Bebés en la playa: cuidado con el sol y las cremas de protección

Antes de los seis meses, los especialistas aconsejan no exponer al bebé a la luz directa del sol ni utilizar cremas de protección solar
Por Montse Arboix 19 de junio de 2012
Img playa bebe
Imagen: a.tobias

La playa es uno de los destinos turísticos más habituales en verano. Pero aun tomando las debidas precauciones, el binomio de sol y mar no beneficia a todos. Los bebés, sobre todo los menores de seis meses, no deberían exponerse a la luz del sol directa; más aún si se tiene en cuenta que las principales sociedades científicas recomiendan no aplicar cremas de protección solar sobre su delicada piel. A continuación, se explica el porqué y qué hacer al respecto.

Las radiaciones solares, además de provocar quemaduras, envejecimiento de la piel y desarrollo de cataratas, son las causantes de producir efectos cancerígenos en la piel. Los más vulnerables a estas consecuencias son los bebés y niños, por su mayor sensibilidad a los rayos ultravioleta (UV). También hay que tener en cuenta el efecto acumulativo: la piel tiene memoria y conserva el recuerdo de todo daño sufrido.

Las quemaduras en la infancia aportan un riesgo añadido de padecer cáncer de piel en la adultez. Por este motivo, los especialistas no se cansan de recordar las medidas de prevención, debido a que los bebés tienen la piel excesivamente sensible: mucho más delgada y con poca capacidad de generar melanina, lo que les convierte en más susceptibles de sufrir las radiaciones solares.

Además, cada vez hay más evidencias científicas que apoyan la tesis de que la exposición a los rayos del sol en la primera infancia podría estar tras los tumores de piel (melanomas) que se manifiestan muchos años más tarde.

Bebés: limitar el uso de protección solar

Parece que hoy en día ya nadie pone en duda la necesidad imperiosa de protegerse de los rayos del sol con cremas de protección. Sin embargo, en los menores de seis meses no es aconsejable aplicar protección solar. Desde la Asociación Americana de Pediatría, señalan que, solo si fuese necesario (cuando la ropa de protección y la sombra no están disponibles, o no lo suficiente), se empleen cremas solares «específicas para bebés» en zonas muy concretas del cuerpo, como cara y dorso de las manos. Pero, ¿por qué no se debe usar cremas de protección solar en los bebés? Los expertos esgrimen la susceptibilidad de la delicada piel de los bebés a los agentes químicos que contienen las cremas solares. Y cuanto menos se apliquen sustancias químicas en su piel, mejor. En caso de tener que utilizarlas, se recomiendan aquellas que contengan óxido de zinc o dióxido de titanio, considerados menos irritantes y que ofrecen un filtro de protección más grueso. Aún así, insisten en usarlo de forma mesurada.

Además, los bebés hasta un año de edad son proclives a desarrollar una erupción denominada sudamina; esta reacción es provocada por la obstrucción de las glándulas sudoríparas y se manifiesta en forma de pequeños granitos blancos o rojizos: concentrados en la cara, el cuello, el pecho y la espalda. Esta erupción aparece sobre todo en la época de más calor. Para evitarla, o minimizarla, hay que intentar que el pequeño no sude en exceso y no aplicar cremas densas, como los fotoprotectores, ya que podrían obstruir todavía más los poros.

Cuando el bebé ya ha cumplido el medio año se pueden utilizar cremas solares, aunque con mucho cuidado, alrededor de sus ojos. Si el pequeño se los frota, hay que limpiar la zona con agua. Con todo, si el niño desarrolla algún tipo de erupción cutánea con el uso de estas cremas, hay que informar a su pediatra.

Cuatro consejos básicos para proteger al bebé del sol
  • Mantener a los bebés fuera de la luz directa. Buscar la sombra tupida de un árbol, sombrilla o toldo. No obstante, se ha de evitar exponerles a un calor excesivo, ya que toleran peor los cambios de temperatura.
  • Vestir a los pequeños con ropa fresca que cubra su cuerpo y utilizar sombreros o gorras con visera grande. Utilizar ropa con tejidos que impidan el paso de los rayos solares.
  • Limitar la exposición solar: salir a la calle durante las primeras horas del día o al caer la tarde.
  • Predicar con el ejemplo: toda la familia debería seguir las mismas recomendaciones con respecto al uso de las cremas protectoras (con un factor de protección superior a 30) y utilizar gafas de sol. Según el Colegio Oficial de Ópticos Optometristas de Cataluña, solo el 2% de los niños utiliza gafas de sol. Los ojos no completan su total desarrollo hasta los 25 años y son 20 veces más sensibles que la piel a los efectos nocivos del sol, por lo que hay que protegerlos sobre todo en verano, cuando los rayos ultravioletas son más intensos.
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