Alisar el gotelé con masilla

Este material permite preparar las paredes para ser pintadas y reduce el tiempo de trabajo con respecto a los medios mecánicos
Por EROSKI Consumer 29 de junio de 2006

Las nuevas tendencias en decoración apuestan por paredes lisas. Ya sea pintadas o empapeladas, lo que está claro es que el gotelé cada vez está menos de moda. Quienes se decidan a eliminarlo, deben saber que existen varias maneras para ello: con medios mecánicos, con una espátula o con masilla. Esta última opción es seguramente la más rápida, pero requiere una buena dosis de maña y paciencia para que las paredes queden lisas y perfectamente preparadas para pintar de nuevo sobre ellas.

Las masillas preparadas para eliminar el gotelé son productos muy útiles para alisar las paredes. A pesar de que la pintura al grano permite ocultar posibles imperfecciones, las nuevas tendencias decorativas apuestan por tabiques muy rectos, «sin tropiezos». Por esta razón, eliminar el gotelé es una obra cada vez más frecuente para la que existen varias alternativas.

En el caso de las pastas alisadoras, su principal virtud es que resultan muy prácticas para facilitar esta tarea. Se venden en polvo y, al cubrir la superficie rugosa, se funden con ésta hasta crear una capa lisa. Hay que seguir las instrucciones del fabricante respecto a la cantidad de agua con la que debe hacerse la mezcla, ya que se podría disminuir la capacidad de dureza y adherencia del producto.

La pasta se vende en polvo que, al cubrir la superficie rugosa, se funde con ésta hasta crear una capa lisa

En cuanto a su uso, por lo general se pueden emplear tanto en superficies de cemento, ladrillo y yeso, como en aquellas con pintura plástica. Previamente, se debe preparar la pared para que quede libre de polvo u otras masas aplicadas con anterioridad y que, debido al paso del tiempo, se han deteriorado. Puede ser necesario lijar para eliminar estos restos.

Técnica de alisado

El tamaño del grano del gotelé determina el grosor de la capa de masilla alisadora que se debe aplicar. Cuanto mayor sea el grano, mayor será la capa. El objetivo es tapar todos los huecos y que el grano no se note. En esta tarea, se pueden emplear una espátula o una llana. Dos utensilios para extender la pasta.

Lo ideal es que las capas de masilla no sean demasiado gruesas, sino lo suficiente para cubrir la superficie rugosa

Lo ideal es que las capas de masilla no sean demasiado gruesas, sino lo suficiente para poder cubrir la superficie rugosa. Una vez que la pasta esté seca, se lija toda la superficie para conseguir un acabado uniforme. Hay productos especiales para acabados, que dejan la pared lista para ser pintada de nuevo.

Es preferible que la primera capa para alisar se realice de abajo hacia arriba. Para la segunda se mueve la llana en horizontal, de un lado a otro. El lijado sirve para eliminar cualquier imperfección de la pared y que quede totalmente lisa.

Cuándo se emplea la espátula

Algunas superficies no admiten el alisado con masilla, sino que es necesario emplear otras técnicas. Éste es el caso de las paredes con pintura al temple, que se mezcla con agua y se adhiere mejor sobre paredes de yeso. Las superficies pintadas con este producto requieren la eliminación del gotelé con espátula.

  • El primer paso es aplicar agua sobre la superficie para que la pintura se ablande y sea más sencillo retirarla.
  • Posteriormente, se rasca suavemente con una espátula ancha y se limpia el polvo que quede sobre la pared.
  • Los huecos o imperfecciones que aparezcan como consecuencia de esta técnica, se rellenan con yeso.
  • El último paso es lijar la superficie para que quede completamente lisa y esté lista para pintar.
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