Entrevista

Josu Sanz, responsable del Área de Medio Ambiente del Centro UNESCO en el País Vasco

El planeta tiene agua para todos, pero no se gestiona adecuadamente
Por Alex Fernández Muerza 28 de marzo de 2009
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Imagen: CONSUMER EROSKI

Puede parecer contradictorio afirmar que hay agua para todos cuando una de cada seis personas en el mundo no dispone de agua limpia y una de cada cinco carece de la más simple letrina. En realidad, según Josu Sanz, responsable del Área de Medio Ambiente de UNESCO Etxea, el Centro UNESCO en el País Vasco, se trata de un problema de gestión de este preciado recurso. Sanz ha participado, junto a 25.000 dirigentes políticos, expertos, empresas y ONG de cerca de 150 países, en el quinto Foro Mundial del Agua, celebrado recientemente en Estambul. Este ingeniero químico, experto en tratamiento de aguas contaminadas, lamenta que el Foro no haya servido para reconocer como derecho humano el acceso al agua y al saneamiento, “aunque el debate está abierto”, apostilla. Durante el Foro, Sanz participó en la presentación del sistema de gestión hídrica en el País Vasco, que los responsables de Naciones Unidas han tomado como ejemplo, entre otras cuestiones por la asunción de un canon que penaliza a los más derrochadores y revierte sus ingresos en mejorar el medio acuático no sólo en esta comunidad autónoma, sino también en el África subsahariana.

¿Qué destacaría del V Foro Mundial del Agua de Estambul?

El Foro aprobó que el agua es una “necesidad básica”, un concepto que no obliga a conseguir el acceso universal al agua y saneamiento
Ha sido una cita de primer orden que marca una tendencia cara a los futuros pasos. Se ha reunido a un gran número de actores para buscar posibles soluciones sobre un elemento clave para el desarrollo, los recursos hídricos, que hoy por hoy están amenazados por la sobreexplotación o el cambio climático entre otros.

Sin embargo, la Declaración Ministerial no ha reconocido como derecho humano el acceso al agua y al saneamiento.

Durante todo el Foro, y casi hasta el último momento, ha habido negociaciones encendidas para incluir este derecho. Finalmente, no hubo consenso entre las delegaciones oficiales de los países, y se recogió que el agua es una “necesidad básica”, un concepto que no obliga a conseguir el acceso universal al agua y saneamiento. Sin embargo, algunos países, entre ellos España, han elaborado una declaración adjunta en la que abogan por este derecho. En este sentido, las organizaciones civiles hemos jugado un papel importante, como por ejemplo el grupo de Agua y Desarrollo de la Coordinadora Estatal de Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo (CONGDE), muchos de cuyos integrantes asistimos al Foro.

Lo importante es que el debate está abierto y se está trasladando a la sociedad. Las Naciones Unidas apuestan claramente por ello y así lo han reconocido en repetidas ocasiones. Ahora mismo hay una experta independiente, nombrada por el Consejo de Derechos Humanos a partir de la iniciativa de España y Alemania, trabajando en la formulación jurídica para el reconocimiento del acceso al agua y saneamiento entre los Derechos económicos, sociales y económicos. Y países como Sudáfrica, Uruguay o Bolivia han incluido el derecho humano al agua en su Constitución.

¿Cuántas personas viven sin agua en condiciones?

La crisis del agua afecta de manera más cruda a los más pobres, que son los que paradójicamente más tienen que pagar por ella
A día de hoy, casi mil millones de personas, es decir, uno de cada seis habitantes, no dispone de agua limpia. Asimismo, 2.600 millones de personas, la gran mayoría de ellas en países en desarrollo, no dispone de un saneamiento adecuado. Por ejemplo, una de cada cinco personas en el mundo no dispone de la más simple letrina, con el riesgo que conlleva para la salud y las fuentes limpias de agua. Es importante la disparidad entre las zonas urbanas y las rurales, con mucha menor cobertura, pero en especial, la crisis del agua afecta de manera más cruda a los más pobres, que son los que paradójicamente más tienen que pagar por ella.

En el Foro también se ha presentado el Tercer Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo, en cuya elaboración ha participado. ¿Cuáles son sus aspectos más llamativos?

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Este nuevo Informe incide en la necesidad de mejorar la gobernanza del agua, para lo que se plantea tener más en cuenta el agua en otros ámbitos de decisión, como la energía, la producción de alimentos o la salud. El anterior informe, de 2006, destacaba que la crisis mundial del agua no se produce por una escasez física del recurso, sino por una falta de gobernanza. Es decir, hay agua para todos, pero no se gestiona de manera adecuada, bien sea por falta de medios técnicos o humanos, por la falta de transparencia o porque las decisiones que afectan a los recursos hídricos se toman desde instancias políticas. En este sentido, los expertos defienden que las cuencas hídricas se tienen que gestionar como una unidad, algo especialmente delicado en las aguas transfronterizas. Por ello, hay que buscar el entendimiento y la gestión compartida. También es importante regularizar las aguas subterráneas o acuíferos, ya que la sobreexplotación de las aguas superficiales está provocando un uso cada vez mayor de ellos.

La diarrea, una dolencia casi anecdótica en el mundo desarrollado, mata un niño cada tres segundos por enfermedades relacionadas con el agua
Asimismo, el Informe pone el acento en la falta de acceso a servicios básicos de agua en amplias regiones del mundo en desarrollo. Si bien se están consiguiendo grandes avances en la cobertura de agua limpia en lugares como Asia o América Latina, otros como el África subsahariana están en una situación dramática, con casi 340 millones de personas sin acceso seguro al agua potable. Además, junto a la cobertura de agua limpia, se debe asegurar un saneamiento digno y seguro, un aspecto que afecta de manera directa a la salud de millones de personas y en el que en casi ninguna parte del mundo se están consiguiendo grandes avances. Por ejemplo, la diarrea, una dolencia casi anecdótica en el mundo desarrollado, mata a 5.000 niños y niñas cada día en el mundo, uno cada tres segundos, por enfermedades relacionadas con el agua.

Por otra parte, el Informe alerta también sobre la fuerte demanda de agua que estamos creando. Uno de los ejemplos es la creciente necesidad de agua de los cultivos de agrocombustibles, fruto de una cada vez mayor demanda de energía.

Y a todo lo anterior se le suma la amenaza del calentamiento global. El Informe alerta de sus efectos directos en la alteración del ciclo hidrológico, con un aumento de los fenómenos extremos al mismo tiempo, lo que reduce el volumen del agua previsiblemente disponible. Por ejemplo, los grandes ríos que abastecen a millones de personas en India y Pakistán nacen del deshielo de los glaciares del Himalaya, los cuales tienen cada vez menos hielo y, por tanto, cada vez darán menos agua. En cuanto a sus efectos indirectos, el cambio climático puede conllevar fuertes corrientes migratorias, como los habitantes de zonas rurales de países en desarrollo, con recursos ya agotados, a zonas urbanas, en las que se está llegando al límite de la explotación del agua.

Por lo tanto, no es exagerado afirmar, como lo hacen algunos expertos, que el agua será en los próximos años más valiosa que el petróleo.

Según Naciones Unidas, si continúa la tendencia actual en el consumo del agua, en 2025 dos terceras partes de la población vivirá en condiciones de estrés hídrico
Así es. El Informe dice que a medida que la demanda de agua aumenta, algunos países están llegando al límite en la explotación de los recursos. Si a esto unimos el aumento demográfico esperado para los próximos años junto con los posibles efectos del cambio climático, se pueden producir situaciones de verdadero riesgo. Según Naciones Unidas, si continúa la tendencia actual en el consumo del agua, en 2025 dos terceras partes de la población vivirá en condiciones de estrés hídrico.

¿Cómo se podría combatir esta situación?

Las medidas que se han de tomar son diversas:


  • Aumentar la ayuda al desarrollo primando la participación y la gestión publica del agua. Además, la cooperación debe ser enfocada no tanto a la creación de infraestructuras, sino a la generación de capacidades. La solución de los problemas de los países con escasez o con problemas de gestión de agua vendrá de ellos mismos.

  • Ratificar el derecho humano al agua, para que los Estados se responsabilicen de llevar el agua y saneamiento a la población. No se trata de abogar por la gratuidad del agua, sino por el acceso universal. Y tendría que priorizarse el uso humano sobre cualquier actividad, ya sea agrícola o industrial, algo que en algunas partes del mundo no está siendo así.

  • Continuar trabajando por lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Uno de los ocho objetivos se marca como meta para 2015 reducir a la mitad la población que no dispone de agua ni de saneamiento. En este sentido, se están consiguiendo grandes avances, sobre todo en Asia, donde desde 1990 casi 1.600 millones de personas han conseguido la cobertura de servicios de agua.

  • Fomentar la gobernanza, la buena gestión del agua, así como una mayor educación y capacitación a todos lo niveles, ya que la gestión del agua no debe ser meramente una cuestión técnica. En este sentido, los consumidores también tenemos un papel fundamental: no sólo debemos ahorrar en el agua que bebemos, sino más bien la que “comemos”, conocida como “agua virtual”. Por ejemplo, para producir un kilo de carne hacen falta 15.000 litros de agua.


Su organización ha colaborado en la puesta en valor internacional del sistema de gestión hídrica del País Vasco, que ha sido tomado como ejemplo en el Foro de Estambul. ¿Por qué se le ha destacado?

La solución de los problemas de los países con escasez o con problemas de gestión de agua vendrá de ellos mismos
El Informe Mundial de Evaluación de los recursos hídricos analiza 20 buenas prácticas que sirvan para que otros países mejoren sus capacidades. Entre ellas, se ha recogido la experiencia desarrollada en la Comunidad Autónoma Vasca (CAV). Si en el anterior informe se ponían en relieve los esfuerzos realizados en la CAV para la prevención de inundaciones, en esta ocasión se subrayan algunos de los principales hitos de la Ley Vasca del Agua, aprobada en 2006, y que sigue las consideraciones de la Directiva Marco del Agua Europea. Para el fomento de la buena gobernanza en agua se ha constituido la Agencia Vasca del Agua (URA) en enero de 2008, un ente público que unifica las competencias en agua, primando la eficacia y la participación.

De la Ley Vasca del Agua se deriva también el canon del agua, un impuesto ecológico novedoso que penaliza el derroche. ¿En qué consiste?

El canon, que comenzará a aplicarse en breve, penaliza con seis céntimos el metro cúbico a partir de un exceso de 130 litros por persona y día. La idea es reducir el consumo y restituir al medio hídrico lo que se ha detraído de él. Por ello, el dinero recaudado se destinará a la protección, mejora y restauración del medio acuático. Asimismo, el 5% de la recaudación del canon se destinará a proyectos para la mejora de la gobernanza en materia de agua en el África subsahariana, una iniciativa innovadora en la que hemos colaborado con URA.

No se trata de abogar por la gratuidad del agua, sino por el acceso universal
Por otra parte, cabe señalar que se ha primado la participación y consulta para lograr un consenso con muchos actores, tanto operadores de servicios de agua, como otros usuarios, ya sean agricultores o industria. Y también son destacables las exenciones en función del compromiso ambiental de los usuarios. Por ejemplo, se han establecido bonificaciones de un 70% para las empresas que dispongan de una certificación de gestión ambiental; si además disponen de un plan de reducción del consumo de agua, la bonificación puede llegar hasta el 90%.

Por el momento, los hogares están exentos de esta tasa.

Efectivamente, durante este primer año los usuarios domésticos estamos exentos de esta tasa. La razón es que en la actualidad el consumo medio en la CAV es inferior a esos valores. De hecho, el País Vasco y Navarra son los lugares de España donde menos agua se consume en los hogares, cerca de 129 litros por persona y día, cifra inferior a los 160 de la media española.

En cualquier caso, aplicar este tipo de tasas a los ciudadanos no parece una medida muy popular.

Los consumidores también tenemos un papel fundamental: no sólo debemos ahorrar en el agua que bebemos, sino más bien la que “comemos”
Aplicar nuevas tasas e impuestos no es fácil ni es la única solución, pero entiendo que no se ha pensado como un instrumento punitivo, sino de concienciación en el uso de un recurso tan limitado y frágil como el agua. En definitiva, se trata de una medida innovadora en muchos aspectos, y como ha afirmado Carlos Fernández-Jáuregui, el experto en agua de Naciones Unidas que ha colaborado en relacionar este impuesto con la consecución de los Objetivos del Milenio, es un ejemplo de solidaridad internacional para otras regiones y países.

¿Qué conclusiones se pueden extraer de esta experiencia hasta ahora?

Según los responsables de URA, todavía es pronto para sacar conclusiones, ya que en esta fase actual se están desarrollando los instrumentos de apoyo a los operadores de agua vascos, para comenzar pronto con la recaudación.

¿Cree que esta tasa es extrapolable a otras comunidades autónomas?

El canon, que comenzará a aplicarse en breve, penaliza con seis céntimos el metro cúbico a partir de un exceso de 130 litros por persona y día
Sí, y no sólo a otras comunidades, sino a otras legislaciones nacionales y regionales. No hay que olvidar que la Directiva Marco del Agua aconseja este tipo de medidas. Si además se consigue, como en el caso del País Vasco, relacionar estos retos internos con un compromiso de solidaridad con los más desfavorecidos, destinando un porcentaje, el que sea, al apoyo de los Objetivos del Milenio, habríamos conseguido la cuadratura del círculo.

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