Prevenir el fracaso escolar

Detectar e intervenir sobre los factores de riesgo puede ayudar a alcanzar el éxito académico
Por Marta Vázquez-Reina 25 de septiembre de 2009
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Imagen: BES Photos

Tres de cada diez alumnos no finalizan las enseñanzas obligatorias en las aulas españolas. ¿Cuáles son las causas de esta alta tasa de fracaso escolar? ¿Se puede prevenir y actuar antes de que aparezca? El entorno socioeconómico, el clima escolar, deficiencias visuales o auditivas y trastornos de aprendizaje, como la dislexia o déficit de atención, son algunos de los factores de riesgo. Si se detectan a tiempo y se interviene de forma efectiva es posible evitar el fracaso.

La estabilidad académica

El nivel de fracaso escolar en España sitúa al país en la cola de Europa. Así lo avalan distintos informes internacionales como PISA o Eurodyce y las estadísticas del Ministerio de Educación. Este concepto se refiere a los estudiantes que no son capaces de alcanzar el nivel de rendimiento medio esperado para su edad y su nivel pedagógico. Se traduce en una elevada tasa de abandono prematuro de las aulas y una insuficiente cifra de graduación al finalizar las enseñanzas obligatorias.

Estos datos se confirman cuando el estudiante cursa el nivel de Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Sin embargo, los aspectos que inciden en el rendimiento académico de un alumno y determinan el camino hacia el éxito o el fracaso se originan en general en etapas educativas anteriores. Varias investigaciones han concluido que los resultados de los escolares en los primeros ciclos tienden a persistir a lo largo de los cursos y son predictores de lo que ocurrirá en el futuro. Conocer las variables de riesgo e intervenir a tiempo desde el contexto escolar y familiar es uno de los mejores medios para modificar esta trayectoria constante.

Entorno sociocultural y familiar

Los alumnos de un entorno socioeconómico menos favorecido o con hogares desestructurados tienden a obtener peores resultados escolares

Judit Fullana, del Departamento de Pedagogía de la Universidad de Girona, define los factores de riesgo como “una serie de características individuales o relacionadas con el entorno del estudiante que aumentan la posibilidad de que se produzca la situación de fracaso escolar”. Algunas de estas variables, a pesar de tener incidencia en el rendimiento del alumno, no son modificables desde la intervención educativa. Es el caso de las situaciones familiares o sociales desfavorables. Las estadísticas indican que los escolares de un entorno socioeconómico menos favorecido o con hogares desestructurados tienden a obtener peores resultados escolares que sus compañeros. Aunque estos factores no se pueden prevenir, desde el contexto académico sí es posible valorar la vulnerabilidad de estos niños y jóvenes y proporcionarles las herramientas adecuadas para impulsar el desarrollo del aprendizaje.

En este enfoque se centran muchas de las líneas de actuación puestas en marcha desde hace varios años por las distintas administraciones educativas. Destaca el Programa de Refuerzo, Orientación y Apoyo (Plan PROA) implantado hace cuatro años. Un proyecto de cooperación territorial, entre el Ministerio de Educación y las comunidades autónomas, que ofrece diferentes recursos a los centros escolares para mejorar las perspectivas académicas de los grupos más vulnerables por su entorno sociocultural; entre ellos, los inmigrantes, que registran un mayor riesgo de fracaso.

Factores de riesgo

Fuera del contexto social y familiar, distintas variables y aspectos individuales de los estudiantes pueden influir de forma determinante en su rendimiento académico.

Problemas visuales y auditivos

Una visión defectuosa en la etapa escolar traerá como consecuencia, de forma ineludible, un mal rendimiento académico

Un reciente comunicado del Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas de España asegura que el 25% de los niños en edad escolar sufre algún problema de visión sin diagnosticar. El Decano del Colegio afirma que “una visión defectuosa en la escuela traerá como consecuencia, de forma ineludible, un mal rendimiento académico y a medio o largo plazo, un fracaso escolar”. Estos especialistas recalcan que un niño que no ve bien no puede seguir las explicaciones en la pizarra, ni leer, ni estudiar con comodidad. El resultado es un comportamiento distraído e inconstante y una actitud de rechazo hacia el entorno educativo. Detectar a tiempo alguna de estas anomalías visuales y proporcionarles el adecuado tratamiento es una de las mejores maneras de disminuir el riesgo de fracaso de estos niños. Desde el Colegio apuntan algunos de los principales síntomas que deben atender los padres: el niño desvía un ojo, mueve la cabeza al leer, omite palabras, cierra un ojo cuando lee, se pierde entre líneas, se tuerce al escribir o se acerca a la televisión.

Los problemas de audición en escolares son también una de las causas orgánicas que se atribuyen a los malos resultados académicos. Los trastornos en la percepción auditiva afectan al desarrollo lingüístico, cognitivo y de aprendizaje. La Confederación Española de familias de personas sordas (FIAPAS) avisa: “Si pasa inadvertido durante mucho tiempo, puede ocasionar problemas de acceso a la información y, por tanto, retraso en el desarrollo del lenguaje, un rendimiento bajo y trastornos en el comportamiento y en la socialización”.

Los trastornos de audición en la etapa escolar son frecuentes en un amplio grupo de alumnos

Gracias al Programa de Detección Precoz de la Sordera, puesto en marcha en el año 2003 por el Ministerio de Sanidad, es posible detectar un problema de audición en todos los recién nacidos de nuestro país. Sin embargo, estos trastornos son frecuentes en la etapa escolar en un amplio grupo de alumnos. FIAPAS recomienda que se preste atención a distintas situaciones que pueden desencadenar estos problemas, como la presencia de cerumen o cuerpos extraños en el oído, diferentes tipos de otitis (externa, media o media serosa) o infecciones y traumatismos. Estos son algunos de los síntomas que se deben observar: desinterés por las actividades con componente verbal, dificultad para memorizar canciones y poemas, aprender conceptos nuevos y seguir y recordar las indicaciones verbales del profesor.

Trastornos de aprendizaje

La dislexia y el Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) en los niños son unos de los principales factores de predicción de un futuro fracaso escolar. Los alumnos que sufren estos problemas de aprendizaje tienen en general un nivel intelectual normal, pero no pueden realizar las actividades académicas adecuadas para su edad de la misma forma que sus compañeros.

La principal dificultad de los niños disléxicos es la lectoescritura

En el caso de los niños disléxicos, encuentran su principal dificultad en el proceso de lectoescritura, imprescindible para desarrollar la mayoría de las tareas escolares. No todos los estudiantes que la padecen presentan las mismas características ni intensidad, pero se atribuyen unos síntomas comunes que permiten la detección precoz, como los antecedentes familiares. La Asociación de Dislexia de Jaén destaca los siguientes entre los niños de preescolar y primaria:

  • Confusión en la pronunciación de palabras que se asemejan por su fonética.
  • Alternancia de días buenos y malos en el trabajo escolar sin motivo aparente.
  • Dificultades con secuencias (números, meses del año, días de la semana).
  • Dificultad para la psicomotricidad gruesa (juegos de pelota, mantenerse a la pata coja).
  • No esperan los turnos de los juegos.
  • Les cuesta aprender la hora y situarse en el tiempo, es decir, saber conceptos como “hoy” o “mañana”.
  • Incorrecta posición del lápiz y posturas inusuales al escribir.
  • Cuando comienza el proceso de iniciación a la lectura alteran, omiten o sutituyen palabras o letras.
  • Al aprender a escribir: realizan escritura en espejo, uniones de palabras, separaciones de letras incorrectas.

    Dislexia y otros problemas de aprendizaje, como la disgrafía o la discalculia, son frecuentes en los alumnos que padecen TDAH. Afecta a entre un 3% y un 6% de los niños en edad escolar y es uno de los trastornos que más dificultades produce en la integración del estudiante en el entorno académico. En los niños con TDAH se pueden percibir tres comportamientos distintivos: problemas para mantener la atención, hiperactividad e impulsividad.

    Un diagnóstico a tiempo por parte de un especialista, proporciona al niño la posibilidad de recibir una atención específica

    Isabel Orjales, profesora del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la UNED, apuntaba a CONSUMER EROSKI: “Si no reciben la ayuda apropiada, el riesgo de que estos niños no terminen la Educación Secundaria es muy alto”. El diagnóstico de un especialista a tiempo proporciona al niño la posibilidad de recibir una atención específica por parte de sus familias y los docentes, que les ayude a adquirir habilidades para regular la atención y mejorar sus competencias. Para conocer los principales síntomas de TDAH y orientarse sobre los pasos que deben seguir en su detección, las familias pueden encontrar ayuda en las distintas asociaciones locales y regionales de padres con niños con TDAH.

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