Cómo adoptar un perro adulto en ocho pasos

Adoptar un can sin hogar es un acto de amor y responsabilidad que necesita paciencia y aprender a ponerse en el lugar del animal
Por Eva San Martín 9 de febrero de 2016
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Imagen: Christin_Lola

Al menos 106.781 perros son abandonados cada año en España, según el estudio «Abandono y Adopción» de la Fundación Affinity. «Los canes sin hogar son muy especiales: buscan cariño y se entregan más aún a su nuevo familia humana tras haber sido injusta y cruelmente abandonados», explica la Asociación Nacional Amigos de los Animales (ANAA), un centro de adopción de animales donde decenas de perros (y gatos) esperan una familia humana que les quiera como merecen. Y es que adoptar un can adulto es un acto de amor, solidaridad, responsabilidad y compromiso con la defensa de los animales. También, y no menos importante, es la llave para cambiar la vida de un animal. A continuación se describen los ocho pasos que hay que dar para adoptar a un perro adulto con éxito: entre ellos, ofrecerle cariño humano a raudales, aprender a pensar como un can, dar lecciones perrunas sin abrumar y preparar la casa para el nuevo miembro peludo de la familia.

1. Cariño peludo a raudales

Un can adulto adoptado puede ser temeroso. ¿Y quién no lo estaría tras un abandono o maltrato? Pero al mismo tiempo será agradecido y, con paciencia, pronto estará preparado para dar amor peludo a raudales.

El recién llegado necesita un poco de tiempo para habituarse a su nuevo entorno. El abandono es una experiencia traumática para un animal tan cariñoso y social como el perro. Si, además, ha sufrido maltrato (un delito cruel y castigado con penas de cárcel por el Código Penal), requerirá dosis extras de paciencia y cariño para superar sus miedos.

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Imagen: mari_art

2. Piense como un perro, ¡es un acto de amor!

A principio, los traumas y miedo que arrastra un can adulto son un obstáculo. Pero, ¿cómo comprender al perro que acaba de llegar al hogar? La clave es pensar como lo haría él, ponerse en su lugar. «Es un animal de manada, gregario, que considera a la familia humana como una extensión de la manada«, añade ANAA.

Una precaución: si se le deja ser el jefe de la casa, él aceptará y será un can dominante. Y un animal jefe puede no solo sufrir un estrés innecesario sino que, además, puede provocar sin saberlo problemas en sus relaciones con otros perros. Por eso es mejor dejarle tranquilo, que sus dueños se erigan como «jefes de la manada» y dejarle disfrutar tranquilo de la vida peluda que merece.

3. Lecciones perrunas sin abrumar

Educar a un can adulto puede ser una experiencia gratificante y cansada a partes iguales. Las lecciones perrunas hay que dosificarlas y cargarse de paciencia. La asociación protectora Gracias Por Adoptar aconseja «tratar al perro con cariño pero de forma coherente: no conviene confundir a nuestro nuevo compañero».

4. Adaptar la casa al perro

Un can necesita disfrutar de la casa, habitualmente creada al gusto de los humanos. En ella debe haber para la mascota un sitio caliente y tranquilo que le ayudará a sentirse confiado.

El perro debe conocer cuál es su lugar reservado donde puede descansar sin ser molestado, dónde está su comida y bebida y cuáles son sus horarios para salir de paseo y realizar sus necesidades. Este ambiente relajado desde su llegada a la vivienda le reconfortará.

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Imagen: Al Muya

5. ¡Tranquilidad, por favor!

Además, en los primeros días, es recomendable evitar las visitas continuas de gente. Las caras nuevas a cada instante no convienen porque le confunden y no le ayudan a reconocer quién será el «jefe humano de la manada».

La presencia de niños en casa podría alterar este ambiente sosegado que precisa el can esos primeros días. ¿Cómo gestionar la situación? Si hay menores, es importante explicarles lo mal que lo ha pasado y que deben dejarlo descansar. Ya tendrán tiempo para jugar juntos cuando el ambiente se haga propicio.

Pasada esta primera etapa de toma de contacto, el perro no tardará en adaptarse a su nueva familia. Y es que, salvo raras excepciones, el can adulto adoptado se aclimata sin dificultad a su nuevo entorno.

6. Paseos perrunos seguros: con correa

Un perro adoptado estará confundido y su comportamiento, en consecuencia, puede ser imprevisible. La situación es peligrosa: si siente miedo, el peludo amigo podría escaparse y huir. Por ello, conviene salir a la calle con el can siempre sujeto con una correa y no soltarlo.

¿Más consejos? Los primeros paseos es mejor que sean cortos y siempre con correa, pues es normal que se sienta asustado, ya que no conoce ni quién lo lleva ni el lugar por dónde camina. Paciencia. Con el tiempo, se le conocerá más y será más fácil ganarse su confianza.

7. Confianza perruna, paso a paso

El acercamiento con el perro acogido debe ser paulatino. Antes de soltarle hay que asegurarse de que no corre ningún peligro. Y es aconsejable que las primeras veces que se le desate sea en sitios cerrados, donde no pueda marcharse.

También hay que enseñarle, poco a poco, cómo acudir a la llamada. Con paciencia y cariño, el can adoptado aprenderá igual que cualquier otro perro.

¿Más precauciones? Las chapas identificativas en el collar, además del obligatorio microchip, evitan disgustos con un animal recogido, por lo que es recomendable ponérselas. En esa placa deben figurar el nombre y un teléfono de contacto.

8. ¿Los malos recuerdos perrunos desaparecen?

El perro tiene una extraordinaria capacidad de retener dos tipos de recuerdos: olfativos y sonoros. Un can adulto puede haber sufrido experiencias traumáticas que tiene asociadas a determinados olores y sonidos.

De nuevo, el paso del tiempo y los mimos son la clave para que el animal supere las experiencias desagradables. «El perro solo vive el tiempo presente. Y el reloj diluye los malos recuerdos», añade ANAA. Con cariño y amor, la relación de amistad con el can solo crecerá y se intensificará.

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