El WC se llena de basura

Los residuos impropios arrojados al váter aumentan y generan un considerable impacto ambiental y económico
Por Alex Fernández Muerza 19 de diciembre de 2012
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Imagen: Nellu Mazilu

Toallitas, tampones, lejía, medicamentos, pinturas, restos de comida, etc. La lista de residuos que acaban en el WC y no deberían arrojarse es cada vez mayor y, con ello, su impacto ambiental y económico. Así lo señalan los responsables de los sistemas de depuración de aguas residuales. Este artículo explica el impacto de la basura impropia en el WC, señala los residuos que no hay que tirar por el váter y apunta cómo deshacerse bien de dichos residuos impropios.

El impacto de la basura impropia en el WC

La cantidad de residuos que acaban en el váter y no deberían tirarse por ahí es cada vez mayor. «La aportación de material artificial (ni residuos orgánicos ni excretas humanas) es de 25 gramos por habitante y día en peso húmedo, un 20% de la carga contaminante total aportada», según Fernando Morcillo, director general de la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS).

El sobreesfuerzo económico de estos residuos supondría entre un 10% y un 18% del coste público de depuración de aguas residuales
Las consecuencias medioambientales y económicas de esa basura impropia son considerables, según el responsable de la AEAS. Los residuos biodegradables se pueden depurar, pero generan mayores costes y un mayor consumo energético, con el consiguiente daño ambiental indirecto. Los residuos químicos, de difícil depuración, son los más peligrosos porque provocan problemas finales en ríos y mares.

El sobreesfuerzo económico de estos residuos supondría entre un 10% y un 18% del coste público de depuración de aguas residuales y, de seguir así, aumentarán todavía más, según estimaciones de la AEAS. Fernando Morcillo explica que la operación y mantenimiento de una depuradora para una población de 300.000 habitantes puede rondar entre 0,13 y 0,20 euros diarios por metro cúbico depurado (por una familia de cuatro miembros entre 48 y 73 euros anuales), según la tecnología y las características de la depuradora, y sin incluir la amortización de la inversión en la infraestructura.

Residuos que no hay que tirar por el váter

La AEAS ha elaborado una lista de productos que los ciudadanos tiran al WC con mayor impacto:

  • Toallitas «higiénicas» o húmedas, compresas, tampones, pañales, algodones y otros materiales de celulosa o textil similares, así como preservativos: los más visibles y vertidos en más cantidad. No son los más peligrosos para el medio ambiente, pero producen diversos atascos, daños y mayor consumo energético en los sistemas de saneamiento. Según Morcillo, «el sector de los productos de higiene doméstica utiliza una publicidad ‘desafortunada’ o ‘inapropiada’, cuando no ‘engañosa’ (queremos pensar que por desconocimiento o falta de rigor ambiental) al confundir características favorables como la biodegradación con la bondad ecológica absoluta o la presunta comodidad (verter al inodoro o al desagüe) frente a su extraordinaria incidencia negativa».

  • Lejía, amoniaco y ácido clorhídrico: pueden oxidar la materia orgánica o matar a una persona con solo 40 ml en un litro de agua de ácido clorhídrico.

    Fármacos, cosméticos y drogas: la Unión Europea (UE) está introduciendo limitaciones en estas sustancias, ya que en bajos niveles provocan a los organismos acuáticos problemas de crecimiento, desarrollo, disfunciones sexuales y taras genéticas.

    Pinturas y disolventes: sus componentes químicos pueden ser muy tóxicos.

    Jabones y detergentes: tienen fosfatos que, vertidos en el agua, provocan el crecimiento de algas en prejuicio de otras formas de vida. Las depuradoras necesitan unos procedimientos químicos muy costosos para eliminarlos.

    Trituradores de basura: se utilizan para desechar por el fregadero los residuos orgánicos en vez de por el cubo de basura. Esta mala práctica contamina las aguas residuales, sobrecarga las depuradoras y atasca las redes de alcantarillado.

    Aceites vegetales usados: provocan unas «bolas de grasa» que atascan los colectores y dificultan la salida de los gases, de manera que producen malos olores en las ciudades.

    Grasas alimentarias y aceites usados de automoción: tienen mayor capacidad de obstrucción que los anteriores.

    Pesticidas e insecticidas: poseen cloro, azufre y sulfato de cobre, provocan las más altas tasas de emisiones a colectores y saneamientos públicos.

    Equipos para reducir la cal y otras sales en el agua de consumo público: cada vez más utilizados, incrementan la concentración de sales con problemas en la depuración y en el vertido a los cauces del agua depurada.

Simon Evans, de la compañía Thames Water, encargada de la depuración de aguas residuales de Londres y otras ciudades británicas, añade a esta lista residuos sorprendentes que sus responsables han encontrado, como animales (peces de acuarios, hámsteres o jerbos), partes del cuerpo humano como dedos de las manos, o partes de un coche.

Cómo deshacerse bien de los residuos impropios del WC

A la hora de deshacerse de estos residuos, lo mejor sería emplear los sistemas habituales de reciclaje:

  • Productos y sustancias químicas peligrosas: deberían almacenarse y entregarse en un Punto Limpio (aunque en el caso de las pinturas y disolventes no cuentan con la catalogación de Gestores de Residuos Peligrosos en muchas ciudades, explica Morcillo).
  • Medicamentos: en los puntos de recogida SIGRE, ubicados en las farmacias.
  • Aceite usado: el aceite se puede reciclar y cada vez más ciudades ofrecen contenedores específicos para ello.
  • Residuos orgánicos: por un lado, se podría separar la basura que pueda compostarse; y, or otro lado, se podría poner en el cuarto de baño una papelera para unir luego al resto de basura orgánica producida en casa y depositarla en el contenedor correspondiente.

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