Enfermedad de Gaucher

La enfermedad de Gaucher se caracteriza por depósitos anormales de lípidos en el hígado, el bazo y la médula ósea
Por Jordi Montaner 20 de julio de 2006

Calificada como enfermedad rara por su baja incidencia, este trastorno metabólico, ocasionado por un déficit de una enzima glucocerebrosidasa, afecta a diferentes partes del cuerpo y presentaba hasta hace bien poco como único horizonte terapéutico el trasplante de médula ósea. Ensayos de terapia génica en EEUU pueden abrir ahora nuevas vías. De todas formas, el tipo y gravedad de los síntomas varían ampliamente ya que algunas personas no los presentan mientras que otras pueden desarrollar condiciones que amenazan constantemente su vida.

Las enzimas son sustancias proteicas responsables de la activación de una determinada reacción química del organismo. La betaglucosidasa ácida tiene por misión catabolizar una toxina metabólica, el glucocerebrósido glucosilceramida. En ausencia de betaglucosidasa se forman depósitos deletéreos en las células retículoendoteliales; el núcleo de estas células se ve desplazado hacia la periferia de las mismas y los lípidos anormales ocupan el espacio restante.

La enfermedad de Gaucher fue descrita por primera vez en 1882 a cargo del médico francés del que tomó nombre, Philip Charles Ernest Gaucher. Es la más común de las enfermedades por depósito de lípidos, almacenados por el organismo en forma de remanente energético, y se conoce, además, por nombres como glucocerebrosidosis, cerebrosidosis, lipidosis ceramín-glucosílica, esfingolipidosis, enfermedad de acúmulo lisosómico y anemia esplénica familiar.

Un déficit de glucocerebrosidasa, desde el punto de vista funcional, ocasiona que los lisosomas se congestionen y se acumulen en el hígado, el bazo, los huesos y la médula ósea. Esta circunstancia, a su vez, diminuye la producción de glóbulos rojos (anemia) y adelgazamiento de los huesos (osteopenia).

La enfermedad de Gaucher, en lo que a genética respecta, es una entidad autonómica recesiva, lo que significa que un niño afectado heredaría dos copias anormales de la enzima deficitaria, una del padre y otra de la madre. Los padres serían en este caso los portadores, ya que ellos no desarrollan la enfermedad pese a presentar una copia anormal del gen que jamás se manifiesta.

Enfermedad rara

Un déficit de glucocerebrosidasa ocasiona que los lisosomas se acumulen en el hígado, el bazo, los huesos y la médula ósea

Epidemiológicamente se calcula que se da un caso por cada 50.000-100.000 personas en la población general. Tiene una peculiaridad étnica, y es que el grupo de mayor riesgo para contraer la enfermedad de Gaucher son los judíos asquenazí (oriundos de la Europa central y oriental).Se hereda como un rasgo genético y el gen responsable ha sido identificado en el brazo largo del cromosoma 1 (1q21). Hasta la actualidad se han descrito más de 200 mutaciones diferentes.

Pese a lo rara, o tal vez por esa razón, la enfermedad de Gaucher es objeto de investigaciones y de un asociacionismo muy activo. En España, los enfermos y sus familiares disponen de una Asociación Española de Enfermos y Familiares de la Enfermedad de Gaucher (AEEFEG) y de una Federación Española de Asociaciones de Enfermedades Raras (FEDER). Su proyección continental es la European Organization for Rare Disorders (EURORDIS). En lo puramente científico, el Instituto de Investigación de Enfermedades Raras (IIER) lidera el campo.

Diagnóstico y tratamiento

Es una enfermedad muy variable en su presentación, puesto que se han constatado hasta cinco categorías diagnósticas de enfermedad de Gaucher. Los síntomas varían dependiendo del tipo de enfermedad de que se trate, pero pueden incluir un agrandamiento del bazo (esplenomegalia), del hígado (hepatomegalia), neumopatía, cambios cutáneos, deterioro cognitivo, dolor y fracturas óseas, tendencia anormal a la formación de hematomas, fatiga, convulsiones, edema grave en el recién nacido. Ante la sospecha de enfermedad de Gaucher, los médicos recurren a un examen de las células sanguíneas para la disminución en la actividad enzimática, cultivos de glóbulos blancos para betaglucosidasa, aspirado de médula ósea, biopsia del bazo y radiografía del esqueleto. Las pruebas genéticas permiten una confirmación diagnóstica a partir de muestras de médula ósea o sangre, además de verificar el estado de portador, posibilitar el diagnóstico prenatal y determinar un pronóstico.

El planteamiento terapéutico no es sencillo. Donde hay disponibilidad, puede llevarse a cabo un tratamiento de sustitución enzimática y, en algunos centros, se opta por el trasplante de médula ósea. El pronóstico no es nada halagüeño, aunque depende siempre del tipo de enfermedad. La forma infantil deriva casi siempre en una muerte precoz. Estos niños rara vez superan los cinco años de edad. En cambio, con la disponibilidad de enzimas sintéticas, la mayoría de los pacientes con la forma crónica adulta pueden esperar una expectativa de vida normal o casi normal. Complicaciones frecuentes de la enfermedad de Gaucher son la aparición de convulsiones, anemia, trombocitopenia o los llamados infartos óseos. Todas estas situaciones requieren asistencia médica. Se recomienda un asesoramiento genético a las parejas con antecedentes familiares de la enfermedad de Gaucher que deseen tener hijos. Con las pruebas actuales se puede determinar si los padres son portadores del gen que podría transmitir el síndrome y si el feto resultante se ve afectado.

Cuando existen varios casos de enfermedad de Gaucher en una misma familia, todos suelen presentar la misma variante clínica, aunque se ha descrito que el grado de afectación varía ampliamente entre los hermanos. En la actualidad, científicos estadounidenses han puesto en marcha al mismo tiempo tres ensayos distintos de terapia génica, basados en el empleo de vectores retrovirales para vehiculizar el gen de la glucocerebrosidasa. Los resultados se esperan en pocos meses.

CINCO TIPOS, UNA ENFERMEDAD

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La enfermedad de Gaucher cursa de manera muy compleja, afectando a distintas partes del cuerpo, y estructurada, según criterios diagnósticos, en una tipología de cinco variantes. El tipo I corresponde a la presentación crónica y no neuroléptica, es el más frecuente y puede manifestarse a cualquier edad. El tipo II, por su parte, tiene una presentación aguda y neuroléptica; los nacidos bajo esta marca raramente alcanzan los dos años de edad.

Los pacientes del tipo III presentan un cuadro subagudo y neuroléptico, que se caracteriza por la afectación del sistema nervioso central, con curso variable a nivel sistémico y trastornos neurológicos de evolución lenta, aunque progresiva; se ha descrito un grupo especial endémico de este tipo en Norrbotten, Suecia.

El tipo IV se caracteriza por una piel reseca, áspera y escamosa, además de un edema grave al nacer, cuyo pronóstico más habitual es la muerte del recién nacido. Por último, el tipo V hace referencia a una forma cardiovascular de la enfermedad de Gaucher, caracterizada por la calcificación de las válvulas cardiacas, un leve agrandamiento del bazo y problemas oculares.

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