La paga mensual a los hijos ¿funciona?

Un 37% de los niños y adolescentes españoles recibe una asignación monetaria para sus propios gastos que oscila entre unos tres euros para los más pequeños y los 20 euros para más mayores
Por Roly Villani, C. del Río 9 de abril de 2007

Un juez español ha rechazado recientemente la petición de un joven de 22 años para que sus padres le aumentaran la paga mensual de 150 euros, bastante superior a la media. Este conflicto abrió el debate sobre este sistema de administración. ¿Cuánto dinero es suficiente? Para los más pequeños, la “paga” media ronda los tres euros, mientras que los adolescentes reciben unos 20 euros para sus gastos propios, según la Asociación Mundial de Educadores. Las asignaciones de dinero -que pueden ser semanales o mensuales-, varían según el país. Mientras aquí un 37% de niños disfruta de este metálico extra, en el resto de Europa la media es del 44%. También se aprecia una diferencia en cuanto a la cantidad mínima: 3 euros para los españoles frente a los 3,60 euros que recibe el resto de europeos. Los niños portugueses y franceses encabezan el ranking, con 5,40 euros de paga semanal.

Capacidad de administrar su propio dinero

Capacidad de administrar su propio dinero

En España, puntualmente, se percibe una variación añadida según el género, de acuerdo con una encuesta realizada por la compañía Duracell a padres y niños. En porcentajes, las niñas son las más beneficiadas: un 43% de ellas disfrutan de la “paga”, mientras que sólo un 33% de los niños la recibe.

A partir de los siete años los niños ya aprenden en el colegio a sumar y a restar, de manera que se hallan en condiciones de manejar dinero para sus pequeños gastos semanales, aunque es posible que desconozcan los conceptos de ‘caro’ y ‘barato’. Otras nociones relevantes, que se incorporan a partir de los diez años, son las de ‘deseable’ o ‘necesario’.

No obstante, es partir de los 13 años cuando la “paga” adquiere la categoría de “herramienta pedagógica”. Tanto si el niño ya venía recibiéndola como si comenzara a hacerlo en su adolescencia, es oportuno que los padres tomen este momento de inflexión en la vida de los hijos para plantear verbalmente algunas cuestiones que ayudarán a entender cuestiones básicas sobre la gestión del dinero.

Valores a tener en cuenta

En primer término, un consejo habitual para los padres que optan por este sistema es tener en claro que se trata de un acto voluntario, al margen de la obligación que tienen de proporcionarles a sus hijos casa y comida y se recomienda que, previamente, reflexionen sobre los valores que quieren transmitir y fomentar en sus hijos en relación con el dinero. Algunas preguntas que deberían hacerse antes de tomar la decisión son las siguentes:

  • ¿Deseo que mi hijo ahorre una parte de esa paga? o ¿es mejor que la gaste toda en lo que desee mientras no me genere nuevos gastos extras antes de fin de mes?
  • ¿Qué pasará con el acto de compartir? Nadie mejor que los padres conoce la personalidad de sus hijos. Si la paga es muy alta, ¿será capaz de invitar a sus amigos o se volverá cada vez más egoísta?

Es probable que estas preguntas no tengan respuestas concretas en uno u otro sentido. Son, en todo caso, cuestiones importantes para analizar en el momento de proponer este sistema a los hijos. A esto se suma una tercera reflexión fundamental:

  • En el momento en que se establece la paga periódica, ésta se transforma, a su vez, en un derecho. ¿O creo en la paga como un sistema de premios y castigos? En ese caso, si el dinero se convierte en una herramienta supeditada a lo bien o mal que hacen sus deberes, no se fomentará de manera efectiva su educación sobre la gestión de su propia economía.

¿Cuánto es una cifra razonable?

Comparando diversos estudios se advierte de que la “paga” en España se ha ido reduciendo. Actualmente el promedio máximo es de 20 euros para los mayores, cuando hace tres años era de unos 27 euros, según un estudio realizado por la consultora IPSOS para Sofinco, entidad financiera francesa especializada en créditos al consumo. Sin embargo, éstos son sólo valores de referencia.

Para que este sistema sea efectivo, aunque no siempre resulte fácil, se sugiere elaborar junto a los niños o adolescentes una lista de sus gastos habituales. En su libro ‘Padre Rico, Padre Pobre para Jóvenes’, el millonario inversor Robert Kiyosaki propone, incluso, que se les explique la relación entre ingresos, gastos, pasivos y activos en un diagrama simplificado de un estado financiero.

En algunos casos, este consejo puede sonar un poco sofisticado. No obstante, la lista de gastos habituales es una tarea que los padres y madres suelen realizar con frecuencia, aunque sea mentalmente. Este puede ser un buen punto de partida para establecer la cantidad que recibirán en concepto de paga mensual. Consensuar las necesidades y gustos de los menores les servirá también para hacerse una idea de lo que gasta (y lo que podrá gastar), y constituirá un paso importante para que tomen conciencia del valor de las cosas.

Más allá del poder adquisitivo de cada familia, se recomienda que la paga no sea demasiado elevada, por aquello de que la economía “es el arte de administrar bienes escasos”. Sin embargo y paradójicamente, en España son las familias menos adineradas las que mayores asignaciones dan a sus hijos.

En qué invierten el dinero

Según un estudio de la empresa Marketing Kid, las chicas son las que más dinero administran, dentro de las pequeñas sumas que obtienen a la semana. Pero a la hora de ahorrar, la diferencia recae en el género: de acuerdo con el Foro Infantil y Adolescente, son los más pequeños quienes acostumbran a ahorrar (un 31%) para satisfacer sus caprichos, en comparación con los adolescentes que resultan menos previsores y observan cómo el dinero se les ‘vuela’ literalmente de las manos. Sin embargo, los más pequeños, de entre 5 y 10 años invierten este dinero en “chucherías” o en algún juguete en particular, usualmente de bajo coste.

La Asociación Mundial de Educadores afirma que hay intereses distintos definidos entre los chicos y las chicas pero que, a estas edades tan tempranas, sus inclinaciones suelen pasan por la adquisición de juguetes, aunque la diferencia radica en el estilo del producto. En efecto, las consolas y los videojuegos son más demandados, con diferencia, por los niños.

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