Tarjetas revolving

Su interés anual oscila entre el 11% y el 25%
Por Tatiana Escárraga 16 de diciembre de 2004

Es probable que en poco tiempo las tarjetas revolving formen parte de nuestra cultura financiera. Se trata de un producto similar a las tarjetas de crédito tradicionales, pero se diferencian de éstas en el modo de pago: permiten el cobro aplazado mediante una cuota fija, como si de un préstamo se tratara y a diferencia de las de crédito, que cobran de una vez las cantidades adeudadas (generalmente a final de mes). Según la Adicae, asociación que agrupa a usuarios de banca y seguros, “en el fondo se trata de préstamos carísimos con intereses leoninos”. Otras asociaciones de usuarios corroborran esta opinión y sostienen que el uso de estas tarjetas puede elevar el riesgo de endeudamiento, pues en intereses este producto resulta mucho más costoso -hasta cuatro veces más, según la entidad bancaria que la emita- que un préstamo personal. A pesar de tratarse de un producto muy poco conocido, ya circulan en España más de 800.000 tarjetas revolving y las previsiones para los próximos años prevén un significativo aumento de esa cifra.

Créditos al consumo

La flexibilidad en los pagos -el usuario establece una cuota que algunas entidades permiten modificar en cualquier momento-, está haciendo más atractiva la tarjeta revolving. La mayoría se emiten de forma gratuita, en algunos casos están exentas de cuota anual y de comisión por indisponibilidad y ofrecen también una bonificación del 1% de las compras y el traspaso del saldo disponible de la tarjeta a la cuenta personal. Para conceder una revolving, las entidades exigen un contrato y las últimas nóminas. Algunas cajas y bancos tienen una tabla de puntuación en la que se determina el monto a prestar en función de si el cliente posee casa propia, tiene trabajo estable y dispone de cuenta bancaria. Aún así, suelen ser procesos muy rápidos.

“Por lo general las entidades dan facilidades enormes para la adquisición de estas tarjetas, lo cual puede agravar el riesgo de sobre endeudamiento. Por eso es importante valorar los pros y los contras porque aunque parezca que tienen ventajas, en el fondo se trata de préstamos carísimos con intereses leoninos”, señala Fernando Herrero, vicepresidente de Adicae, una asociación que agrupa a usuarios de banca y seguros. Al solicitar una tarjeta revolving esta asociación recomienda exigir el tipo de interés mensual y la TAE (Tasa Anual Equivalente, que incluye el interés que nos cobran más las comisiones y los gastos generados por el crédito) para poder calcular a qué tipo de préstamo nos estamos enfrentando. “Cuando nos ofrezcan un tipo de interés bajo no podemos fiarnos, pues el índice real es la TAE. Así podemos comparar con otras entidades”, asegura Herrero. Un crédito que supere el 12% de TAE ya se considera muy costoso, dado que en el mercado hay préstamos personales a partir de un 6,5%.

En general las tarjetas revolving facilitan la adquisición de productos y servicios para los que no se tiene dinero. Suelen utilizarse para compras extraordinarias, viajes, gastos inesperados como compras navideñas y el regreso al colegio y el ocio. Los créditos de las diferentes entidades oscilan entre 600 y 6.000 euros, aunque hay algunas que llegan a ofrecer créditos de hasta 30.000 euros. La diferencia básica con las tarjetas de crédito habituales es la forma de pago. El usuario puede volver a utilizar el crédito pero no en un plazo determinado, sino en la medida en la que se van pagando las cuotas. “Las tarjetas revolving y las tarjetas de crédito son productos similares. Lo que más las diferencia es la cuota fija que se paga por el revolving“, señala Fernando Móner, vicepresidente de la Confederación Española de Consumidores y Usuarios, Cecu.

“La diferencia básica es el nombre. A grandes rasgos se trata de productos parecidos. Una diferencia fundamental es que el revolving permite disponer de un dinero fijo. La tarjeta de crédito está más pensada para el día a día. El revolving, en cambio, suple al préstamo personal”, señala, por su parte, Fernando Herrero.

Aumento del gasto

Otro de los problemas que generan las tarjetas de crédito revolving, en opinión de Fernando Móner, es que se puede incentivar el gasto. “Estas tarjetas nos incitan a disponer fácilmente de un dinero que no tenemos”, señala. “Se debe tener en cuenta que este sistema promueve compras que incrementan el endeudamiento y la compra compulsiva, y ese es un aspecto que hay que tener en cuenta”, explican desde otra asociación de usuarios de la banca.

De momento, se calcula que en España puede haber cerca de 56 millones de tarjetas de crédito emitidas, una cifra que todavía sigue siendo bastante inferior a la de Gran Bretaña, donde las compañías emisoras han tenido que limitar a un máximo de seis el número de tarjetas por persona ante el elevado endeudamiento de las familias. Se intenta así detener la deuda que acumulan las tarjetas, que ya alcanzan la cifra récord de 84.000 millones de euros en ese país.

En opinión de Adicae, por circunstancias coyunturales no resulta todavía agobiante el endeudamiento de los consumidores en lo que respecta a las tarjetas de crédito. La adquisición de vivienda y el consiguiente endeudamiento en términos hipotecarios es lo que acapara la atención de las familias españolas. Casi todos los esfuerzos económicos (la mitad del sueldo se dedica a pagar la hipoteca) van destinados a este aspecto. De todas formas, Adicae advierte: “Si en los próximos años tienen un auge las tarjetas de crédito revolving podríamos encontrarnos ante un grave problema de endeudamiento familiar”.

La comodidad y facilidad para obtener la tarjeta y el hecho de que se trata de un crédito que se tiene que pedir sólo una vez son, para los usuarios, las principales ventajas de las tarjetas revolving. Una vez saldada la deuda, algunas entidades cobran comisiones si el cliente decide mantener la tarjeta en sus manos. Las asociaciones de usuarios recomiendan devolver la tarjeta en cuanto se haya liquidado el préstamo.

La organización Adicae ha publicado un decálogo con recomendaciones a los usuarios sobre las tarjetas revolving. De momento, afirman desde esta asociación, no se han recibido quejas sobre este servicio.

1.-Lea bien todas las condiciones antes de firmar el contrato de crédito revolving, pues su firma supone la plena aceptación. Si no entiende algo exija que se lo expliquen.

2.-Los contratos de tarjetas de compra suelen tener una modalidad de aplazamiento de pago por un tiempo corto, y otra de pago a crédito más largo, incluido el revolving; exija que le aclaren bien las diferencias de costes entre una y otra modalidad.

3.- Siempre que realice el pago de un interés, exija que le faciliten el tipo de interés mensual y la TAE. En la mayoría de los casos un tipo de interés mensual bajo conlleva una TAE alta. En las tarjetas revolving le indican el TAE mensual, exija que le informen sobre el TAE anual.

4.- Casi todas las entidades mandan un extracto con todas las operaciones realizadas con la tarjeta de compra durante el mes anterior. Es recomendable guardar los tickets de cargo para evitar sorpresas a fin de mes.

5.- Si se modifican los tipos de interés, las comisiones o las cláusulas de la tarjeta revolving deberá exigir la información sobre estos cambios por parte de la financiera.

6.- No olvide comunicar a la entidad cualquier cambio o modificación en su dirección o teléfono para que las comunicaciones lleguen puntualmente.

7.- Si pierde o le sustraen la tarjeta de crédito, notifíquelo cuanto antes a su entidad. Casi ninguna se hace cargo del uso fraudulento por terceros hasta la notificación.

8.- En época de rebajas, infórmese de si puede utilizar la tarjeta de compra y si las condiciones de uso son las mismas que durante el resto del año.

9.- En caso de cualquier problema, en el contrato se suele poner como ámbito judicial el de Madrid. Sepa que como consumidor siempre puede reclamar donde usted vive.

10.- Puede anular el contrato en el momento en el que usted desee. En caso de tarjeta revolving, hágalo cuando no tenga ninguna deuda, pues en ese caso deberá hacer frente a ella con los correspondientes intereses que figuren en el contrato.

Todas las asociaciones consultadas coinciden en la importancia de ser “precavidos” a la hora de utilizar las tarjetas revolving. “El que faciliten la adquisición de una tarjeta no supone que se vaya a pagar menos. Además conviene tener en cuenta que cada vez hay más contratos temporales”, dicen.

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