Un estudio advierte de que la natación antes de los dos años puede dañar los pulmones de modo irreversible

Los pediatras desaconsejan enseñar a nadar a los menores de cuatro años porque, dicen, su cuerpo no está preparado
Por EROSKI Consumer 19 de enero de 2006

Los niños que comienzan a nadar antes de los dos años en piscinas desinfectadas con cloro -que son todas- pueden sufrir diez años después lesiones irreversibles en el sistema respiratorio. Lo dice un estudio elaborado por un experto austriaco en toxicología, que viene a corroborar investigaciones similares realizadas en los últimos años que, en contra de lo que se decía en décadas pasadas, desaconsejan que se enseñe a nadar a los chavales antes de que cumplan los cuatro años.

La Asociación Española de Pediatría, remitiéndose a recientes informes de la Academia Americana, recomienda que no se den clases de natación a los chiquillos hasta que cumplan los cuatro años porque hasta esa edad no cuentan con el desarrollo motor adecuado.

El estudio titulado «El riesgo de la cloración en las piscinas para los jóvenes: datos recientes», firmado por Alfred Bernard, de la Fundación Nacional para la Investigación Científica de Bélgica, se basa en una serie de investigaciones realizadas por este experto entre 2002 y 2005 con 341 niños de Bruselas de 8 a 12 años. 41 de esos niños fueron iniciados en la natación antes de los dos años. Todos ellos presentaron lesiones en los pulmones y pérdidas de un 20% de unas células de los bronquios llamadas células de Clara, responsables de neutralizar la entrada en el aparato respiratorio de cualquier sustancia dañina. Las lesiones, explica Bernard, son irreversibles, al tratarse de células madre del epitelio respiratorio que producen proteínas antiinflamatorias.

Además, un 11% del total de los niños analizados tenía asma de esfuerzo, porcentaje que aumentaba al 23% entre los que fueron bebés nadadores. Las diferencias fueron mayores en el caso de la bronquitis recurrente, que en el conjunto de los niños estudiados fue de un 37%, mientras que entre los bebés nadadores alcanzaba un 60%.

Alfred Bernard defiende que las lesiones descubiertas son definitivas porque afectan a las células madre de la piel que recubre los pulmones, responsable de la producción de proteínas antiinflamatorias. Es decir, un importante protector contra enfermedades.

«Los programas de educación sobre actividades acuáticas no han demostrado -además- que disminuyan los riesgos de muerte por inmersión. Los padres no deberían sentirse seguros», añade la Asociación Española de Pediatría.

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