Niños desobedientes, seis trucos para corregirles

Las pautas más eficaces para corregir a un niño desobediente son las que estimulan la motivación del pequeño con el refuerzo de sus aspectos positivos
Por Marta Vázquez-Reina 16 de enero de 2013
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El 15% de los niños presenta problemas de desobediencia graves, según la Asociación Española de Pediatría y Atención Primaria. Esta conducta perjudica el desarrollo del menor y también provoca desajustes en el entorno familiar. El siguiente artículo explica cómo identificar los problemas de desobediencia, que aparecen a partir de los dos o tres años de edad, y ofrece consejos y pautas para corregir esta actitud en los pequeños.

«No hace caso a nada y protesta por todo» o «es un desobediente» son algunas de las quejas que esgrimen los padres ante el comportamiento de sus hijos. Muchos desconocen que esa actitud, si es persistente, tiene nombre y apellido.

Se denomina trastorno negativista desafiante y, según la Sociedad Española de Pediatría y Atención Primaria afecta al 15% de los niños españoles antes de los 16 años.

Los niños desobedientes dificultan su educación en casa y en el colegio

Esta conducta «dificulta la educación por parte de los padres y profesores», señala la psiquiatra María Jesús Mardomingo. Pero luchar contra la desobediencia y conseguir un cambio de actitud es posible. Para ello «es necesario una implicación absoluta de los padres», explica esta experta. Por eso, a continuación se dan cinco pautas y consejos para lograrlo.

1. Identificar al niño desobediente

La desobediencia aparece a partir de los dos o tres años de edad
Identificar a un niño desobediente y saber cuándo, además, esta actitud puede suponer un problema a la larga es el primer paso para corregir a un pequeño que no obedece.

Pero, ¿cómo saber si un niño muestra una actitud de desobediencia excesiva? Los especialistas apuntan que a partir de los dos o tres años se pueden identificar las primeras conductas, que además son mucho más frecuentes (casi el doble) en los niños que en las niñas, según las conclusiones del último Congreso Nacional de la Sociedad Española de Pediatría, celebrado en Sevilla en octubre.

El patrón es una continua desobediencia y hostilidad hacia las figuras de autoridad. Un comportamiento que ocasiona importantes problemas en la convivencia familiar.

2. Motivar al niño desobediente

Mardomingo señala que las terapias más eficaces para corregir a un niño desobediente son las que están orientadas a estimular la motivación del niño, con el refuerzo de sus aspectos positivos y el castigo o ignorancia de los negativos.

Para modificar la conducta desobediente de los hijos, los especialistas recomiendan mostrar una actitud colaborativa: dejar que el niño se exprese y escuchar sus preocupaciones, pero también explicarle con calma los problemas que provoca con su actitud. Lo idóneo sería alcanzar entre ambas partes una solución. Es decir, pactar con el niño.

3. No perder los nervios ante el desafío del niño

No obstante, ante el desafío del pequeño es primordial no perder nervios, aunque sea difícil. Hay que intentar controlar el enfado al máximo.

Una buena técnica es colocarse a la altura del niño, para que haya un contacto visual directo. Este es uno de los consejos importantes para aprender a hablar con el niño. Desde esa posición hay que decirle, en tono firme, que no es aceptable su comportamiento.

4. Las rutinas ayudan al pequeño a obedecer

Mantener un horario y un ritmo de vida estable es esencial para corregir a un niño desobediente. Si el niño se acuesta tarde y come a cualquier hora, en definitiva, lleva una vida caótica y será incapaz de guiarse por normas o límites cuando existan.

Por el contrario, un horario definido para cada actividad, las horas necesarias de descanso y el orden y equilibrio alrededor fomentan una actitud más colaborativa y asertiva por parte del pequeño.

5. Poner normas y límites frena la desobediencia

Las normas y los límites son fundamentales para establecer las barreras entre lo que se debe y no se debe hacer. Tienen que ser claras y razonables. También deben estar adaptadas a la edad de cada niño. No se debe exigir nunca más de lo que el pequeño pueda conseguir y es aconsejable explicarle siempre el porqué de cada norma y en qué le beneficia.

En este sentido, es importante aprender a dar órdenes. «Ve a tu cuarto, deja la cartera, lávate las manos y siéntate a comer». Un niño de corta edad es muy probable que no sea capaz de cumplir las cuatro órdenes anteriores a la vez. Los padres deben saber adaptar sus peticiones al ritmo del pequeño y asegurarse de que las cumple antes de dar la siguiente.

6. Premiar los buenos comportamientos

El refuerzo positivo es fundamental para que el pequeño repita las actitudes deseables. Esto no significa que haya que regalarle algo cada vez que se porte bien. Sí es posible, sin embargo, recompensarle con palabras de agradecimiento y satisfacción y un buen abrazo.

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