Consejos para detectar la carcoma a tiempo

El proceso de desarrollo de la carcoma dura unos tres años, pero el primer síntoma es la presencia de unos pequeños agujeros y serrín a su alrededor
Por A. García 2 de septiembre de 2003

La carcoma es uno de los principales enemigos de la madera. Cualquier mueble o estructura puede echarse a perder por su acción. Las maderas más resistentes a sus efectos son la acacia, el enebro o la caoba, mientras que el haya, el arce y el castaño son más vulnerables a su ataque. La principal característica de esta plaga es la aparición de unos pequeños agujeros en la madera, que no se detectan hasta que la carcoma sale a la superficie. En los procesos avanzados, estos agujeros llegan a tener un diámetro de hasta 10 milímetros, ya que crecen a la vez que lo hacen las larvas. Los más pequeños oscilan entre 1,5 y 3 milímetros.

Los muebles viejos o con grietas, la humedad y una temperatura media de 22 grados favorecen el desarrollo de la carcoma

En general, se denomina carcoma a aquellos insectos coleópteros cuyas larvas son capaces de roer la madera. El ruido que producen al masticar apenas es perceptible, pero hay una señal inequívoca que delata su presencia: el polvo que generan alrededor de los agujeros que roen. Ésta es la primera señal de alarma.

Una hembra adulta es capaz de depositar hasta 80 huevos en grietas, fisuras y uniones. De estos huevos nacen a su vez más larvas que, en lugar de utilizar los «túneles» realizados por las hembras, excavan unos nuevos siguiendo el curso de las fibras blandas. El proceso de desarrollo de la carcoma dura unos tres años, lo que da idea de los graves problemas que pueden causar.

Los muebles viejos o con grietas favorecen la presencia de carcoma, puesto que las larvas aprovechan estas rendijas para penetrar en la madera y sólo hacen agujeros (la señal más visible) para salir. Además, la humedad y una temperatura entre 20 y 24 grados crean también unas condiciones óptimas que favorece su desarrollo, por lo que la primavera es la estación más favorable para la aparición de carcoma.

Tratamientos

La madera preferida de la carcoma es la madera seca, ya que facilita la excavación frente a las maderas duras, las jóvenes o las más antiguas. Lo primero que hay que hacer si se detecta serrín cerca de los muebles es comprobar si hay agujeros y observar su interior para saber si la carcoma los ha abandonado o sigue activa. Las galerías más recientes están limpias y pulidas, mientras que el interior de las viejas es oscuro, contiene polvillo y los bordes están deteriorados y astillados.

Cuando el proceso está en sus inicios, es suficiente con inyectar líquido anticarcoma en cada uno de los agujeros

Existen varios tratamientos para acabar con la carcoma, según el grado de afectación de la madera. Cuando el proceso está en sus inicios, es suficiente con inyectar líquido anticarcoma en cada uno de los agujeros del mueble y luego cerrarlos con una masilla especial. De esta forma, la solución empleada penetrará más profundamente e impregnará las fibras más internas. Un método alternativo es usar un spray anticarcoma. Si por el contrario la carcoma ha invadido prácticamente todo el mueble, será necesario empaparlo por completo con el mismo líquido y envolverlo con un plástico durante varios días hasta que se seque y se pueda volver a pintar o barnizar.

Cuando la madera está barnizada resulta más difícil que la carcoma la ataque. Este material suele ser tóxico. Por ello, hay que cuidar los muebles y restaurarlos ante los primeros síntomas de deterioro. Hay barnices especiales que crean una capa alrededor del mueble y le protegen de la acción de la carcoma.

Otra plaga peligrosa: las termitas

Otra de las plagas que causa daños en la madera es la plaga de termitas. A diferencia de la carcoma, ésta no siempre deja agujeros que delaten su presencia. “Las más peligrosas son las termitas subterráneas, presentes en toda la península ibérica y que pueden llegar a provocar graves daños en relativamente poco tiempo”, explica David Mora, director técnico de Aplytec Medio Ambiente, empresa asociada a ANECPLA (Asociación Nacional de Control de Plagas de España), y autor del libro “Termitas Subterráneas, biología y control”.

La termita es más difícil de detectar que la carcoma porque no siempre deja agujeros que delaten su presencia

La carcoma deja un rastro de serrín que permite su detección, pero sólo la termita que ataca a la madera seca hace también unos pequeños agujeros por los que expulsa sus excrementos. Esta característica hace que la termita sea más difícil de detectar que la carcoma o, al menos, que su detección sea más tardía. Un truco para averiguar si hay termitas consiste en golpear el mueble, el marco de la ventana, el suelo o cualquier estructura de madera. Si se rompen y se observa un hueco, es muy posible que haya termitas. “Los hongos xilófagos también pueden llegar a producir graves daños en las propiedades mecánicas de la madera”, añade Mora.

Como en el caso de la carcoma, la humedad favorece la presencia y desarrollo de la termita, por lo que si no trata la madera a tiempo y de manera adecuada la plaga perdura durante mucho tiempo. Las termitas son insectos que viven en colonias con una gran capacidad de reproducción y una actuación rápida, por lo que su detección precoz es imprescindible. Por el contrario, si se trata la plaga, las carcomas pueden ser eliminadas en un máximo de 18 días, mientras que las termitas subterráneas precisan entre 6 y 9 meses para su total erradicación.

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