Hoodia gordonii, un complemento saciante que se utiliza para adelgazar

Aunque es una planta que se utiliza para adelgazar aún no se ha evaluado ni su seguridad, ni su eficacia, ni su posible toxicidad en humanos
Por Maite Zudaire 17 de agosto de 2011
Img hoodia gordonii
Imagen: Wikimedia

El deseo de adelgazar, ya sea por razones de salud o como mera cuestión estética con intención de perder unos pocos kilos que “afean la figura”, explica que sean miles los productos naturales elaborados a base de plantas que se utilizan de manera indiscriminada para prevenir el aumento de peso o con la finalidad de reducirlo. Hoodia gordonii es uno de ellos, aunque esta planta está prohibida en la Unión Europea y no puede comercializarse. Para ello, antes debe pasar los controles y evaluaciones que demuestren que es segura y eficaz.

En nuestro país, durante los meses de primavera y verano, farmacias, parafarmacias y tiendas de herbodietética colman sus escaparates de productos relacionados con la pérdida de peso a través del control del apetito, englobados por su «aparente» propiedad de inhibir el apetito. Entre otros componentes destacan el glucomanano, los fructooligosacáridos, el nopal o el fucus vesiculosus, y otras plantas novedosas como la Hoodia gordonii.

Esta es la última apuesta de las compañías farmacéuticas que, según acompaña la información en una de las marcas comerciales, «es la única de las 13 especies de Hoodia que existen que contiene el principio activo responsable de la acción reductora del apetito». El órgano consultor científico de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas insiste en que no se utilicen sus productos hasta que no haya más datos acerca de esta planta.

Esta advertencia se puede extrapolar a casi todos los supuestos complementos saciantes o supresores del apetito que se comercializan ya que, para la mayoría de ellos, no hay estudios con suficiente entidad científica en humanos que hayan evaluado su eficacia terapéutica y la seguridad de un consumo continuado.

Hoodia gordinii: de acción desconocida

En los últimos años se ha registrado un creciente interés sobre los complementos saciantes a base de Hoodia gordinii (Apocinaceae) que se refleja en el aumento de numerosos productos con diferentes presentaciones: cápsulas, píldoras… El saber empírico les atribuye la cualidad de reducir el apetito al tener referencias de haber sido utilizadas durante milenios por los San, más conocidos como bosquimanos, un pueblo indígena del sur de África de quienes se dice que consumían los tallos frescos y carnosos para mitigar el apetito durante sus largas expediciones sin apenas comida.

Este efecto de la supresión del apetito despertó el interés científico, y en los años 60 del siglo XX el Consejo de Investigación Científica e Industrial (CSIR) de Sudáfrica aisló y patentó el principio activo, el glucósido P57. En la década de los 90, la industria farmacéutica se hizo con los derechos de uso para la explotación del extracto de Hoodia como complemento supresor del apetito, un proyecto muy atractivo y lucrativo en el mercado occidental, donde la obesidad, la preocupación por la estética y los productos adelgazantes ocupan titulares a diario.

La industria farmacéutica pretende explotar una planta de la que no se ha evaluado ni su seguridad, ni su eficacia, ni su toxicidad en humanos

No obstante, los estudios que han demostrado su actividad saciante y coadyuvante en la pérdida de peso se han realizado en animales de experimentación y no en humanos a gran escala. Además no hay informes en la literatura científica respecto a efectos secundarios y posibles contraindicaciones de la ingestión continua o combinada con otros compuestos de Hoodia gordonii. Es por ello que se precisan más investigaciones que den a conocer con certeza y seguridad su mecanismo de acción en la inhibición del apetito y de la sed, y su supuesta relación con las hormonas insulina y la leptina que participan en el control neuroendocrino del apetito y la saciedad.

Mensajes indignantes sobre su eficacia

«Es un supresor natural del apetito, estimándose que es 100.000 veces más potente que la glucosa enviando señales al cerebro de que el cuerpo se encuentra en un estado de saciedad». Ninguna credibilidad puede dar este mensaje cuando otra página web informa de que «la molécula P57 contenida en el Hoodia es 10.000 veces más activa que la glucosa». Pero, ¿no era 100.000 veces más potente? Notable diferencia de acción para un mismo compuesto.

¿Quién puede justificar de manera científica estas afirmaciones? ¿En qué se sustenta si no se han realizado estudios en humanos a gran escala que diluciden el funcionamiento del principio activo en el organismo? Mensajes como estos colgados en la Red generan indignación en tanto que atentan contra la ignorancia de cientos de miles de personas, y contra la esperanza que tienen otros tantos millones de curarse de la obesidad, una enfermedad que cuesta asumir que es crónica y de difícil manejo y tratamiento.

La preocupación sobre la magnitud de su comercialización sin seguridad ni garantía para la salud del consumidor provoca la respuesta de Autoridades sanitarias y organizaciones de salud de distintos países. La Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria Nacional (ANVISA) de Brasil justifica la prohibición de la propaganda de los preparados a base de Hoodia gordinii desde febrero de 2007 debido a la ausencia de pruebas científicas de su eficacia y seguridad.

El Ministerio de Salud de EE.UU. afirma acerca que no existen evidencias fiables que apoyen el uso, no se han publicado estudios a gran escala en humanos, la seguridad de la Hoodia se desconoce y no se han estudiado sus riesgos potenciales, efectos secundarios e interacciones con fármacos u otros suplementos.

En España el posicionamiento por el momento lo marca la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (AEDN) a través de su órgano científico consultor, el GREP-AEDN, que propone que «no deberían utilizarse productos con extractos de Hoodia Gordonii hasta que no haya más datos acerca de su seguridad y eficacia».

Por el momento, no deja de ser más que un punto de alto interés para la industria farmacéutica cuyas pretensiones son explotar una planta de la que no se ha evaluado ni su seguridad, ni su eficacia, ni su toxicidad en humanos. Pero las compañías farmacéuticas que la comercializan obtienen dividendos millonarios, por lo que tienen altas expectativas de su comercialización en un mercado, el de la obesidad y los productos adelgazantes, un gran negocio, donde todo se vende y se compra, aunque pueda perjudicar la salud.

SOLO UNO VALE

En el análisis exhaustivo sobre productos para ayudar a perder peso de venta en farmacias, realizado por el equipo de dietitas-nutricionistas de EROSKI CONSUMER en 2008, se evaluaron los efectos saciantes de distintos complementos dietéticos. Algunos contenían compuestos catalogados como supresores del apetito como el glucomanano, el fucus vesiculosus, el nopal y los fructooligosacaridos.

De todos ellos, sólo uno, el glucomanano, resultó tener cierto rendimiento en la pérdida de peso al provocar saciedad y reducir el apetito. Este compuesto tiene un efecto de calmar el apetito al ser capaz de absorber agua y formar un gel espeso si se ingiere con abundante líquido. No obstante, no está exento de efectos secundarios y contraindicaciones, por lo que conviene tomarlo siempre con el asesoramiento de un experto.

Conviene subrayar que no se hallaron evidencias científicas que justificaran el uso ni los mensajes llamativos de la capacidad saciante o inhibidora del apetito ni para los fructooligosacaridos, ni para el fucus vesiculosus ni para el nopal. Aunque el consumo puede beneficiar a determinadas personas, su uso no se debe generalizar como complementos alimenticios inhibidores del apetito.

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