Concurso de ortografía

El Concurso Hispanoamericano de Ortografía mide la habilidad en esta disciplina de los estudiantes de más de 20 países
Por Marta Vázquez-Reina 22 de junio de 2008
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Imagen: Marco Michelini

Cada año, los alumnos de 2º de Bachillerato de las aulas españolas pueden medir sus conocimientos ortográficos participando en las distintas fases del Concurso Hispanoamericano de Ortografía. Este certamen, que celebrará el próximo curso su novena edición, pretende potenciar el estudio y el conocimiento de las reglas ortográficas entre los estudiantes de los países que comparten la lengua castellana. Los representantes españoles han conseguido el primer puesto en las últimas cuatro ediciones.

Imagen: Marco Michelini

¿Zambulleron o zambuyeron? ¿Erario o herario? ¿Jeribeque o jeriveque? La correcta escritura de estas palabras, y muchas otras con cierta dificultad ortográfica, ha sido la clave para que los representantes españoles de las ultimas cuatro ediciones del Concurso Hispanoamericano de Ortografía lograran el primer premio al imponerse sobre los estudiantes de más de 20 países de habla hispana. Este Concurso se instauró en el año 2000, a instancias de la Fundación Hispanoamericana Bien Escrita, que ha conseguido reunir alrededor de esta iniciativa a la Organización de Estados Americanos (OEA), a las academias de la lengua de los países latinoamericanos, a la Real Academia Española y al Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Desde su primera edición, celebrada en Colombia, cuenta con el apoyo y la financiación de los distintos ministerios de educación de los países hispanohablantes y, en el caso de España, con la colaboración de los gobiernos autonómicos, conscientes de la importancia de la ortografía como base fundamental de una escritura correcta.

En vez de ser un concurso pasivo, el certamen está diseñado como una exhibición en directo

Por su estructura, la competición en esta materia, que podría resultar en un principio tediosa y aburrida, se ha convertido en un espectáculo ameno y divertido. Ésta es la razón de su éxito. En vez de ser un concurso pasivo en el que se evalúa a los estudiantes una vez finalizada la prueba, el certamen está diseñado como una exhibición en directo en la que los participantes, delante del jurado, el público y la prensa, se enfrentan en un escenario a las distintas palabras y frases que les va dictando el jurado. Deben contestarlas por escrito en el ordenador que cada uno tiene a su disposición y las respuestas se reflejan en una pantalla gigante para que todos los asistentes al evento puedan conocer los resultados. Para escribir las frases los concursantes cuentan con 90 segundos y para las palabras, con 20 segundos. Paulatinamente, a medida que va aumentando el nivel de dificultad ortográfica de las palabras, aquellos concursantes que no contesten correctamente a las preguntas son eliminados y se van clasificando los mejores hasta que sólo quedan dos contrincantes; el mejor de ellos será el ganador del concurso.

Casi todos los ganadores de las distintas ediciones de este concurso coinciden en que para lograr el primer premio no sólo basta con dominar a la perfección las reglas ortográficas, hace falta también haber leído mucho, desde los clásicos a los contemporáneos, ya que en muchos casos los términos propuestos en la prueba son palabras poco frecuentes en el lenguaje habitual que, sin embargo, se pueden encontrar usualmente en las obras literarias. Asimismo, recalcan que una buena intuición es clave para responder correctamente a aquellas palabras que son totalmente desconocidas.

Procedimiento

En España, la participación en el concurso está restringida a los estudiantes de 2º curso de Bachillerato

En España, la participación en el concurso está restringida a los estudiantes de 2º curso de Bachillerato, que deben mostrar su habilidad ortográfica en las distintas fases que conforman el certamen: una en los centros docentes, otra en cada comunidad autónoma y, finalmente, en la fase nacional. Las dos primeras se suelen realizar durante el mes de octubre y la fase final en el mes de noviembre.

Fase de los centros: el primer paso lo tienen que dar los propios centros docentes. Aquellos que deseen participar deben inscribirse en el Servicio de Inspección Educativa de la consejería de educación correspondiente, en el plazo que indique cada comunidad en la convocatoria autonómica. En esta fase, cada centro inscrito puede actuar con total autonomía para realizar las pruebas de selección del alumno que demuestre un mejor y mayor conocimiento de la ortografía, que será evaluado por un jurado compuesto por al menos dos profesores del nivel académico de los candidatos. Posteriormente, los centros docentes deben comunicar al Servicio de Inspección el nombre del estudiante ganador y lo inscribirán para participar en la siguiente fase en el plazo establecido.

Quienes deseen participar deben inscribirse en el Servicio de Inspección Educativa

Fase autonómica: las comunidades autónomas son las encargadas de organizar la siguiente fase en su ámbito de actuación, en ella participan los ganadores de los distintos centros presentados en la primera fase. Los alumnos son convocados para realizar la prueba en la ubicación que determinen las administraciones públicas y son evaluados por un jurado cuyos miembros son nombrados por las consejerías de educación, que normalmente incluye tanto a un Inspector de Educación como a miembros de los cuerpos docentes de Secundaria. El alumno que resulta ganador en esta fase, además de ser designado como representante de la comunidad autónoma en la fase nacional del concurso, suele percibir una dotación económica, cuya cuantía, entre 450 y 600 euros, dependerá de cada comunidad. Los clasificados en segundo y tercer puesto, generalmente, reciben también un premio en metálico.

Fase nacional: la fase nacional del Concurso Hispanoamericano de Ortografía se celebra en el mes de noviembre. El Ministerio de Educación, Política Social y Deporte es el responsable de fijar la fecha y la ubicación del evento, así como de sufragar los gastos de desplazamiento y alojamiento del candidato que se presenta por cada una de las comunidades autónomas participantes y de su profesor acompañante. El jurado de esta fase, integrado por un representante del Ministerio y por dos catedráticos, profesores o inspectores de Lengua y Literatura o Latín está presidido por un académico de la Real Academia Española; su función consiste en proponer a los candidatos frases y palabras con un nivel progresivo de dificultad ortográfica, los alumnos que las vayan escribiendo correctamente quedan clasificados para rondas sucesivas de palabras y frases, hasta que finalmente quede un solo candidato, que será el ganador del concurso. Tanto éste, como el segundo clasificado recibirán un premio de 1.500 y 900 euros respectivamente, y el clasificado en primer lugar será el representante de España en la fase final del concurso que se realiza a nivel internacional.

Fase internacional

Representantes de 20 países hispanohablantes asistirán en diciembre de 2008 a la fase final del IX Concurso Hispanoamericano de Ortografía que se celebrará en México, en el marco de los festejos y actividades conmemorativas del Bicentenario del inicio de la guerra de Independencia de 1810 y del Centenario de la Revolución Mexicana de 1910. La mecánica es similar a la de la fase nacional: los alumnos participantes se enfrentan a una serie de palabras y frases que progresivamente van teniendo mayor nivel de dificultad. Hay que tener en cuenta que, para esta competición internacional, las academias de la lengua de los diferentes países acuerdan un listado de unas 1.000 palabras para utilizar en la prueba, que son seleccionadas minuciosamente para evitar términos de escaso uso y regionalismos.

En esta edición, el listón está muy alto para el alumno que represente a España, ya que en las últimas cuatro ediciones los españoles han logrado clasificarse en el primer puesto del certamen. Si gana, su premio consistirá en un ordenador portátil, una impresora, un escáner, dos enciclopedias y un diccionario y, por supuesto, la satisfacción de saberse el estudiante con mayor nivel de ortografía de Hispanoamérica.

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