Ocho consejos contra los desastres naturales

Reducir o mitigar las consecuencias catastróficas de un desastre natural es posible con diversas medidas
Por Alex Fernández Muerza 5 de noviembre de 2012
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Imagen: CONSUMER EROSKI

El huracán Sandy, que ha asolado el Caribe y la costa este de Estados Unidos, ha dejado decenas de muertos y millones de euros en pérdidas. Las consecuencias catastróficas de los desastres naturales van en aumento en todo el mundo durante los últimos años, según las estadísticas. Los expertos en desastres naturales apuntan como principales causas el impacto del ser humano sobre la naturaleza y las decisiones incorrectas que han incrementado el riesgo. Los conocimientos actuales permiten tomar medidas para mitigar sus efectos o incluso evitarlos. Este artículo ofrece ocho consejos esenciales para ello.

1. Poner medios a disposición de la población

Los ciudadanos responden y se protegen mejor frente a un desastre natural, si disponen de los medios materiales para ello, en especial las personas más desfavorecidas. Los países menos desarrollados o las zonas más pobres de las ciudades sufren más las consecuencias de un desastre natural y les cuesta más recuperarse. Así queda en evidencia en desastres como los de Haití.

2. Crear planes de ordenación territorial

El tiempo de respuesta y la capacidad de saber cómo actuar salvan muchas vidas
Jorge Olcina, catedrático de la Universidad de Alicante y experto en desastres naturales, destaca la necesidad de que los planes de ordenación territorial de ciudades, municipios, etc., tengan en cuenta los peligros naturales que les pueden afectar. Los responsables institucionales deberían impedir, mediante estos planes territoriales, la ocupación de áreas de riesgo elevado y mejorar los sistemas de denuncia para evitarlo.

3. Desarrollar y mejorar los mapas de riesgo

Los mapas de riesgo son una cartografía que determina el grado de exposición de las personas, actividades económicas e infraestructuras de un territorio a determinados peligros naturales, como inundaciones, deslizamientos, sequías, temporales, sismicidad, vulcanismo, etc. La Ley del Suelo de 2008 obliga a las administraciones a la creación de estos mapas y a que se puedan consultar de manera pública por los ciudadanos. Cualquier persona puede conocer el riesgo de un desastre natural de una zona antes de comprar o alquilar una vivienda, una oficina, etc. El desarrollo y mejora de estos mapas de riesgo ayudaría a prevenir los efectos catastróficos.

4. Ofrecer educación específica para la gestión de las emergencias y mayores medios a profesionales y voluntarios

Los encargados de atender catástrofes naturales, tanto profesionales como personal voluntario, necesitan un entrenamiento adecuado para responder con celeridad y eficacia. Los planes de prevención, evacuación en empresas, instituciones, etc. sirven para concienciar de la necesidad de estar prevenidos ante un desastre natural y saber cómo responder. El tiempo de respuesta y la capacidad de saber cómo actuar salvan muchas vidas.

5. Incorporar y ampliar la educación ambiental sobre riesgos

La educación ambiental, en especial en escuelas y en territorios de riesgo elevado, es esencial para interiorizar que en cualquier momento puede ocurrir un desastre natural y saber reaccionar en caso de que se produzca uno. David Saurí, experto en gestión del agua y riesgos naturales de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), habla de aprender a «convivir» con el riesgo: «en vez de intentar modificar de manera constante los procesos naturales de riesgo, deberíamos aprender a dejar que el río inunde el espacio que tiene que inundar y minimizar al máximo los daños que pueda causarnos».

6. Mejora de la conservación de los espacios naturales

Los ecosistemas tienen un valor mucho mayor del que puede parecer a simple vista. Bosques sin una política forestal sostenible, suelos erosionados, ríos sin un drenaje adecuado, etc., dejan a la población limítrofe más indefensos ante eventuales catástrofes naturales.

7. Mayor inversión en estudios y sistemas de alerta y respuesta temprana

Las investigaciones científicas contribuyen a mejorar el conocimiento del origen y desarrollo de los desastres naturales, además de a crear sistemas para prevenir y reducir los desastres y evaluar su impacto. Por ello, es esencial la inversión en proyectos científicos y de I+D y en la fabricación e instalación de aparatos y sensores de predicción de desastres naturales.

8. Implementar un Sistema Integrado de Gestión de Riesgos

La Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) recomendaba en un informe (en el que señalaba el aumento de los desastres naturales en Europa) la necesidad de implementar un Sistema Integrado de Gestión de Riesgos. Esta iniciativa se debería poner en marcha de forma coordinada en todos los países de la Unión Europea para lograr una mayor prevención, preparación, respuesta y recuperación frente a los riesgos naturales en el continente.

En Estados Unidos, la FEMA (Agencia Federal para la Gestión de las Emergencias) lleva a cabo una gestión integral de los riesgos desde la etapa de la planificación (cartografías de riesgo) hasta el diseño de mecanismos de emergencia y programas de educación para el riesgo.

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