Custodia compartida, ¿es la mejor opción?

La custodia compartida beneficia a padres e hijos y es la mejor opción para unos y otros, salvo en casos extremos de violencia doméstica o graves conflictos familiares
Por Blanca Álvarez Barco 21 de agosto de 2018

¿Custodia compartida? Sí, gracias. Así responden padres, psicólogos y abogados, quienes aseguran que los beneficios de esta opción son innegables para los niños y sus progenitores. Eso sí, debe hacerse con garantías: tener en cuenta el ambiente familiar, las necesidades específicas de cada familia y el bienestar de los menores. Esta solución, como se ve a continuación, está plenamente normalizada en la sociedad. Aun así, debería contar, según los expertos, con más apoyo de la Administración y entes privados, que tendrían que tomar medidas para facilitar que se haga efectiva. En este artículo se explica cómo se decide, ejecuta y los problemas cotidianos que entraña la aplicación de la custodia compartida de los hijos.

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¿Es la custodia compartida lo mejor para padres e hijos?

La película francesa ‘Custodia Compartida’, galardonada con el León de Plata en el Festival Internacional de Cine de Venecia y estrenada el pasado abril, pone sobre la mesa si esta es siempre la mejor solución tras la separación o el divorcio de una pareja con hijos. Salvo en situaciones extremas como la narrada en el largometraje (un caso de violencia doméstica), para abogados, padres y psicólogos la compartida es la mejor opción de custodia.

Desde el bufete Debelare Abogados Madrid estiman incluso que «debe ser la solución por la que se opte por defecto». Opinión que comparte Juan Carlos Presa, presidente de la asociación Pro Derechos del Niño SOS PAPÁ, al señalar que es «un derecho de los niños y también de los padres».

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Tender hacia la custodia compartida es esencial también para «lograr que la ruptura de la pareja no acarree la ruptura de la familia», explica Marta Jaramillo, de Atalanta Psicología. El menor sigue teniendo la referencia de los dos progenitores, se enriquece de ambos en los planos emocional, conductual y económico. En cuanto a los padres, pueden educar a sus hijos y participar en todas las decisiones. «Naturalmente -aclara la psicóloga- siempre que no suponga un peligro físico o emocional para los hijos».

Además, la custodia compartida «es una medida que ayuda a la conciliación familiar y laboral de las mujeres, y a la no discriminación», apuntan los abogados.

Custodia compartida: una tendencia al alza

En España, este tipo de custodia va en aumento. Según la última cifra dada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2016 fue otorgada en el 28,3 % de los casos, un incremento de casi cuatro puntos respecto al año anterior y que triplica el porcentaje de diez años atrás.

Pero no aumenta a la velocidad deseada, sino «con cuentagotas», como confiesa Juan Carlos Presa. Y no es la primera opción. Según apuntan desde el bufete madrileño, «está mucho más extendida la custodia para un solo progenitor en exclusiva; en la mayoría de las ocasiones, la madre».

Una decisión del juez, pero con más protagonistas

¿Quién otorga la custodia? La decisión final la tiene el juez. Sin embargo, otros profesionales intervienen para valorar la idoneidad de la medida y «pueden ayudar a decantar la balanza a favor de la custodia compartida». Se trata del equipo psicosocial adscrito al juzgado que conoce del asunto.

El protocolo de actuación de los psicólogos incluye entrevistas, observación conductual y test para recabar información. «Se evalúan las necesidades de los niños, las destrezas parentales y las interacciones entre ambos, etc.», indica Jaramillo. Al finalizar la evaluación, se realiza un informe con recomendaciones sobre el tipo de custodia.

Además, el juez debe escuchar a los menores si tienen más de 12 años o la suficiente madurez. Estas pruebas (informe del fiscal, del equipo psicosocial y la declaración de los menores) «no vinculan al juez en la decisión final, pero tienen una influencia notable», reconocen los abogados.

¿Cómo se ejecuta la custodia compartida?

Ponerla en marcha no siempre es fácil. En primer lugar, hay múltiples formas de custodia compartida: por semanas, quincenas, meses, trimestres, semestres, anuales, por curso escolar… «un traje a medida», explica Presa.

Lo habitual es el traslado de los niños de vivienda de un progenitor a otro durante cada periodo. También pueden ser los padres quienes cambien de domicilio y establecer una «casa nido», donde los hijos permanecen siempre en el mismo entorno. Todas las medidas son posibles, aunque hay algunos condicionantes lógicos: por ejemplo, si se disfruta en diferentes domicilios, «la distancia entre estos no debería ser excesivamente elevada», advierten los abogados.

Esta medida exige gran esfuerzo inicial, pero redunda en beneficio de todos. Vivir en dos hogares, dos habitaciones, dos ambientes… tiene repercusiones psicológicas en los niños, pero «cómo lo vivan depende en gran medida de cómo lo gestionen los adultos», asegura la psicóloga, quien recomienda que se haga el menor número de cambios y de la manera más natural posible.

Respecto al tema económico, cada padre cubre los gastos de los niños al 50 %, siempre que haya equidad en el tiempo que pasan con cada uno. «Se establece una cuenta corriente donde ambos progenitores ingresan la cantidad de dinero convenida para los gastos de los menores», señalan desde Debelare.

Custodia compartida: los problemas cotidianos

La custodia compartida está normalizada, y ya en una encuesta de hace casi 20 años (2002) encargada por SOS PAPÁ, «el 90 % optaba por ella», comenta Presa. Pero frente a esta realidad social… ¿a qué centro de salud llevar al niño? ¿podemos empadronarlo en las dos casas? En el aspecto administrativo, aún queda camino por recorrer.

La Administración y demás entes públicos y privados «deben ir adaptando sus procesos y no convertirse en un problema añadido», explican los abogados. Por ejemplo, el empadronamiento en dos domicilios no se permite, arguyendo que el empadronamiento único otorga mayor seguridad. Tiene prioridad el domicilio donde más tiempo pasa el menor y, si no hay diferencia, donde los padres convengan.

¿Y para ir al médico? El niño solo puede estar asignado al centro que le corresponda por empadronamiento. Otras cuestiones, como obtener una tarjeta sanitaria de los menores por cada progenitor, tienen diferentes soluciones. La norma, en principio, no acepta la documentación duplicada -son documentos únicos, personales e intransferibles-. «En la práctica, dependiendo del punto del territorio nacional en el que estemos, las administraciones facilitan o dificultan la posibilidad de obtener un duplicado de la tarjeta sanitaria», señalan desde Debelare.

Ambiente familiar: importante, pero con un peso relativo

Para determinar el tipo de custodia, el juez debe tener en cuenta el ambiente familiar, aunque tiene un peso relativo. Una de las pruebas con las que decide es el informe psicosocial, que recoge la relación del menor con sus padres, motivaciones y apoyos de cada progenitor, posibilidad de síndrome de alienación parental, etc. Si hay indicios de violencia de género o si el conflicto entre los padres afecta de forma negativa a los hijos, puede no otorgarse la custodia compartida.

Sin embargo, se acepta que entre los excónyuges haya cierto nivel de hostilidad, pues es una situación de ruptura que, en la mayoría de los casos, acarrea un aumento de la tensión.

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