Tarjetas prepago o cómo evitar endeudarse en verano

Con las tarjetas prepago solo se puede gastar el importe recargado, pues no funciona en su modalidad de crédito, al no permitirse adelantos como en otros "plásticos"
Por José Ignacio Recio 23 de julio de 2013
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Imagen: Ronaldo Taveira

Las vacaciones, el tapeo, las rebajas y sus múltiples tentaciones, las mil ofertas de ocio asociadas al buen tiempo… El verano es un verdadero peligro para los bolsillos del consumidor. Y, con las tarjetas de crédito, parece que no se gasta dinero… hasta que se comprueba el saldo. Las tarjetas prepago, como se indica en el siguiente reportaje, pueden evitar que la época estival se convierta en una fuente más de endeudamiento, ya que se pueden utilizar en función de la recarga depositada a través de un ingreso en la misma tarjeta. De esta manera, solo se puede gastar el importe recargado, pues no funciona en su modalidad de crédito, al no permitirse adelantos como en otras tarjetas. Debido a sus especiales características, están muy recomendadas para universitarios que empiezan a tener que controlar sus gastos e ingresos, o para que los padres puedan estar al tanto del dinero que manejan sus hijos adolescentes. A continuación, se explican las características de las tarjetas prepago que ofrecen en la actualidad las entidades bancarias en nuestro país.

Tarjetas prepago: gastar solo lo que se tiene

Una de las tarjetas más populares y que están diseñadas para todos los perfiles de clientes son las tarjetas prepago, que se utilizan en función de la recarga depositada a través de un ingreso en la misma, que puede ser de 100, 200… 500 euros. De esta manera, solo se podrá gastar el importe recargado, ya que no funciona en su modalidad de crédito y no se permiten adelantos en este medio de pago como en otro tipo de tarjetas.

Su principal característica y efectividad reside en que sus titulares pueden realizar un mejor y más efectivo control sobre sus gastos, pues saben que tienen un límite, y que para poder utilizar la tarjeta cada vez que se agota el saldo tendrán que hacer nuevas recargas. «Tanto tienes tanto puedes gastar» es la filosofía por la que se rige este medio de pago, que la diferencia de otros modelos de tarjetas.

Los titulares de las tarjetas prepago pueden tener un mejor y más efectivo control sobre sus gastos, pues saben que tienen un límite

Están muy indicadas para jóvenes estudiantes y para que los padres puedan controlar los gastos de sus hijos adolescentes, incluso funciona como regalo para familiares y amigos más allegados. Además, son en especial idóneas para las compras por Internet, ya que cuentan con una protección en el uso fraudulento de las mismas, así como la incorporación del servicio de pago on line.

Hay una gran variedad de modelos. Algunas contemplan comisiones que oscilan entre el 0,50% y 1,50% sobre cada recarga, aunque también se pueden encontrar propuestas exentas de este cargo. Respecto a su mantenimiento, sucede igual. Hay tarjetas prepago no conllevan cuotas durante el primer año, ni por su renovación. Pero en cambio otras sí, y se mueven en una franja comprendida entre 3 y 20 euros para cada concepto.

En lo que sí son muy rígidas todas las entidades que comercializan estas tarjetas es en asociarlas con alguna cuenta de la entidad, aunque nunca bajo el requerimiento de comprar otros productos financieros (fondos de inversión, planes de inversión o seguros) como es habitual con otros productos financieros. Estos últimos son ofrecidos, en algunos casos, de forma gratuita a sus demandantes: accidentes, asistencia de viajes, y el más específico para estos casos, de uso fraudulento de las mismas.

Modelos de tarjetas prepago

Una de las propuestas que genera el mercado bancario es la Cybertarjeta que ha confeccionado La Caixa, que incorpora el pago seguro por Internet como una de sus principales aportaciones. En esta modalidad no se contempla ninguna cuota durante el primer año, ni tampoco por su renovación, aunque tiene un coste de recarga de la tarjeta de un 1%.

El Banco Santander, por su parte, ha lanzado al mercado otro modelo prepago: la Supertarjeta E-Cash. Es preciso abrir una cuenta asociada a la entidad emisora para acceder a su contratación y no tiene gastos durante el primer año, pero incorpora una cuota por renovación de 9 euros y un importe para su recarga del 1,50%. En su contratación se incluye un seguro de accidentes y de pago seguro on line, por lo que es un producto exclusivo para Internet.

Todas las entidades que comercializan las tarjetas prepago exigen que vayan asociadas a alguna cuenta de la entidad

BBVA ha optado por ofrecer a sus clientes un modelo que mantiene las mismas constantes a través de la Tarjeta Antes, con la condición de abrir una cuenta asociada con la entidad. El primer año tiene una cuota de 9 euros, la misma que por su renovación, sin que se aplique ningún coste por las recargas realizadas. Se caracteriza porque se puede recargar de forma inmediata por teléfono o desde cualquier cajero de la entidad.

Ibercaja comercializa la Tarjeta Directo, con un límite diario en compras y cajeros automáticos de 1.800 euros, pero a cambio de abrir una cuenta con la entidad. Tiene una cuota el primer año de 8 euros, lo mismo que por su renovación, y lleva incorporado un seguro de compras.

Tarjeta On es el modelo que ofrece La Kutxa, vinculada también a una cuenta y que permite disponer de un límite diario en compras y cajeros de 500 euros. Por el contrario, no incorpora ningún coste por su adquisición ni renovación. Incluye un seguro de uso fraudulento, así como el servicio de pago seguro por Internet. En este modelo la carga máxima de la tarjeta es de 500 euros.

Bankia tiene en este momento la Tarjeta Prepago, con un límite diario en compras de 1.500 euros y en los cajeros de 600, estando vinculada a una cuenta. Tiene una cuota en el primer año de 18 euros, la misma cantidad que para su renovación, pero que a cambio no ofrece ningún gasto por hacer las recargas.

La Tarjeta Visa Cash, de Caja Laboral, es otra alternativa. En este caso el límite diario para compras y cajero es de 1.000 euros, siempre que se esté asociado a una cuenta de la entidad. El coste para el primer año (y también para su posterior renovación) es de 6 euros, con un importe de la recarga del 0,60%. Y, como particularidad, funciona como bonobús en San Sebastián, Vitoria y Pamplona, e incluye el pago seguro por Internet, entre otras aportaciones.

La Tarjeta Visa Prepago de Banesto también debe ir asociada a una cuenta y aplica una cuota el primer año y en su renovación de 20 euros, a lo que hay que añadir otro coste por recarga del 1,50%. Asimismo admite el pago seguro en la Red.

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