Leer con pictogramas

La combinación de texto escrito con imágenes favorece el aprendizaje significativo de los preescolares
Por Marta Vázquez-Reina 12 de noviembre de 2010
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Imagen: Alper Çuğun

Una imagen vale por una palabra. Este sencillo código es el único que tienen que seguir los adultos para iniciar a los más pequeños en el proceso de lectura a través de pictogramas, un recurso didáctico cada vez más habitual en la etapa de prelectura. Aprender a leer con estos materiales que combinan el lenguaje visual y escrito, además de resultar motivador para los niños, ayuda a ampliar el vocabulario y a desarrollar la comprensión lectora.

Imagen: Alper Çu?un

Leer cuentos a los niños desde muy pequeños es una de las actividades más recomendables para fomentar su interés por la lectura. El siguiente paso es que sean ellos mismos quienes aborden el proceso lector de forma independiente. Pero para eso, antes tienen que aprender a reconocer las letras, unirlas para formar palabras y, al final, leerlas. Este proceso hacia el aprendizaje de la lectura es largo y requiere un grado de madurez específico hasta que el pequeño es capaz de leer por su cuenta.

Sin embargo, un recurso permite que el niño pueda participar en la lectura antes de aprender a leer: los pictogramas. Estas imágenes gráficas se utilizan hoy en día en numerosos materiales didácticos del ámbito escolar y extraacadémico. Su aplicación más usual son las narraciones, donde sustituyen determinadas palabras. De este modo, el pequeño puede descifrar el significado de la imagen y construir por sí mismo el término al que representa.

Representaciones gráficas

Los pictogramas acercan a los niños a otra forma de leer a través de la interpretación de la imagen

Desde los primeros jeroglíficos de antiguas culturas, como la egipcia o maya, cuya escritura se basaba en la utilización de símbolos icónicos para emitir mensajes, las representaciones gráficas se han configurado como un sistema destacado de comunicación visual, con capacidad para transmitir conceptos de un modo rápido y universal.

Los pictogramas como recurso didáctico acercan a los niños a otra forma de leer a través de la interpretación de la imagen que ven. Presentarles un material de lectura que incluye imágenes comprensibles para ellos es, por tanto, una herramienta motivadora, puesto que provoca que se sientan capaces de participar en el proceso lector, en lugar de quedar como meros espectadores.

La lectura con pictogramas favorece además el desarrollo de otras competencias básicas imprescindibles en los más pequeños. Por una parte, permite mejorar la atención, ya que el niño debe seguir el proceso de lectura con interés para intervenir en el momento en que aparece la representación gráfica correspondiente. Por otra, son un elemento idóneo para desarrollar el aprendizaje significativo mediante la aplicación constante de relaciones entre significantes y significados.

Cómo leer con imágenes

Al abordar el proceso de lectura, hay que implicar al niño desde el principio

Hoy en día, gracias al interés por este método de iniciación a la lectura de diferentes editoriales, es posible encontrar numerosos materiales que utilizan el recurso de los pictogramas, tanto en adaptaciones de cuentos clásicos, como con otras novedades de literatura infantil. En general, los significados de las imágenes que se incluyen en estos libros son fáciles de interpretar por los niños o los padres, pero en todo caso, se añade al final un apartado con los símbolos utilizados y su significado, para resolver las dudas.

Al abordar el proceso de lectura, hay que implicar al niño desde el principio. Se puede empezar con una observación inicial de todas las imágenes que se incluyen en el libro, jugar con el pequeño a adivinar los términos que representan y proporcionarle ayuda en caso necesario. Una vez que el menor es capaz de interpretar todos los pictogramas, se puede comenzar la lectura a dos bandas.

El adulto debe leer el texto que precede al pictograma y pausará cuando llegue al dibujo para que sea el niño quien verbalice la palabra correspondiente. Con este sencillo proceso, el niño aprende sin darse cuenta pautas de lectoescritura esenciales para su posterior desarrollo lector, como la forma de coger un libro, el sentido de la lectura y escritura o la discriminación visual.

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