La pirámide de la dieta mediterránea se actualiza

La nueva versión de la guía alimentaria añade elementos culturales y referentes al estilo de vida
Por María Manera 10 de noviembre de 2011
Img piramide listado

En palabras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), “la famosa dieta basada en frutas y verduras frescas ha decaído y se encuentra en estado moribundo en su propia área”. Ante esta situación, más bien pesimista, se conoce la acertada iniciativa de la Fundación Dieta Mediterránea: la actualización de su principal guía alimentaria, con el fin de adaptarla al estilo de vida actual. La nueva pirámide de la Dieta Mediterránea se ha diseñado y consensuado por parte de numerosas entidades internacionales y expertos de disciplinas diversas (nutrición, antropología, agricultura, sociología) y está traducida a múltiples idiomas.

La nueva versión de la pirámide alimentaria incluye indicaciones de orden cultural, social y gastronómico, unidas de forma intrínseca al estilo de vida mediterráneo. Todo ello sin olvidar la misma lógica de funcionamiento de las tradicionales cuscús o arroz, sobre todo integrales.

  • Verduras y frutas frescas: cinco al día.
  • El agua como bebida habitual (las infusiones sin azúcar o los caldos bajos en grasa y sal pueden contribuir a la hidratación).
  • El aceite de oliva debe ser la principal grasa utilizada para cocinar y aliñar.
  • Un puñado de frutos secos (sin sal) y semillas pueden ser un excelente aperitivo.
  • Dos raciones diarias de productos lácteos bajos en grasa, como yogur o quesos bajos en grasas, pueden contribuir a una alimentación saludable.

    A la semana, pueden incluirse:

    • Legumbres, una excelente fuente de proteínas e hidratos de carbono, que debería consumirse un mínimo de dos veces por semana.
    • Alternar entre pescado (dos raciones), carne magra (dos raciones) y huevo (de dos a cuatro raciones).
    • Con menor frecuencia, pueden ingerirse la carne roja y la procesada.

    En la recomendación de «solo de manera ocasional y con moderación» destacan el azúcar, los caramelos, los pasteles, la bollería, los zumos de fruta y las bebidas azucaradas, los helados, las patatas chip, la mantequilla y margarinas, entre otros.

    Estilo de vida en la alimentación mediterránea

    El estilo de vida también se incluye en el concepto global de alimentación mediterránea. Las recomendaciones de aspectos cualitativos empiezan con un elemento que no se puede obviar: actividad física diaria. Esta práctica, típica de la cultura mediterránea y posible gracias a su clima, se traduce en largos paseos, el cuidado de la huerta y el jardín y los eternos ratos de juego activo al aire libre, entre otros.

    Otro rasgo característico de los países de la cuenca mediterránea es la siesta, que queda reflejada en la pirámide de la dieta mediterránea con la recomendación de «descanso adecuado». También se podrían incluir como tal las tranquilas conversaciones entre vecinos y amigos. En relación a este reposo en compañía, figura un tercer elemento que rodea a la guía mediterránea: la convivencia, en especial la relacionada con la alimentación (la sobremesa o la celebración de festividades alrededor de las comidas, entre otras).

    Elementos medioambientales

    En un entorno agrícola tan rico y diverso como el mediterráneo, y en la era en la que los alimentos ecológicos, de producción local o con denominación de origen, toman protagonismo, la propuesta de la Fundación Dieta Mediterránea no podía olvidar hacer referencia a la importancia de consumir alimentos de temporada, frescos y mínimamente procesados. Estos han de ser de producción local y respetuosa con el medio ambiente, que haga énfasis en los productos tradicionales y respete así la biodiversidad agrícola y cultural.

    DIETA MEDITERRÁNEA: TAN CONOCIDA COMO IGNORADA

    La alimentación mediterránea es uno de los patrones dietéticos más saludables del mundo. Múltiples estudios demuestran sus beneficios en el ámbito de la prevención de enfermedades cardiovasculares, diabetes y síndrome metabólico, entre otros. Tal y como afirma el catedrático de Nutrición Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, lo cual puede ser una buena manera de contribuir a su promoción. A pesar de que la población ha oído múltiples veces el concepto “dieta mediterránea” y lo asocia con salud, los estudios indican que en las últimas décadas ha disminuido la adherencia a este patrón alimentario y, destaca la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), “la famosa dieta basada en frutas y verduras frescas ha decaído y se encuentra en estado moribundo en su propia área”.

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