y la achicoria; de primavera como la alcachofa, los espárragos y el rábano; de verano como los tomates, y otras disponibles todo el año en sus distintas variedades, como las cebollas y los ajos, frescos o en bulbo. También destacan los plátanos.

Pero el consumo de prebióticos a través de los alimentos es escaso, apenas unos 800 miligramos diarios frente a los 2-6 g recomendados, según estudios de hábitos de alimentación de la población general. Dado que la disbiosis intestinal se conoce como una causa de hinchazón abdominal, estreñimiento crónico y enfermedad inflamatoria intestinal, puede estar justificado recurrir a los alimentos enriquecidos en estos componentes o a los complementos dietéticos como método seguro para compensar la deficiencia.

Entre los alimentos enriquecidos destacan las galletas, zumos y otras bebidas, derivados lácteos o panes especiales tipo molde. De un modo natural y sencillo, se consigue un aumento significativo del aporte diario de prebióticos si se plantean a diario recetas con algunas de las hortalizas y frutas citadas.

Las siguientes aumentan los recursos culinarios, ya que destacan por ser muy sabrosas y diferentes a las tradicionales. Las cebollas se pueden rellenar de pescado o de carne, al igual que los espárragos, cuyo resultado es un plato jugoso y muy vistoso. La mayoría de las verduras se comen cocidas, si bien las hojas más tiernas de muchas se pueden agregar crudas en las ensaladas, como la de achicoria combinada con frutas y frutos secos, o la de cardo. Se pueden emplear como ingrediente de una pizza o de un original entrante de alcachofa con queso fresco.

PRODUCTOS INEFICACES E INSEGUROS

En la actualidad, la Organización Mundial de la Salud estima que 1.100 millones de personas tienen exceso de peso, de acuerdo a los últimos datos de la Asociación Internacional para el Estudio de la Obesidad. Ello supone enormes costos de salud, pero a su vez genera numerosos beneficios tras la venta de un sinfín de productos adelgazantes. El equipo de dietistas-nutricionistas de EROSKI CONSUMER, tras un exhaustivo estudio de los productos para perder peso más vendidos en farmacias, llegó a la conclusión de que la mayoría de ellos son ineficaces y, lo que es peor, inseguros.

Son múltiples las vías de actuación de los distintos complementos y métodos, en teoría, adelgazantes, igual que las causas del exceso de peso. Se ofertan productos saciantes o reductores del apetito, diuréticos, laxantes o que aumentan el gasto energético, entre un sinfín de propuestas, en su mayoría, sin más fundamento científico que la popularidad y la oportunidad de publicitarse por temporadas.

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