Árboles en las ciudades: seis razones para querer más

Las ciudades, cada vez más pobladas, necesitan árboles para mejorar el medio ambiente, la economía y la salud de sus habitantes
Por Alex Fernández Muerza 10 de enero de 2013
Img zonas verdes
Imagen: Elena A.

Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades, y para 2030, esta proporción aumentará al 60% según la ONU. Para mejorar su sostenibilidad y la calidad de vida de sus habitantes, los árboles son una de las mejores estrategias, gracias a sus ventajas para el medio ambiente, la economía y la salud. Este artículo señala seis razones para poseer y reclamar más árboles en las ciudades.

1. Disminuyen la contaminación y mejoran la salud de los ciudadanos

Los árboles, además de mejorar la calidad del aire con su aporte de oxígeno y humedad, reducen la contaminación urbana: atrapan y eliminan todo tipo de partículas nocivas en suspensión. Las especies de hojas tomentosas (con vello) son más eficaces para captar partículas de menor tamaño, las más perjudiciales para la salud. Los árboles absorben y bloquean el ruido, de manera que reducen la contaminación acústica urbana.

Los árboles, además de mejorar la calidad del aire, reducen la contaminación urbana
El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) señala diversos estudios que demuestran que la proximidad a los árboles puede reducir los casos de asma infantil y las alergias. Los expertos también recuerdan sus efectos psicológicos positivos, al suavizar los grises entornos urbanos y proporcionar un carácter natural más agradable.

2. Proporcionan un ahorro de energía

Las ciudades sufren el efecto «isla de calor«, por el que aumentan su temperatura varios grados. Como consecuencia, se incrementa el uso de los sistemas de climatización y, con ello, un mayor gasto energético. Los árboles evaporan agua, ofrecen sombra y regulan así la temperatura de su entorno. El incremento de un 10% en la cubierta de las copas de los árboles en las ciudades puede disminuir de 3 a 4°C en la temperatura ambiente, según datos recopilados en Reino Unido y dados a conocer por el PNUMA. En invierno también disminuyen el gasto de calefacción: hacen de muralla contra el viento, que produce una sensación térmica de mayor frío.

3. Revalorizan las viviendas y las ciudades

El portal TreeHugger calcula que una vivienda con árboles cercanos o en su misma propiedad aumenta entre un 10% y un 23% su valor económico. El coste de plantar y mantener un árbol durante tres años oscila entre 190 y 455 euros, pero ofrecerá unos beneficios directos de unos 68.000 euros a lo largo de su vida, según dicha web. Las ciudades con un mayor arbolado ofrecen un atractivo más para empresas y turistas.

4. Combaten el efecto invernadero de la atmósfera

Los árboles atrapan el dióxido de carbono (CO2), el gas de efecto invernadero con mayor impacto en el cambio climático. Algunos árboles tienen mayor capacidad de absorción que otros, un dato importante a la hora de plantar nuevos ejemplares con el objetivo de luchar contra el calentamiento global. Así lo hacen la Junta de Andalucía y la Universidad de Sevilla con el proyecto «Bosques por ciudades«. Sus responsables concluyen que árboles como el limonero, el naranjo amargo, el quejigo y el laurel son los que mayor capacidad de secuestro del CO2 tienen. Además, calculan que 2.000 árboles de este tipo pueden atrapar al año 160 toneladas de CO2. Varios municipios andaluces han asumido el proyecto.

5. Aumentan la biodiversidad local

Los árboles ofrecen hogar y alimento para numerosas especies animales y vegetales. La biodiversidad, y los beneficios que ella ofrece, es mayor cuantos más árboles, arbustos y parques urbanos y periurbanos posea la ciudad.

6. Conservan la calidad del entorno

Los árboles producen materia orgánica en la superficie del suelo con la caída de sus hojas, y sus raíces aumentan la permeabilidad del terreno. La web Natura Medioambiental asegura que gracias a ello los árboles reducen la corriente del agua de las tormentas, disminuyen la erosión del suelo y la cantidad de sustancias químicas en los arroyos. Sin árboles, las ciudades tendrían que aumentar el sistema de alcantarillas y tratamiento de residuos, así como el drenaje para las aguas.

Plantar más árboles sí, pero bien hecho

El aumento de la superficie arbolada urbana se debería convertir en una prioridad tras leer este artículo, pero hacerlo de cualquier manera supone diversos inconvenientes.

José Manuel Sánchez de Lorenzo, experto en árboles ornamentales, afirma que en la actualidad se plantan árboles en las ciudades “muy alegremente”: sin una debida planificación, sin preparar el suelo, sin una adecuada selección de especies, etc. Como consecuencia, los árboles están débiles y enfermos, se caen al estar mal anclados al suelo, dañan el mobiliario urbano y encarecen el servicio de mantenimiento, etc. Por ello reclama los servicios de buenos expertos, ya que una plantación mal realizada sale peor y más cara a la larga.

Los responsables de la Asociación Apie sostienen que la elección de especies debe adecuarse al clima y suelo y a las características del viario urbano. Además, ofrecen una lista de especies recomendables en función del tipo de calle para ofrecer la mejor sombra posible.

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