Ocho mitos y verdades de los dientes de leche

Circulan muchas ideas falsas sobre los dientes temporales de los niños, como que no sufren riesgo de caries o que su aparición genera fiebre y diarrea. ¿Qué hay que saber para garantizar el bienestar y la salud de los pequeños?
Por Cristian Vázquez 28 de octubre de 2011
Img nina dientes

Muchos asuntos relacionados con el embarazo y los primeros años de vida de los niños están desde siempre rodeados de versiones, cuentos de abuela, medicina casera y otras creencias, pero el de la aparición y el cuidado de los dientes de leche es uno de los que más “sabiduría popular” acumula. Ahora bien, ¿qué es verdad y qué no lo es de todo lo que se dice al respecto? A continuación, algunos detalles que hay que conocer sobre la aparición y el cuidado de los dientes en los bebés y los niños.

1. ¿Cuándo «nacen» los dientes de leche?

La aparición de los dientes de leche comienza entre los 6 y 8 meses de vida del bebé, pero su formación se inicia en la sexta semana del embarazo. Por esto, además de por tantos otros motivos, es fundamental la alimentación de la madre durante la gestación. Incluso los dientes permanentes comienzan su constitución antes del parto.

Primera creencia falsa derribada: el embarazo no reduce el calcio de los dientes de la madre ni los deja más frágiles. Suele decirse que el bebé «saca» de allí ese nutriente para la formación de sus propios dientes. No es así: todo el calcio que él necesita lo obtiene de la alimentación de la madre.

2. ¿Cuáles son las consecuencias de la dentición?

El proceso de la dentición suele exenderse hasta los 20 o incluso 30 meses de vida; es decir, puede durar dos años o más. Pero esto es muy variable y hay excepciones. No es cierto que los niños a los que los dientes les tardan un poco más en salir sufran una carencia de calcio, aunque si la demora se hace excesiva -si el niño se aproxima al año de vida y los dientes no aparecen- hay que consultar con el médico, ya que puede deberse a causas como raquitismo o alteraciones nutricionales. Sí es verdad, en cambio, que hay bebés que en el primer mes de vida o incluso al nacer ya tienen un dientecito asomando en sus encías.

3. ¿Qué signos evidencian que el bebé está en su proceso de dentición?

Se nota sobre todo en las encías: se le inflaman y se ponen más sensibles e irritables, e incluso pueden aparecer algunos pequeños hematomas. El niño también babea más -lo cual puede ocasionarle irritaciones en la barbilla- y empieza a rechazar el alimento (aunque no porque pierda apetito).

4. ¿Al bebé le molesta la aparición de los dientes?

Sí. Cada pieza presiona desde dentro y atraviesa el tejido que está en las encías, llamado membrana periodontal, y eso genera malestar y dolor. El sueño del bebé puede verse alterado por esta causa. Para aliviarlo, el pequeño tiende a llevarse cualquier objeto o sus dedos a la boca; lo ideal es darle algún elemento frío y duro que pueda morder, como unos «mordedores refrigerantes» que se venden en tiendas de artículos para bebés y son especiales para este momento.

También se le pueden dar suaves masajes en las encías. Si el malestar es muy intenso, es posible que el odontopediatra recete algún analgésico adecuado a su edad. Esto es lo que origina que a veces los niños rechacen el alimento: no es que no tengan hambre, sino que el malestar que siente, o el dolor que le generan la succión o el roce de la cuchara, le hacen comer un poco peor.

5. ¿Es verdad que la aparición de los dientes genera resfriados, diarreas y otros problemas digestivos o infecciones?

No. Lo que suele ocurrir es que, como el niño se lleva a la boca todo lo que encuentra en busca de aliviar sus molestias, más gérmenes llegan a su sistema digestivo. Y también que, a medida que crece, nuevos alimentos aparecen en su dieta, y esos cambios pueden ocasionar reacciones diversas.

6. ¿Puede generar fiebre?

Tampoco. Aunque no hay todavía una postura unánime al respecto, la mayoría de los especialistas coincide en que la dentición no ocasiona fiebre, sino que, en todo caso, si el niño tiene temperatura alta se debe a cualquier otro problema en su organismo. Lo que se debe hacer, entonces, es llevarlo al pediatra para que este dé con la causa y pueda tratarla.

7. ¿Y si algún diente no aparece?

Es poco frecuente, pero a veces alguna pieza dental no se forma por razones congénitas (este problema lleva el nombre de agenesia dental). El especialista informará cómo conviene actuar en cada caso.

8. ¿Es necesario lavar los dientes de leche?

Algunas de las creencias erróneas más comunes, y de peores consecuencias, se relacionan con la higiene dental: que los dientes de leche no pueden tener caries, que si tienen caries no importa porque se caerán y después vendrán los definitivos…

La caries puede llegar incluso con el primer diente. Y cuidar la salud es fundamental por varios motivos: esta erosión bacteriana puede producir mucho dolor y afectar la masticación (y, por ende, la alimentación), el sueño, la manera de hablar y jugar del niño, su autoestima y cómo llegue preparado a la escuela; además, si se produce una infección, se puede transmitir a los dientes definitivos que están debajo.

Dos de cada diez niños tienen caries sin tratar

Según la Sociedad Española de Odontopediatría, la caries dental es la enfermedad infecciosa más común de la infancia: casi un 20% de los niños de entre 2 y 4 años tiene al menos una caries que no ha sido tratada por un especialista. Por eso, esta institución pone énfasis en algunas medidas de higiene para cuidar la dentadura:

  • Limpiar los dientes del bebé desde que empiezan a salir. Se debe hacer al menos dos veces al día, sobre todo después de darle de comer, con un paño o gasa suave humedecida o con un cepillo dental para bebés. A partir de los 2 años ya se recomienda el uso de dentífrico, pero que la limpieza la haga un adulto hasta que el pequeño tenga 4 o 5 años y sepa hacerlo solo.
  • Nunca dejarle el biberón al acostarlo, salvo que sea solo con agua, y procurar que a partir del año de edad se acostumbre a beber en vaso o taza. Evitar los azúcares: no darle refrescos, y los zumos mucho mejor si son naturales. Y nunca poner miel u otro líquido dulce en el chupete o el biberón.
  • Llevar al niño al dentista. Los especialistas recomiendan que la primera visita sea antes de que cumpla un año, y que luego se dé con la misma frecuencia que sugieren para los adultos: cada seis meses.
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