Música para la demencia

La música podría ayudar a los enfermos de demencia a recuperar recuerdos asociados a experiencias positivas
Por Montse Arboix 6 de junio de 2014
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Imagen: babi krishna

La música utilizada como terapia aporta muchos beneficios, ya sea a recién nacidos prematuros, niños o mayores. En entornos educativos o médicos, en una persona o en un grupo, los distintos elementos musicales de los que se compone esta terapia contribuyen a la mejora de la esfera física, psicoemocional y social y mejoran la calidad de vida de las personas. Los expertos en geriatría señalan, como se apunta en el siguiente artículo, que la musicoterapia puede ayudar a personas con demencia a recobrar las sensaciones de experiencias positivas, a conservar las habilidades cognitivas y a reencontrarse con su propia identidad a través de los recuerdos.

La música para enfermos de demencia

La terapia musical utiliza el sonido, la melodía, el ritmo y la armonía de los elementos musicales para promover la comunicación, el aprendizaje o la expresión, entre otros, y así conseguir cubrir las necesidades físicas, psicológico-emocionales y sociales de una persona. La World Federation of Music Therapy añade que procura desarrollar potenciales o restaurar las funciones de la persona para que logre una mejor integración intrapersonal y/o interpersonal y, en consecuencia, una mejor calidad de vida, mediante la prevención, la rehabilitación o el tratamiento.

Así, algunos expertos en el ámbito de la geriatría certifican que, en las fases precoces de demencia, la musicoterapia ayuda a conservar las habilidades cognitivas y a demorar la dependencia. En fases adelantadas, puede hacer que el paciente recupere recuerdos asociados a vivencias positivas.

¿Cómo beneficia la terapia musical a las personas con demencia?

La musicoterapia puede contribuir a mejorar la calidad de vida de la persona con demencia. En las fases iniciales y moderadas, puede ayudar a conservar durante más tiempo y en mejor estado las capacidades y habilidades que la persona preserva, logrando retrasar su nivel de dependencia. «Se consiguen buenos resultados en aspectos como la orientación, la memoria, el lenguaje, la atención y las habilidades relacionales. En estas fases, si la persona es consciente de los cambios que está experimentando, el trabajo que se puede hacer para mantener el equilibrio psicoemocional y evitar la depresión es destacable», explica Mónica de Castro, músicoterapeuta especializada en geriatría y demencias.

El estímulo musical se gestiona, entre otras áreas del cerebro, en el sistema límbico, donde se procesan las emociones

No obstante, a medida que la enfermedad progresa, las necesidades cambian. «Cuando el lenguaje va desapareciendo, la musicoterapia ofrece una vía no verbal de comunicación y de reencuentro de la persona con su propia identidad a través de los recuerdos de su vida que la música es capaz de ayudarle a evocar», añade esta experta que colabora con diversas asociaciones de familiares de enfermos de Alzheimer, centros geriátricos y universidades. Así, la música es un estímulo que sigue teniendo sentido y que el afectado puede comprender. En estas fases, también puede ser un recurso para mejorar la calidad de vida de sus cuidadores que, bien orientados por un musicoterapeuta, pueden aplicar «cuidados musicales» para favorecer que la persona contribuya a actividades como el aseo, la alimentación o el vestido.

En la Guía de Implantación de terapias no farmacológicas, publicado por Centro de Referencia Estatal de Atención a Personas con Enfermedad de Alzheimer y Otras Demencias de Salamanca (del IMSERSO), abordan el tema de la musicoterapia como una herramienta para recobrar recuerdos asociados a experiencias positivas, de vivencias importantes en la vida de estas personas, que podrían hacer creer que han desaparecido. Según los autores, la música puede «devolverles» a su conciencia. Además, para los afectados por la enfermedad de Alzheimer, si la música es de su agrado, les puede proporcionar tranquilidad, bienestar y sentimientos positivos. Pero, en concreto, ¿qué es lo que se recupera: el recuerdo o la sensación vivida?

Según esta especialista, lo que da sentido y puede confortar y dar seguridad al afectado cuando ya está por completo desorientado son las emociones asociadas a sus vivencias, pues persisten hasta el último momento. El estímulo musical se gestiona, entre otras áreas del cerebro, en el sistema límbico, donde se procesan las emociones. Y ese estímulo es tan potente que queda grabado y después se recupera.

Programas de musicoterapia

Los programas de musicoterapia en fases iniciales y moderadas utilizan muchas técnicas, tanto activas como receptivas que incluyen la audición, el canto, la composición, la improvisación, tocar instrumentos, los juegos musicales y el movimiento con música. Se pueden trabajar en grupos de seis a ocho personas y deben tener una duración no menor de 12 sesiones para ser efectivos.

En fases de demencia avanzada, «la intervención puede hacerse individual o en grupos muy reducidos, de cuatro o cinco personas máximo. En estas fases los elementos musicales más importantes para trabajar son ritmo, que por ser intrínseco a la persona sigue teniendo efectividad para organizar, orientar y activar a la persona, y la melodía, que incide sobre las emociones», describe De Castro.

La música más efectiva es la que ha sido significativa para cada persona, es decir, que ha formado parte de sus vivencias, de su identidad musical. Por eso, en el trabajo previo al inicio de un programa de musicoterapia es muy importante la colaboración de la persona, si está al principio de la enfermedad, pero sobre todo de la familia para ayudar a hacer un inventario de la música que le ha gustado a la persona durante su vida, antes de la enfermedad.

¿Dónde se puede hacer musicoterapia? La especialista señala que los centros de día, residencias geriátricas y asociaciones de familiares de enfermos suelen ofrecer programas de musicoterapia. «Son llevados a cabo por un musicoterapeuta profesional y especializado, en los que antes de empezar se estudia cada caso de manera individual, se diseña la estrategia más conveniente para la persona y se hace un seguimiento continuo de su evolución, en colaboración con el resto del equipo de profesionales», puntualiza.

Los beneficios de escuchar música agradable

Estudios anteriores ya señalaban que escuchar la música que a uno le agrada aporta beneficios al organismo ya que provoca que se libere más cantidad de dopamina, que proporciona bienestar. Incluso hay trabajos que relacionan el hecho de escuchar música con una mejor salud cardiovascular y alivio del dolor crónico. Otras investigaciones apuntan que mejora las habilidades lingüísticas, fomenta la atención y la concentración, la imaginación y la memoria a corto y largo plazo. Ello favorece el aprendizaje, ya que la percepción musical comparte áreas cerebrales implicadas en el lenguaje y en la lectura.

Las investigaciones en musicoterapia han reportado datos positivos en personas hipertensas, ante estados de ansiedad, depresión y estrés y en alteraciones del sueño. También se emplea en la rehabilitación de trastornos psicóticos, autismo y de adolescentes con trastornos del comportamiento. E, incluso, con los más pequeños: un metaanálisis sobre los efectos médicos y de desarrollo de la musicoterapia en bebés prematuros ingresados en la unidad de cuidados intensivos neonatales destaca que proporciona tranquilidad y refuerza el estímulo de la succión, entre otros.

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