Alimentación del perro: mentiras y verdades

Las ideas erróneas sobre la alimentación canina, como que los cachorros necesitan siempre vitaminas, pueden poner en peligro la salud del perro
Por Carolina Pinedo 30 de enero de 2012
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Sobre la alimentación de los perros hay muchos tópicos, que se propagan como la pólvora entre las personas que conviven con estos animales. El problema es que se crean unos hábitos alimenticios que no son saludables y que pueden desembocar en: obesidad y problemas estomacales.

De la correcta y equilibrada alimentación que se le proporciona al perro depende, en gran medida, su salud, y más, en el caso de animales con estómagos delicados o enfermedades crónicas. Conozcamos algunos bulos sobre la alimentación del perro que pueden perjudicar su salud y reducir su calidad de vida y bienestar:

Las grasas de calidad y, en su justa medida, no son perjudiciales para los perros.

A diferencia de lo que ocurre con las personas, los perros, rara vez, padecen infarto de miocardio o arterioesclerosis, debido a la acumulación de colesterol y los triglicéridos.

Un cachorro obeso puede tener problemas de desarrollo
El metabolismo del perro, sobre todo si hace mucho ejercicio, necesita consumir grasas. El repuesto de energía en los perros no se lleva a cabo con los hidratos de carbono, como ocurre con las personas, sino que necesitan grasas de calidad.

Los cachorros no siempre necesitan suplementos nutricionales.

Si el cachorro tiene una alimentación adecuada que le aporta las vitaminas, minerales y nutrientes necesarios, a menos que lo indique el veterinario, no es necesario un suplemento vitamínico. Los piensos comerciales contienen los nutrientes que necesita el perro para crecer sano. El exceso de vitaminas puede provocar enfermedades relacionadas con un incorrecto desarrollo del perro.

La ingestión de huesos, no ayuda a proporcionar calcio ni a fortalecer la dentadura.

Pueden provocar obstrucciones o lesiones de esófago o intestino, además de producir estreñimiento. Si al perro le gusta mordisquear, es mejor darle juguetes o huesos de piel bobina.

Los perros adultos no tienen que comer una vez diaria y ayunar un día a la semana.

Lo ideal es repartir la cantidad diaria de comida en dos raciones: por la mañana y por la noche. Se puede hacer tanto con perros de tamaño grande como pequeño.

La alimentación elaborada con productos naturales, no es mejor que la comercial.

La mejor dieta es la más equilibrada y completa, para cada una de las fases vitales del perro. Una dieta comercial garantiza una alimentación completa y sana.

Los perros no deben alimentarse con las sobras.

No se consigue una alimentación sana y equilibrada y es una de las principales causas de la obesidad.

Las perras no necesitan tomar mucha leche en período de amamantamiento.

El hecho de que la perra tome leche cuando amamanta a sus cachorros, no mejora la producción de leche. De hecho, es común que los perros presenten intolerancia a la lactosa, lo que les provoca diarrea. En todo caso, si fuera necesario el veterinario puede recomendar un pienso específico durante el período de lactancia.

La obesidad en los cachorros no es un síntoma de buena salud.

Un cachorro obeso puede tener problemas de desarrollo. Cuanto antes se comienza con sobrepeso, más difícil es volver al peso ideal. En todo caso, quien mejor puede asesorar sobre cómo alimentar de forma adecuada al perro es el veterinario. En el mercado hay una amplia gama de piensos específicos para cada fase vital del perro.

Algunas consideraciones que pueden ayudar a elegir una alimentación adecuada para el perro son:

  • Mejor los piensos específicos que la alimentación casera. Nos aseguramos que el animal ingiera todos los nutrientes necesarios y de una manera más equilibrada.
  • Seguir los consejos del veterinario sobre el pienso más adecuado para el perro. En la elección influyen factores como: la edad, el peso, o la cantidad de actividad que realiza el perro. El envase de pienso debe contener información sobre: el producto, la edad a la que está dirigido y el fabricante.
  • Elegir productos que no sean demasiado baratos. La bajada de precio suele ser a costa de la calidad.
  • Constatar que en el envase figura la siguiente información: nombre del producto, peso neto, análisis de nutrientes, lista de ingredientes, datos del fabricante (dirección, teléfono), información sobre para qué edad es el pienso y la cantidad recomendada a ingerir según el peso del perro.
  • La latas de comida no deben estar abolladas. No es recomendable que los sacos de pienso tengan manchas de grasa en el exterior.
  • En el producto se debe especificar para qué edad es el pienso. No puede servir para cachorros y adultos de manera indistinta.
  • No hay que fiarse de ingredientes estrella, que no varían la calidad del producto, pero que pueden elevar su precio.
  • Es un error comparar los ingredientes de los piensos caninos con los destinados al consumo humano. Las necesidades nutricionales son diferentes.
  • No caer en el error de dar golosinas y chucherías al perro: galletas, queso, helado, chocolate. Sus dientes se pueden dañar, resentir su estómago y tener sobrepeso.

Cuando el perro ha ingerido la ración diaria de pienso que le corresponde, no hay que permitirle que acuda a la mesa a implorar por las sobras. Se trata de una norma que ayuda a proteger tanto la salud del perro, como a educarle para evitar futuros problemas de comportamiento.

Una dieta comercial garantiza una alimentación completa y sana
El animal no puede dejar de acatar la jerarquía adecuada a la hora de alimentarse. Si no respeta a los líderes (dueños) a la hora de comer, tampoco lo hará en otras facetas de la convivencia con el grupo humano.

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