Claves para ahorrar agua en casa

La instalación de dispositivos específicos que evitan goteos y pérdidas contribuye a que se controle el uso del agua en el hogar y a que la factura sea menor
Por Lucía F. Gorosito 20 de febrero de 2007

El agua es un bien escaso y necesario. Reducir su consumo se ha convertido en un reto para todos los países, sobre todo los que se enfrentan a la amenaza de sequías prolongadas por el calentamiento global. En este contexto, se reclama a los sectores de la economía (industrial, agrario, etc.) que reduzcan su uso. Pero los consumidores también pueden contribuir reduciendo en su consumo habitual de agua con la instalación de unos dispositivos pensados para evitar pérdidas. De esta manera, es posible evitar el uso innecesario de este recurso y, además, el coste que viene reflejado en la factura del agua.

En el mercado hay determinados grifos que ya vienen preparados para que el consumo sea el mínimo. Esta puede ser una opción muy interesante para las personas que estén renovando su antigua instalación o estrenando su vivienda. Por otro lado, también se puede recurrir a unos dispositivos de fácil instalación y bajo coste que evitan que se malgaste este recurso. Así, manteniendo la misma presión, o incluso potenciándola, regulan la salida del agua para que sea utilizada sólo cuando resulta necesario. De hecho, grandes empresas como hoteles, restaurantes o gimnasios ya los han instalado: entre los más habituales se hallan los ‘reductores de caudal’, las denominadas duchas ‘ahorradoras’, y otros dispositivos de interrupción del agua.

Además de la utilización de aparatos que reducen el caudal, hay otros ‘trucos’ para no gastar agua de manera indiscriminada, como cerrar el grifo mientras no se usa al lavar los platos, enjabonarse en la ducha sin dejar correr el agua, o cepillarse los dientes con el grifo cerrado. Modificar los hábitos cotidianos puede ser una clave para conseguir este ahorro de agua que se incrementaría aún más si se vigilaran las pérdidas o fugas en cañerías, cisternas o grifos, por mínimas que éstas sean.

Modificar los hábitos cotidianos puede ser una clave para conseguir este ahorro de agua, que se incrementaría aún más si se vigilaran las pérdidas o fugas en cañerías, cisternas o grifos

Controlar el contador de agua es una de las fórmulas más sencillas para detectar la existencia de fugas. Se recomienda no utilizar agua durante tres horas y verificar si el contador sigue corriendo o no. En caso de que ocurra, es un signo de que la fuga existe. Pero, si luego se comprueba que no hay fugas y que el contador sigue corriendo, lo más probable es que el aparato no funcione de manera correcta. Ante esta posibilidad, el usuario debe contactar con la compañía suministradora para que revise su funcionamiento.

La apertura del grifo es probablemente la acción que provoca un mayor uso indiscriminado de agua en el hogar. Normalmente, un grifo suministra unos 15 litros por minuto pero, si se utiliza un dispositivo ‘ahorrador’ se puede reducir a entre cuatro y ocho litros por minuto. Al instalarlo, el usuario percibirá que el caudal es el mismo e incluso que la presión de agua es mayor, pero se limitará el consumo real.

Dispositivos que disminuyen el gasto de agua en la grifería

  • Perlizadores: Se enroscan en el grifo y cuestan entre 16 y 20 euros. Generan un chorro de agua gasificado al mezclar agua con aire, manteniendo la misma presión o incluso aumentándola en comparación con los sistemas tradicionales.
  • Griferías monomando: Reemplazan a las de dos mandos para tener un control más fácil del volumen y de la temperatura del agua.
  • Cartuchos termoestáticos: Se insertan en el grifo para evitar el cambio completo de la grifería y permiten alcanzar la temperatura de agua deseada sin tener el grifo abierto durante un tiempo prolongado.

Dispositivos para reducir el gasto de las cisternas

Según una normativa de la Unión Europea, las cisternas deben tener una carga de nueve litros pero, actualmente, existen algunas que utilizan menos carga dando el mismo nivel de prestación al usuario. Existen algunos depósitos que tienen una carga de seis litros y otros en donde hay una doble carga, de acuerdo con la necesidad de su uso.

Reducir la cantidad de agua que se utiliza en la cisterna no resulta complicado. Se ha de cambiar el mecanismo de descarga para lograr diferentes tipos de caudal en función de la cantidad que se necesite. Hay aparatos que posibilitan una descarga larga y otra corta, o la interrupción de la misma cuando no se precisa tanta agua. Además, existen contrapesos para que no se llene tanto la cisterna. Otra forma simple, eficaz y económica de lograr la reducción del volumen en la descarga es la introducción de una botella o bolsa llena de agua dentro del depósito, o regular el cierre del flotador para que se corte antes la entrada de agua.

Duchas ‘ahorradoras’, una solución ventajosa

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Las duchas disponen de un caudal de entre 17 y 30 litros por minuto. Pero, ¿es necesario utilizar tanta cantidad de agua? En realidad, no. Las ‘duchas economizadoras’ o de bajo consumo gastan menos de la mitad e incluso aumentan la presión del agua. Los aparatos reductores de caudal, por su parte, son de varios tipos y algunos logran rebajar el gasto en casi un 60%.

  • Mangos ahorradores: La clave está en que mezclan agua con aire. Para evitar cambiar el mango, existe una alternativa: acoplar al mango normal un ‘reductor’, que consigue reducir el caudal en un 30%. Se pueden adquirir en cualquier ferretería.

  • Interruptores de caudal: Se introducen entre la grifería y el flexo de la ducha. Regulan el chorro de agua si se da un cuarto de vuelta al aparato, permitiendo reducir el caudal a un hilo de agua. De esta manera, no se reduce la temperatura mientras uno se enjabona o lava la cabeza y no se tiene que dejar correr el agua para que se caliente.
  • Limitador de caudal: Se intercalan en cañerías y limitan la demanda de agua en un tiempo estipulado.

Otras prácticas útiles

Estos mecanismos favorecen el ahorro de agua en el hogar sin modificar los hábitos. Pero también hay otras alternativas, como el uso de lavadoras y lavavajillas que, aunque requieren una inversión inicial importante por parte del usuario, a medio-largo plazo consiguen amortizar su coste en función del ahorro de agua que generan.

Otra alternativa son los dispositivos de seguridad que se instalan entre la grifería y la manguera de alimentación de agua en los electrodomésticos que interrumpen su abastecimiento al equipo en caso de reventón o fuga, evitando las consecuentes inundaciones y desperfectos. También se aconseja limitar el uso de bañeras o hidromasajes que multiplican el consumo de litros de agua y repercuten también en la factura a fin de mes.

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