Aceite de palma: así daña al medio ambiente

Su cultivo intensivo ha dañado bosques tropicales y su rica biodiversidad, y ha incrementado las emisiones de CO2
Por Alex Fernández Muerza 7 de noviembre de 2011
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Imagen: Karmele Llanos

El aceite de palma se utiliza en uno de cada dos productos de supermercado bajo la etiqueta “grasa o aceite vegetal”. Su alto contenido en grasas saturadas no lo hace recomendable para la salud, pero tampoco lo es para el medio ambiente. Su cultivo intensivo en países como Indonesia y Malasia ha provocado la destrucción de grandes bosques tropicales, ha puesto en peligro de extinción a gran cantidad de seres vivos, como el orangután, ha incrementado las emisiones de CO2, implicadas en el cambio climático, y ha dañado los hábitats de las zonas de cultivo.

Por qué se ha extendido el aceite de palma

Img karmelellanos05El fruto de la palma produce hasta diez veces más aceite vegetal en el mismo espacio que la soja o el girasol. El aceite de soja y de palma reúnen el 60% de la producción mundial. Por ello su uso se ha extendido: uno de cada dos productos del supermercado, como margarina, cereales, patatas fritas, dulces, jabones, cosméticos, etc., lo lleva, según un informe de la organización conservacionista WWF. Su uso creciente como biodiésel también ha incrementado su producción, señala la ONG Amigos de la Tierra.

Los consumidores no son conscientes de que usan productos con este aceite, ya que las etiquetas lo citan con un genérico «grasa o aceite vegetal». Además de no ser muy saludable por su alto contenido en grasas saturadas, provoca graves daños para el medio ambiente.

Principales impactos medioambientales

Aumento de la deforestación: según WWF, es más barato y productivo sustituir bosques que plantar en áreas degradadas. El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) asegura incluso que se han creado de forma ilegal plantaciones en áreas naturales protegidas, como parques nacionales. Un estudio de la Universidad de Princeton y el Instituto Federal Suizo de Tecnología calcula que entre 1990 y 2005, entre el 55% y el 60% de la expansión de este cultivo en Malasia e Indonesia, los dos principales productores mundiales con el 80% del total, se hizo a costa de bosques tropicales. El PNUMA señalaba en 2007 que estas plantaciones eran la principal causa de deforestación en estos dos países. El problema además podría ser más grave de lo que se estima. El informe de WWF asegura que estas plantaciones se consideran en Malasia como bosques.

En 1900 había unos 315.000 orangutanes; en la actualidad menos de 50.000, que podrían extinguirse en una década
Pérdida de biodiversidad: la palma solo crece en las zonas tropicales, lugares de gran biodiversidad. Los cultivos tienen un fuerte impacto. Desplazan a gran cantidad de seres vivos que habitaban los bosques o provocan su desaparición, eliminan corredores naturales, dañan puntos calientes de biodiversidad y aíslan poblaciones de especies, de manera que dificultan o impiden su reproducción y merman su diversidad genética. El uso indiscriminado de pesticidas, de trampas y vallas eléctricas o el disparo a los animales que entran en los cultivos también ha sido muy perjudicial. En 1900 había unos 315.000 orangutanes; en la actualidad menos de 50.000, aislados en pequeños grupos que podrían extinguirse en una década. Pero no son los únicos: tigres, rinocerontes, elefantes, tapires u osos, sin olvidar el resto de especies de insectos, aves, plantas o microorganismos, corren un grave peligro de extinción.

Incremento del cambio climático y la contaminación del aire: los bosques actúan como «sumideros de carbono», ya que retienen el dióxido de carbono (CO2), uno de los principales gases de efecto invernadero (GEI) implicados en el calentamiento global. Con la quema de los bosques para sustituirlos por cultivos de palma, se libera el CO2 que tenían. WWF señala que los incendios forestales de 1997 en Indonesia pudieron ser una de las principales causas mundiales de emisiones de CO2. Aquel año fue el de mayor emisión de este GEI desde que se comenzó a registrar en 1957. Los incendios se convirtieron entre 1997 y 2002 en la principal causa de contaminación del aire de Indonesia y Malasia, con los consiguientes daños para la salud de sus habitantes. El humo era tan intenso que los aeropuertos tuvieron incluso que cerrar varios días.

Destrucción y deterioro de hábitats: Karmele Llanos, de la ONG Internacional Animal Rescue, se encuentra en Indonesia para salvar a los orangutanes. Afirma que los cultivos de palma se han convertido en este país en la causa principal de la destrucción de su hábitat. Además de los impactos citados, provocan erosión y empobrecimiento del suelo, sequías, contaminación por el uso de pesticidas y abonos industriales, así como conflictos con las comunidades indígenas locales.

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