Poner el termómetro al perro: cómo hacerlo bien

Aprender a poner el termómetro al perro ayuda a controlar su temperatura corporal de manera correcta cuando es necesario
Por Carolina Pinedo 30 de enero de 2012
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Poner el termómetro al perro es una operación necesaria para tomar su temperatura, y es probable que haya que usarlo varias veces durante la vida del animal. Cuando el perro está enfermo, el veterinario puede indicarnos que le controlemos la temperatura y, ponerle el termómetro, puede convertirse en una tarea difícil si no se siguen ciertas pautas.

Un perro adulto sano y bien alimentado tiene una temperatura en torno a los 38 grados y sin embargo, un cachorro tiene una temperatura corporal más alta, que puede llegar casi a los 39 grados.

La temperatura puede variar a lo largo del día, lo cual es normal
Para tomar la temperatura corporal al perro es necesario un termómetro de lectura rápida y material irrompible Hay determinadas situaciones, como tener una hembra en celo cerca, salir de viaje, o hacer ejercicio, que pueden alterar la temperatura normal y habitual del perro. Las partes de cuerpo tienen temperaturas distintas, así que la temperatura rectal es la más representativa del interior del cuerpo y también la más estable.

La temperatura corporal de todos los animales de sangre caliente está regulada por el hipotálamo, que es la región del cerebro que forma la parte inferior del tálamo y que regula la circulación sanguínea, la secreción de la orina y el apetito, que son factores que influyen en la temperatura corporal.

Síntomas de la fiebre

La temperatura puede variar a lo largo del día, lo cual es normal. Por la mañana, lo habitual es que sea más baja y por la noche más alta. La elevación repentina de la temperatura corporal suele estar precedida de una tiritona. Otros síntomas pueden ser: cierta confusión, descoordinación, jadeo, incremento del ritmo cardíaco, así como estreñimiento, seguido de diarrea.

Buen uso del termómetro

Para tomar la temperatura corporal al perro es necesario un termómetro de lectura rápida y material irrompible. La temperatura rectal es la más fiable, así que hay que introducir la punta del termómetro por el orificio anal, para lo cual se puede utilizar un poco de vaselina.

Es probable que el animal no se muestre demasiado colaborador y se necesite ayuda para sujetarlo, de forma que se mantenga de pie, que es la postura adecuada para tomar la temperatura. El termómetro tiene que estar colocado treinta segundos o hasta que suene la señal acústica. Después, hay que desinfectar el termómetro con un algodón empapado en alcohol y anotar el resultado, la hora y el día a la que se tomó la temperatura.

En el caso de las hembras, la temperatura se puede tomar también a través del orificio de la vagina. Si se tiene que hacer un seguimiento de la temperatura corporal durante varios días, es recomendable colocar el termómetro cada seis u ocho horas y siempre antes de la comida, para que las variaciones que produce el proceso digestivo no enmascaren los resultados.

El peligro del calor

La temperatura corporal está determinada por la producción y la pérdida de calor. La producción de calor corporal es resultado, entre otras cosas, de procesos metabólicos básicos, asimilación de alimento, actividad muscular o de la secreción de ciertas hormonas. El calor se pierde por irradiación, conducción y evaporación de agua a través de las vías respiratorias y de la piel.

Una grave patología asociada a la temperatura corporal es el golpe de calor, que consiste en una elevación de la temperatura corporal del perro que traspasa los límites tolerables para su organismo. El golpe de calor pone en serio riesgo la vida del perro, ya que su temperatura corporal puede alcanzar los 42 grados. La gravedad del golpe de calor depende de la temperatura y del tiempo que se haya mantenido.

Los perros que sufren un golpe de calor presentan síntomas como: jadeo, taquicardia, temperatura elevada, mucosas congestionadas, vómitos, diarreas y, el algunas ocasiones, shock o pérdida del conocimiento. Tomar unas primeras medidas antes de acudir, cuanto antes, al veterinario, ayuda a estabilizar la situación del perro. Por ejemplo: colocarle en un lugar fresco y ventilado, bañarlo con agua fría y, si está consciente, darle de beber pequeñas cantidades de agua fresca.

El peligro del exceso de frío

El exceso de calor y la subida de la temperatura corporal no son recomendables para la salud del perro, pero tampoco lo es el exceso de frío.

El termómetro tiene que estar colocado treinta segundos o hasta que suene la señal acústica
Los perros necesitan protección contra las bajas temperaturas. Sobre todo ciertas razas, que por su escaso pelaje y pequeño tamaño, tienen menos protección frente al frío.

De hecho, hay ciertas enfermedades asociadas al frío como la tos perrera o traqueo bronquitis infecciosa, que puede contraer el perro en otoño o invierno. Se produce por un virus y es una enfermedad de poca gravedad, pero difícil de curar . Sus síntomas son: tos, fiebre elevada, vómitos y mucosidad.

Por otro lado, las enfermedades articulares, como la artrosis, es más probable que se manifiesten durante las épocas en las que el clima es frío y húmedo. Es más probable que el perro enferme en invierno, y sobre todo a edades avanzadas. Es por ello, que es recomendable tener el calendario de vacunaciones al día, para que el animal esté protegido.

Consejos
  • No tener miedo a la hora de poner el termómetro al perro. Se puede solicitar al veterinario que nos explique cómo hacerlo.

  • El perro debe estar de pie al tomarle la temperatura vía rectal.

  • No olvidar desinfectar el termómetro con alcohol después de tomar la temperatura.

  • La vaselina facilita la introducción del termómetro.

  • Tomar la temperatura al perro antes de que ingiera alimento o haga ejercicio.

  • Tener en cuenta que los perros tienen una temperatura corporal más elevada que los humanos (38 grados adultos y 39 grados cachorros).

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