Ser ecológico después de las Navidades

Los consumidores pueden reducir el impacto ambiental de las Navidades con varios consejos
Por Alex Fernández Muerza 30 de diciembre de 2009
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Imagen: almostbunnies

La generación de grandes cantidades de residuos, como los envoltorios de papel o plástico, los regalos que no han gustado, las sobras de las comidasd de las celebraciones o el abeto navideño ponen a prueba la conciencia ambiental de los consumidores después de las Navidades. Este artículo señala varios consejos para ser más ecológicos y reducir el impacto de estas fiestas.

Reducir la cantidad de residuos desaprovechados

En Navidades, la generación de residuos aumenta de forma significativa. Los ayuntamientos refuerzan la recogida durante estas fechas, pero no es extraño ver contenedores desbordados o residuos donde no les corresponde. Determinados productos cuyo uso se incrementa en estas fechas, como los eléctricos y electrónicos, las bombillas o las pilas, contienen además materiales tóxicos contaminantes y, por ello, hay que ser más responsables en su reciclaje.

En Navidades, la generación de residuos aumenta de forma significativa
Para evitar esta situación y perder así las ventajas de reciclar, los consumidores pueden almacenar en su casa los envoltorios propios de estos días festivos e introducirlos en el contenedor azul (papel y cartón) o en el amarillo (envases de plástico y metálicos) más adelante. Al depositarlos, se debe intentar plegarlos todo lo posible para reducir el espacio que ocupan. Y si el contenedor está lleno, es conveniente dejarlos en alguno de sus lados, donde molesten menos.

Cuantos menos envoltorios, envases, bolsas de plástico o productos de usar y tirar se utilicen, mejor. Antes de reciclar, lo mejor es reducir la cantidad de residuos y, después, reutilizar los productos para alargar su vida, con sistemas como el supra-reciclaje, que transforma residuos en objetos de valor.

La reutilización de las cajas, el papel de regalo o las tarjetas de felicitación para otro año resulta útil y ecológica. Se pueden envolver otros obsequios y, si se le añade algún otro elemento usado, como botones, tela, fotos de revistas o catálogos, se les da un valor añadido y quedan más vistosos. El papel usado puede servir:

  • Para compostaje, en concreto, para el «vermicompostaje» (con lombrices).
  • Como relleno para cojines o sillones o también para envolver objetos delicados o enviarlos por correo.
  • Para hacer máscaras si se le añade harina, agua y un poco de imaginación.
  • De base para camas de animales domésticos pequeños, cortado en pedacitos.

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Regalos y juguetes

Para reducir en lo posible el impacto ambiental de regalos y juguetes, es preferible que sean productos elaborados de forma sostenible, sin materiales contaminantes y con un mensaje educativo para los más pequeños.

Una vez en casa, lo adecuado es seguir la máxima «inútil para unos, un tesoro para otros». Si no hay posibilidad de devolver el obsequio, se le puede dar a otra persona que lo disfrute. Las modalidades son varias:

  • Dejarlo como está y dárselo a un amigo, familiar, etc. Esto no es despreciar a quien lo ha regalado, sino preocuparse de que tenga una utilidad y no acabe en el trastero o en la basura.
  • Hacer una fiesta de intercambio: quedar varios amigos o familiares con presentes, servir unos bocadillos y bebidas y realizar el cambio.
  • Donar los regalos no deseados a ONG solidarias y ecológicas, a rastrillos solidarios cercanos, a refugios de beneficencia, etc.
  • Intercambiarlos con algún sistema de economía colaborativa. Este sistema permite ahorrar dinero y ser más sostenibles al reducir el volumen de basura.

Cenas y comidas navideñas ecológicas

La cena de Nochebuena y Nochevieja, o la comida de Navidad, implican un mayor consumo de lo habitual y, por ello, aumentan las posibilidades de desperdiciar alimentos. Además de pensar qué productos se eligen, hay que prever qué ocurrirá después con los mismos. Conviene organizar bien la lista de la compra, evitar en lo posible alimentos muy perecederos y utilizar envases de distintos tamaños para que las sobras se degusten en próximas comidas.

Una vez pasado el banquete, los productos de limpieza naturales, como el bicarbonato de sodio o el jugo de limón, pueden evitar el uso de sustancias químicas perjudiciales con el medio ambiente.

Cómo evitar tirar el árbol de Navidad

El abeto no acabará en la basura si se ha regado con frecuencia, se ha tenido alejado de las fuentes de calor y se ha comprado con raíces y suficiente cepellón (tierra adherida). Cada vez más ayuntamientos cuentan con un servicio de recogida selectiva para trasplantarlos, pero si no es posible, al menos se pueden usar como abono. Otra opción es contactar con una ONG ecologista cercana para que asesore sobre las posibilidades.

Si se opta por un abeto artificial, si se trata y guarda con esmero podrá durar muchos años. En su mayoría, se fabrican de plástico y su transformación comporta procesos químicos, gasto de energía y generación de residuos. Otra opción es crear un árbol de Navidad a partir de envases reciclables.

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