Entrevista

Josep María Riba, presidente de la Asociación Casa Bioclimática

Hace falta una crisis en el boom inmobiliario para que se adopten sistemas de ahorro energético
Por Alex Fernández Muerza 7 de junio de 2006
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Imagen: Green308/Flickr

La Asociación Casa Bioclimática se constituye en 2003 para promover que las viviendas tengan en cuenta el ahorro energético, el medio ambiente y la salud de sus inquilinos. La idea de crear la asociación parte de su actual presidente, Josep María Riba (Sabadell, 1954), cuando en 2001 se plantea construir su casa con criterios bioclimáticos, guiado por su formación como ingeniero industrial y su afinidad a los temas medioambientales y energéticos. Tras comprobar en primera persona las dificultades, decide emplear su experiencia profesional como responsable de comunicación y marketing en varias multinacionales para poner en marcha la asociación. En su opinión, el retraso de este tipo de sistemas se debe en gran parte a la falta de sensibilización y divulgación, algo que su asociación, que cuenta con 20 socios de diferentes sectores, trata de paliar.

¿Qué significa construir una casa bioclimática?

A nivel técnico puro, lo bioclimático tiene especialmente en cuenta el microclima y los materiales del lugar. Por ejemplo, si el clima es húmedo, consiste en utilizar una climatización adecuada, o usar arcillas si se encuentran cerca. En la asociación, pensando sobre todo en el público final, consideramos que es lo que tiene en cuenta la orientación solar y la naturalidad y salubridad del edificio.

¿Qué les llevó a crear una asociación de bioclimática?

La arquitectura bioclimática no despega, y por eso nos animamos a crear una asociación sin ánimo de lucro y desde el ámbito privado, porque podemos involucrar a muchos de los sectores que intervienen en el mundo del urbanismo, la construcción o la arquitectura. Los expertos que llevan muchos años están desengañados de las instituciones, que prometen pero no llevan a cabo.

¿Por qué es tan importante asumir criterios bioclimáticos?

El sector de la construcción no utiliza un modelo sostenible: no se puede seguir fomentando la emisión de gases de efecto invernadero
El sector de la construcción no utiliza un modelo sostenible: no se puede seguir fomentando la emisión de gases de efecto invernadero. En Europa, el sector de la construcción, incluyendo el mantenimiento de los edificios, se estima que genera entre un 35 y un 40% del total de gasto energético. Por ello tiene una responsabilidad muy grande. En España es un sector clave para tantas cosas que el cambio de modelo no puede hacerse de la noche a la mañana, pero es conveniente. Sería igual que con la dieta mediterránea: si es bueno para la salud y el medio ambiente, hay que fomentarlo.

Si esto es así, ¿cuál es la razón de que no se impulse?

Por muchas de las contradicciones de nuestra sociedad, que ha primado el desarrollismo desaforado sin tener en cuenta el medio ambiente. Se hace insostenible no ser sostenible. En el sector del transporte, otro gran devorador de energía y emisor de gases de efecto invernadero, ya se ve bien la compra de coches que consuman poco, algo que no ocurre con las casas. Llevamos un desfase de 10-15 años en asumir que una casa puede ahorrar energía y evitar la emisión de gases nocivos.

¿Puede ayudar el reciente Código Técnico de la Edificación (CTE)?

El CTE tiene que empezar a aplicarse en septiembre en temas de eficiencia energética, y en marzo en el resto de elementos. En Cataluña se ha aprobado también el Decreto de Ecoeficiencia en enero. No son todo lo que nos hubiera gustado, pero son pasos en la buena dirección. Obligan a determinados aspectos técnicos que incluyen un aspecto clave como el ahorro energético, y otros también importantes como el tema acústico o el aire. La dificultad verdadera está en lo que falla muchas veces en este país: si realmente se controla su aplicación. El CTE era un paso obligado por la Directiva Europea, y creo que ha habido unas sanciones porque se tenía que haber publicado el 4 de enero como tope. Ha costado mucho negociarlo, porque es un sector delicadísimo para el país.

¿Y cómo se les puede convencer para que lo apliquen en la actualidad?

Aplicando la legislación que se ha aprobado, y que haya más apoyo a la divulgación, no sólo de las instituciones públicas, para que la sensibilidad del público sea mayor. Hace falta una crisis en el boom inmobiliario para que se necesite un valor añadido, unos buenos sistemas de eficiencia energética. Como es un beneficio para el usuario, no para el constructor, y en el momento de vender encarece, no interesa. Y al usuario, cuando es comprador, todos los añadidos tampoco le interesan. El hogar es un santuario porque se vive allí, pero tiene un valor económico por encima de todo. Por eso tenía que entrar la ley a obligar.

El factor económico podría explicar este retraso

/imgs/2006/12/casabio.jpgMas Lluhí: Edificio bioclimático de protección oficial y bajo
coste
Muchos promotores y usuarios tienen la percepción de que es más caro, cuando hay ejemplos que demuestran que no es necesariamente así. Comparado con una vivienda convencional, si se quiere un ahorro del 70 u 80% hay unos costes adicionales que sí lo encarecen, pero el ahorro de hasta el 45-50% se consigue casi sin coste adicional, con medidas de diseño. Las rehabilitaciones también pueden ahorrar. Aplicando el CTE se consiguen ahorros del 35%. Por ejemplo, ya se han construido pisos de protección oficial con diseños bioclimáticos totalmente competitivos con el resto del mercado y que suponen ahorros del 50%. Es un cambio de modelo y de cultura, y eso lleva tiempo. Y además, hay que hacer frente a esa imagen equivocada de que es cara o sólo para casas rurales.

Otro de los grandes sectores involucrados es el energético. ¿Qué opinan de estos sistemas?

El sector energético es consciente de que el disparo en el consumo no es bueno ni para ellos; no les interesa un crecimiento desbocado
Un socio nuestro es Endesa. El sector energético es consciente de que el disparo en el consumo no es bueno ni para ellos; no les interesa un crecimiento desbocado. Los países que llevan más años de sensibilización son capaces de crecer sin elevar el consumo energético, cosa que no pasa en España, que no cumple con el Protocolo de Kyoto. No obstante, hay un doble discurso, porque también viven de vender electricidad, aunque tienen serios problemas de generación.

¿Qué consejos daría a alguien que quiera volver bioclimática su casa?

Las ventanas son un aspecto clave y es un primer paso, o el tema de las bombillas, que sean de bajo consumo. La energía solar cuesta dinero, pero hoy día hay ayudas y en el caso de una vivienda nueva en 4-5 años se puede amortizar el gasto. En una antigua depende de lo que haya que remover, y puede que hasta los 10-15 años no se amortice. También ayuda reciclar correctamente o usar pinturas naturales o como mínimo de poro abierto, un poco más caras pero cunden más.

¿Cómo puede el consumidor promover el aumento de este tipo de construcción?

Es muy importante que los consumidores exijan estos sistemas porque quienes se van a beneficiar son ellos, lo van a notar en las facturas
Los consumidores tienen que pedir estos sistemas, que como digo no son necesariamente más caros. Que pregunten, para que el constructor vea que hay interés, y por tanto, un argumento de venta. Es muy importante que lo exijan porque quienes se van a beneficiar son ellos, lo van a notar en las facturas. Y pueden pedir información a organismos privados como el nuestro, a las instituciones y sus departamentos de Vivienda y Energía, al Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE), al Instituto Catalán de la Energía (ICAEN) en Cataluña, etc.

¿Qué inconvenientes presenta la construcción bioclimática?

Como no se ha aplicado masivamente, queda pendiente innovar con materiales y sistemas que faciliten su desarrollo. Si el CTE hubiera empezado hace 10 años en un país como España, donde se ha construido tanto, hoy tendríamos más materiales y productos. Hay empresas que se dedican a vender materiales de construcción que han querido crear una línea de bioconstrucción y se han dado cuenta de que no hay suficiente gama. El inconveniente es ese retraso en el sector.

¿Por qué no se innova en este campo si parece tan necesario?

En las universidades y centros de investigación están con este discurso, pero si luego el promotor no lo compra… Tenemos socios como Grifería Tres, una empresa familiar que diseñó una línea ecológica, pero se han hartado de esperar porque no se lo compran.

¿Son partidarios de que haya constructores alternativos especializados?

No. Creemos que los constructores deben estar bien guiados a nivel técnico. Por ejemplo, una solución bioclimática es la termoarcilla para hacer paredes que transpiran y acumulan en invierno el calor y en verano, con la adecuada protección, lo aíslan. Si un constructor no lo ha usado nunca se le puede instruir.

En su web ofrecen la posibilidad de conocer el nivel bioclimático de cualquier casa. ¿Cuáles suelen ser los resultados?

Se dan resultados bajos, pero no somos fundamentalistas, porque de lo que se trata es de ir subiendo. De todas formas, es una encuesta sencilla que sirve de gancho para el público. Para los promotores inmobiliarios hacemos diagnósticos más elaborados del nivel bioclimático de los distintos apartados de sus edificios. Enviamos unos consultores, analizamos los datos y respondemos con un informe.

¿Cuáles son las zonas de España donde más se utiliza este tipo de construcción?

Nadie quiere tratar este tema en serio. Saben que se tiene que hacer en el futuro, pero para hoy no lo ven
En Canarias y Baleares se hacen bastantes promociones de casas bioclimáticas; en la costa levantina; en Cataluña mucho menos de lo que quisiéramos. En el País Vasco y Navarra hay buenos ejemplos promovidos por instituciones convencidas, pero son casos puntuales; no es un tema comercial. Por ejemplo, ahora queremos acudir al salón inmobiliario de Málaga, y nadie quiere tratar este tema en serio. Saben que se tiene que hacer en el futuro, pero para hoy no lo ven.

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