Viajar en autobús con el perro en España, una misión casi imposible

A diferencia de otras capitales europeas, la mayor parte de los autobuses urbanos españoles ponen muchas trabas a los canes viajeros
Por Eva San Martín 4 de septiembre de 2012
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Imagen: Orin Zebest

Montar en autobús por la ciudad puede ser una gesta complicada en España para un perro que pese más de diez kilos. El autobús urbano solo acepta animales toy dentro de bolsos o transportines caninos. Sin embargo, Europa se mueve a favor del viaje del perro en autobús y ciudades como Londres, Estocolmo o Berlín ya aceptan con agrado a los peludos pasajeros que vayan con correa. En nuestro país, muchos ciudadanos han comenzado a movilizarse por una ciudad más perruna, que acepte al can en su transporte urbano.

En España está prohibido viajar en autobús urbano con un perro que pese más de diez kilos

Moverse en autobús por la ciudad con un perro que pese más de diez kilos puede convertirse en un auténtico rompecabezas para los dueños del can, ya que en nuestro país está prohibido. Micaela de la Maza, responsable de la página web SrPerro.com y propietaria de una hermosa mascota «mitad schnauzer mini, mitad a saber», según la define, asegura que, «si no tienes coche, puede resultar francamente complicado desplazarse con el perro». Esto explica que ella misma opte por la bicicleta cuando debe trasladarse por la urbe madrileña en compañía de su amigo de cuatro patas.

«No comprendo por qué un perro educado no puede viajar en transporte público«, reflexiona de la Maza. Restringir los horarios de los desplazamientos del can en el autobús urbano a determinadas franjas, con menor afluencia de público, podría ser una solución para que el animal viajara tranquilo -y sin molestar-. «Entiendo que en ciertos momentos no sea viable -prosigue-, ya que si un autobús está completo no sería cómodo para el perro, para el dueño ni para el resto de viajeros». ¿Pero es posible lograr una solución razonable para todos?

El autobús urbano solo acepta perros «toy»

El tamaño sí importa para viajar en autobús público por una ciudad en España. En Madrid solo se aceptan perros guía a bordo de los autocares y «pequeños animales domésticos». Aunque la Empresa Municipal de Transportes (EMT) de la capital no especifica el volumen del can, sí restringe los recorridos a las mascotas que entren en «receptáculos idóneos». Esto implica, en la práctica, que solo permite los desplazamientos de animales de reducido volumen, o perros toy (yorkshire, bichón maltés, chihuahua), que puedan viajar en bolsas caninas o transportines.

En otras ciudades, como es el caso de Bilbao, los pasajeros de cuatro patas tampoco lo tienen fácil. La capital vasca prohíbe «llevar consigo animales vivos fuera de receptáculos convenientemente preparados», según indica su normativa, aprobada en 2009. De forma general, la urbe prohíbe cualquier tipo de comportamiento que «perturbe el correcto funcionamiento del servicio de transporte», lo que incluiría, según su reglamento, los viajes de perros que no entren en un transportín manejable por la ciudad o que viajen sueltos en sus autocares.

En Barcelona, las restricciones para que el perro se mueva en autobús urbano aún son más inflexibles, ya que solo se aceptan canes dentro de «receptáculos rígidos que cubran todo el animal», lo que elimina sobre el papel la posibilidad de movernos con nuestros amigos peludos en bolsas urbanas de tela. Estos transportines deben estar «preparados de forma conveniente para que no puedan ensuciar ni incomodar al resto de usuarios», señala el reglamento de la empresa Transports Metropolitans de Barcelona, que opera en la urbe.

Para de la Maza, el hecho de que los trenes en España sí permitan la entrada del can, incluso en sus trayectos urbanos, convierte en un sinsentido la prohibición de desplazarse en autobús que rige para los animales. «Si se puede viajar en vagones de cercanías con el perro, ¿por qué no en los autocares colectivos?», se pregunta la madrileña, que lucha desde su web por los derechos del perro en la ciudad. «Si el animal va con bozal y atado, siempre que haya espacio, ¿cuál es el problema?», cuestiona.

Europa se mueve a favor del viaje del perro en autobús

En ciudades europeas como Londres, Berlín o Estocolmo, los autobuses aceptan a los perros

Sin embargo, el can no siempre lo tiene tan complicado para subir a bordo de un autobús. En Reino Unido es habitual viajar con perros en autocar, agarrados con correa, incluso sin necesidad de utilizar bozal. Cuando no incluyen equipaje, los viajeros caninos británicos utilizan los espacios reservados para las maletas en el interior de la cabina de los vehículos -protegidos por una barandilla-.

En otros casos, los peludos excursionistas viajan sobre sus dueños, e incluso, cerca de sus pies, protegidos de los posibles golpes. Son habituales los pasajeros que viajan con sus perros dentro de los vehículos o esperan al siguiente autocar junto a sus propietarios. También en la capital británica. Los autobuses de Londres «permiten perros con correa, siempre que no ocupen un asiento», a menos que el «animal parezca peligroso o pueda molestar» a otros viajeros, afirma la empresa Transport for London.

Estocolmo es un pequeño paraíso para los urbanitas con perro y un ejemplo de propuesta de ciudad sostenible también para los animales. La capital sueca permite a perros y gatos desplazarse en sus autobuses sin pagar billete. La empresa pública de transporte recomienda a los pasajeros con perro ocupar la parte trasera de los vehículos y no llevar «más de dos animales» por persona, en caso de que estos viajen sueltos.

En Berlín, los animales que no viajen en bolsos, es decir, los que pesen más de seis o siete kilos, también pueden moverse en autobús por la ciudad, aunque deben pagar un billete reducido. Eso sí, los canes que se desplazan en el interior de un bolso canino viajan gratis en este transporte colectivo por la ciudad germana.

Ciudadanos por una ciudad más perruna

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Imagen: Gudog

No todas las personas están contentas con las restricciones para los pasajeros caninos que rigen en España. Las plataformas de ciudadanos amantes de los perros tienen en Internet un espacio de reunión donde debatir y convocar encuentros a favor de una ciudad más amiga del can. Este tipo de iniciativas también luchan por mejorar el transporte en la ciudad para las mascotas. Es el caso de los movimientos «Perros Viajando Madrid» y «Perros Viajando Barcelona«, ambos en la red social Facebook, o del perfil @PerrosporMadrid, en Twitter.

El grupo Perros viajando por Madrid ya ha convocado cuatro concentraciones perrunas en la capital, para pedir que se permita el acceso de los canes en los vehículos colectivos de la ciudad, entre ellos, el autobús urbano. «El trasporte público es la gran asignatura pendiente en las ciudades españolas», concluye Micaela de la Maza.

«En Alemania, el perro es uno más y puede acceder a cualquier medio de transporte», añade Loly Garrido, fundadora de la plataforma Gu dog, que pone en contacto a cuidadores de perros con personas que lo necesitan.

Garrido se mueve por la ciudad en compañía de su peludo shiba inu y admite que, tal vez, los autobuses urbanos españoles no estén adaptados para un viajero tan particular como el perro. Sí cree que los recorridos serían posibles si, entre otras cosas, «se habilitara la parte de atrás, para no incordiar a los pasajeros que pudieran sentirse molestos». Pequeñas soluciones como esta favorecen una ciudad más accesible, también para el perro.

Viajar en autobús entre ciudades con el perro, aún más complicado

Si moverse en autobús dentro de la urbe puede ser complicado para un perro en España, más difícil es aún viajar en autocar entre ciudades. Con excepción de los perros guía, que acompañan a las personas invidentes dentro de las cabinas, el resto de canes encuentra serias dificultades para moverse en autocar por España. Incluso los más pequeños.

En cualquier caso, cada compañía pone sus propias normas y restricciones a los pasajeros de cuatro patas. La empresa española Alsa “prohíbe el transporte en el habitáculo de viajeros de cualquier animal, a excepción de los perros lazarillos”.

Esta compañía de autobuses sí permite el desplazamiento de perros y gatos en sus bodegas, junto con las maletas. Esta opción, no obstante, resulta peligrosa tanto por la falta de aire fresco como por el riesgo de accidente en caso de derrumbe de los pesados equipajes. Por su parte, Socibus, que conecta diferentes ciudades del norte y del sur del país, impide viajar en sus vehículos a todos los perros, excepto a los perros guía.

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