Diferencias entre diésel y gasolina

Los motores de gasóleo consumen menos, aunque son más caros
Por César Martín 19 de febrero de 2004

La compra de un vehículo suele ser la segunda inversión más importante en la vida de un consumidor, sólo por detrás de la adquisición de la vivienda. Por ello es necesario conocer las características de cada turismo y si es conveniente decantarse por modelos alimentados por diesel o por gasolina. Sepa cómo debe decidirse y las condiciones, ventajas y desventajas de cada uno de ellos.

Los diésel se imponen en el mercado automovilístico

¿Diesel o gasolina? Las tendencias que presenta el actual mercado automovilístico dejan pocas dudas al respecto. De hecho, éstas indican que ya son mayoría los usuarios que se decantan por vehículos con motor diesel, rompiendo así viejos estereotipos. Los últimos datos barajados por los profesionales del sector señalan que en enero de 2004 el 65% de las ventas de turismos nuevos en España -alrededor de 100.000 unidades- se correspondieron con coches alimentados por gasoil. Este porcentaje, pese a su trascendencia, se queda pequeño si lo comparamos con el registrado en el segmento de los todo-terrenos, donde los diesel alcanzaron el 81% de las 7.000 unidades nuevas comercializadas. A la luz de los datos, queda clara la postura mayoritaria de la sociedad, que contrasta con las preferencias que tenían los consumidores hace apenas una década. Entonces, los gráficos indicaban que sólo el 15% de los turismos vendidos eran diesel.

Históricamente -hace 15 ó 20 años-, la imagen de los vehículos diesel se asociaba a los conceptos de potencia y duración, con unos motores que aguantaban una vida media de 400.000 kilómetros. Se correspondían generalmente con turismos llamados a mantenerse en activo durante gran cantidad de años. Estéticamente se presentaban como coches de gran tamaño, con motores más pesados, ruidosos y contaminantes que los de gasolina, y que además, requerían de una gran fuerza para moverse. Eran la viva imagen de los vehículos de transporte o agrarios extrapolado a los turismos. Su conducción era más torpe a la hora de arrancar y su compra podía llegar a ser hasta un tercio más cara que la de sus homónimos a gasolina. Entonces, sólo eran rentables si se recorrían medias anuales de 30.000 kilómetros. Por supuesto, consumían menos que el resto.

Sin embargo, los tiempos cambian. En la actualidad, aumenta el número de personas que necesita desplazarse por motivos laborales o personales. Los diesel han mejorado parte de los hándicaps que tenían antaño y mantienen las ventajas de toda la vida: son turismos que consumen menos combustible y, el que utilizan, es hasta un 19% más barato que la gasolina, según indican los precios registrados por la Dirección General de Política Energética y de Minas del Ministerio de Economía. De hecho, un litro de gasóleo A -especial para automoción- costaba a fecha del 18 de febrero una media de 0,681 euros, frente a los 0,813 de un litro de gasolina Sin Plomo 95, que es la más usada de la gama que surten las gasolineras en España.

Ventajas e inconvenientes

Tampoco hay que perder de vista las continuas mejoras que se han introducido en el mundo de la automoción. Los fabricantes han logrado mejorar los motores diesel considerablemente, reduciendo de forma significativa su ruido, el peso del motor y, en consecuencia, del propio coche, las vibraciones o la contaminación emitida. Además, los ingenieros han logrado repuntar la potencia y la vivacidad de los vehículos a gasoil. Ahora, estos turismos tienen una salida de punto cero alta, aunque no como los de gasolina. Las marcas presentan en sus catálogos un abanico de modelos susceptibles de usar diesel por sus especiales condiciones de potencia y peso, como los 4×4, que antaño eran la excepción del parque móvil y que hoy son una realidad al alcance de muchos compradores.

Por lo dicho hasta ahora, parece que la elección de un vehículo diesel debería ser la norma habitual para el usuario. Sin embargo, no hay que olvidar el hecho de que los precios de los turismos con este combustible superan con amplitud el que presentan los de gasolina. Un coche que funciona con gasoil sigue siendo alrededor del 18% más caro, aunque las diferencias se estrechan cada vez más. Esta cifra depende, claro está, del tipo de motor que se elija -turbo o de inyección directa, por ejemplo- . Tampoco conviene obviar que los precios de los hidrocarburos tienden a igualarse con el paso de los años.

Es destacable que las diferencias entre los dos tipos de vehículos sean más insignificantes con el paso del tiempo. Lo que antes eran ventajas en prestaciones y en conducción para los coches de gasolina, y precio y duración para los diesel, son ahora consideraciones generales para todo tipo de turismos. Evidentemente, persisten diferencias, pero cada vez son menores. El desarrollo tecnológico ha logrado motores diesel de inyección directa con prestaciones de velocidad punta y arranque similares a los de gasolina.

Un diésel es rentable con 15.000 o más kilómetros anuales

A modo de síntesis, se puede explicar someramente que los turismos equipados con motores diesel cuestan más, consumen menos y más barato, y técnicamente presentan prestaciones similares a los vehículos de gasolina. Por todo ello, el consumidor debe tener presente qué necesita para saber si le compensa o no decantarse por un coche de gasóleo. A juicio de Fernando Díaz Zufiaurre, secretario general de la Asociación de Empresarios de Automoción de Álava (ADEADA), la clave se encuentra en calcular el número de kilómetros que hará el coche adquirido. “Con aproximadamente 15.000 kilómetros al año se amortiza la diferencia de precio entre un diesel y un gasolina”, explica.

La razón a esta afirmación la debemos buscar en el ahorro cotidiano que ofrece un diesel, con menos repostajes y más baratos. En este sentido, también hay que valorar que los turismos diesel son generalmente más fiables, con un mantenimiento similar a los de gasolina. Se entienden que son más difíciles de romper. “Aunque cuentan con la desventaja de que si se estropean, sus reparaciones oscilan entre un 15% y un 20% más caras”, explica Díaz. Los arreglos son más caros porque el precio de las piezas de recambio también lo es, y por la mecánica de este tipo de motores, tradicionalmente más complejos que los de gasolina. Pese a ello, “este tipo de coches tiene una mayor durabilidad. Un motor diesel tiene una vida media de 700.000 kilómetros, 200.000 más que uno de gasolina”, explica el experto.

Otra ventaja a tener en cuenta sobre este tipo de vehículos es que se compran más caros, pero también se pueden vender a un precio más elevado. Fernando Díaz explica que estos turismos, en los mercados de segunda mano, se deprecian alrededor de un 7,5% menos que los modelos equivalentes de gasolina.

Si se hacen las cuentas calculadora en mano, se puede comprobar que los vehículos de gasolina son rentables para los consumidores que recorren menos de 15.000 kilómetros al año o proyectan cambiar de turismo en menos de 10 años. Si se dan esas premisas, la elección de un diesel saldrá cara. Si pese a todo, el conductor se decanta por un coche de gasóleo, deberá acostumbrarse a una conducción más tranquila y sosegada. En caso contrario -más de 15.000 kilómetros anuales y sin intención de cambio en 10 años-, el diesel será la mejor opción, ya que se ahorrará dinero a largo plazo. No obstante, conviene aclarar que estas cifras están calculadas para aquellos automóviles que hacen una media de 100 kilómetros diarios.

¿Cómo decantarse por uno u otro modelo?

Para decidirse por una u otra opción, sólo es necesario consultar las características de un determinado modelo, en versiones similares de diesel y gasolina. Lo explicamos a través de un ejemplo. El Seat León -estandarte de la única marca española-, presenta en su gama el modelo Stella, 1.6 de 105 caballos (gasolina). Según catálogo, cuesta 14.455 euros y consume una media homologada por el fabricante de 7 litros cada 100 kilómetros. A su vez, el Stella 1.9 TDI, de 110 caballos (diesel) vale 17.095 euros, con un consumo medio de 5,2 litros. Ambos vehículos son de similares condiciones (motor de 4 cilindros en línea y una velocidad punta de 192 kilómetros).

El de gasoil es 2.640 euros más caro y consume 1,8 litros menos cada 100 kilómetros. Si se tiene en cuenta los precios de ambos carburantes, se necesitarán una media de más de 120.000 kilómetros para enjugar la diferencia de precio entre los dos modelos. Si tenemos en cuenta que la media de kilómetros anuales de un vehículo en España es de 17.500, se debería usar el Seat León diesel cerca de los 10 años para amortizar el sobrecoste.

Consideraciones medioambientales

Desde que Rudolf Diesel desarrolló en 1892 su idea de motor diesel con la correspondiente patente en Alemania, los avances no han cesado. Logró ensamblar un motor eficiente, sobre todo, en comparación con los entonces poco desarrollados motores de gasolina, que salieron a la luz unos años antes que el invento del ingeniero alemán, concretamente en 1876. Aquel primer motor diesel nada tiene que ver con los desarrollados en la actualidad, donde existe una gran gama de modelos para elegir.

Las diferencias entre ambos combustibles son evidentes. Cada uno tiene un olor determinado y sus cualidades saltan a la vista. No se puede obviar que el diesel es más pesado y de carácter aceitoso, se evapora de forma más lenta que la gasolina, es más rápido a la hora de refinarlo y tiene una mayor densidad de energía. En líneas generales, las emisiones que provoca un motor diesel son más sucias que las de la gasolina; causan una mayor contaminación y pueden tener peores efectos en la salud. De hecho, son una de las mayores causas del dióxido de nitrógeno en la atmósfera. Los gases de este combustible transportan hasta 20.000 veces más partículas que los de la gasolina. Éstas contienen elementos como los hidrocarburos aromáticos polinucleares, sustancias que están relacionadas con la generación de ciertos cánceres, por ejemplo, de pulmón. Diversos estudios realizados a lo largo de la última década han vinculado la exposición a las partículas mencionadas con un aumento del riesgo oncológico. Las emisiones de óxido nitroso, dióxido de nitrógeno, formaldehído, benceno, dióxido de azufre, sulfuro de hidrógeno, dióxido y monóxido de carbono, todas ellas derivadas de la combustión de motores diesel, pueden ocasionar trastornos para la salud.

Estas emanaciones también contienen hollín. Éste está formado mayoritariamente por partículas de tamaño imperceptible que cuando se inhalan, se depositan en los pulmones. Estos descubrimientos han derivado en la proliferación de investigaciones con las miras puestas en mejorar las características de este hidrocarburo y de los motores que lo utilizan.

Sin embargo, también es cierto que los riesgos descritos están relacionados con ámbitos laborales, en los que se producen combustiones de grandes cantidades de diesel, por ejemplo, en la industria naval, en talleres de mecánica, o en aquellas con maquinaria de gran calibre.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube