Suplementos antioxidantes, ¿perjudiciales?

A pesar de que más de 160 millones de personas toman suplementos antioxidantes de forma habitual, un estudio reciente pone en tela de juicio sus hipotéticos beneficios
Por Mónica G. Salomone 15 de marzo de 2007

Un estudio sugiere que no se deberían tomar suplementos antioxidantes. Y no sólo porque su efecto beneficioso no está demostrado, sino porque podrían resultar dañinos. Tras recopilar y evaluar decenas de investigaciones publicadas sobre los efectos de los suplementos antioxidantes, los autores concluyen que el consumo de suplementos de betacaroteno, vitamina A y vitamina E «podría aumentar la mortalidad». Miembros de la comunidad científica han expresado dudas acerca de estas conclusiones, pero han acordado en lanzar un mensaje de cautela sobre el consumo sin control médico de estos suplementos.

El estudio, publicado el pasado mes de febrero en la revista médica JAMA, se basa en el análisis de 68 investigaciones muy variadas, en las que participaron 232.606 personas (recogidas en 385 publicaciones). El trabajo ha sido realizado por el Grupo Cochrane Hepato-Biliar del Hospital de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca. La organización Cochrane es una red internacional de expertos que lleva a cabo revisiones de evidencias científicas en diversas áreas de la salud.

Los autores ya obtuvieron un resultado similar en 2004, publicado en The Lancet. Entonces el estudio se concentraba sobre todo en cáncer gastrointestinal, con el objetivo de «establecer si los suplementos antioxidantes reducen la incidencia» de este tipo de cáncer y de la mortalidad en general. La conclusión fue negativa: «no encontramos evidencias de capacidad preventiva alguna, por el contrario, [los suplementos antioxidantes] parecen aumentar la mortalidad global», afirmaba el grupo, encabezado por Goran Bjelakovic y Christian Gluud.

Efecto antioxidante

El trabajo de 2007 ya no busca conocer el efecto de los suplementos antioxidantes en un tipo de cáncer, sino en general. Los autores clasificaron las investigaciones a evaluar en dos grupos en función de la calidad de los métodos empleados, en relación al riesgo de ser más o menos sesgadas: con bajo riesgo de sesgo, las mejores, y con alto riesgo, peores. Cuando analizaron los resultados de todas las investigaciones no hallaron relación entre uso de suplementos vitamínicos y mortalidad. En cambio, al concentrarse sólo en los estudios de mejor calidad observaron que el consumo de antioxidantes aumentaba un 5% el riesgo de mortalidad.

El efecto de los suplementos vitamínicos antioxidantes no parece ser el mismo que el de seguir una dieta rica en frutas y verduras desde la infancia

En concreto, el uso de beta caroteno, de vitamina A y de vitamina E apareció asociado respectivamente a un 7%; un 16%; y un 4% de aumento de riesgo de mortalidad. En cambio no se halló más riesgo de mortalidad, pero tampoco efectos beneficiosos, asociados al uso de vitamina C ni del selenio. «Nuestra revisión sistemática arroja varias conclusiones», escriben los autores en JAMA. «El beta caroteno, la vitamina A y la vitamina E, tomados solos o en combinación con otros suplementos antioxidantes aumentan la mortalidad de forma significativa. No hay evidencia de que la vitamina C aumente la longevidad. […]El selenio tendió a reducir la mortalidad, pero necesitamos investigar más en esta cuestión».

¿Efectos beneficiosos?

La creencia en el poder preventivo de estos suplementos se basa en observaciones que sugieren que las moléculas antioxidantes juegan un papel importante en la reparación del daño que produce el oxígeno en las arterias. Además, como señala Josep Lluís Torres, investigador del Instituto de Investigaciones Químicas y Ambientales del CSIC y experto en antioxidantes, «sí se considera demostrado que el consumo de frutas y verduras, ricas en compuestos antioxidantes, tiene efectos preventivos contra determinados tipos de cáncer y las enfermedades cardiovasculares».

Pero de ahí a afirmar que los suplementos antioxidantes tienen esas mismas propiedades va un trecho y, por este motivo, es un tema objeto de discusión desde hace años. Pueden ser las dosis, la etapa de la vida o el periodo de tiempo en que se toman…el hecho es que el efecto de las pastillas no parece ser el mismo que el de una dieta rica en frutas y verduras.

«Tomar durante unos pocos años en la edad adulta dosis farmacológicas [relativamente elevadas] de micronutrientes específicos es un escenario bien distinto al de tomar dosis fisiológicas de estos mismos micronutrientes dentro de una dieta equilibrada, que empezó en la infancia y que se ha mantenido toda la vida», señalaron los investigadores británicos David Forman y Douglas Altman al comentar en The Lancet el primer trabajo del grupo danés. Gluud, líder de este grupo, afirma que «tenemos esta potente industria que realmente se ha esforzado por demostrar el poder beneficioso de los antioxidantes, pero por desgracia para ellos y para nosotros, no lo ha conseguido».

NO ALARMAR

ImgImagen: Mike Chen

Lo que no se había dicho hasta ahora es que pudieran tener efectos negativos. De hecho es un resultado que muchos expertos se niegan a tomar en serio todavía. Para Josep Lluís Torres, «no hay que ser alarmista», sino que se trata de algo «que hay que seguir estudiando». Otros expertos, como Meir Stampfer, profesor de nutrición y epidemiología en la Harvard School of Public Health, ha criticado que los estudios evaluados eran demasiado diversos como para extraer conclusiones comunes. Los estudios abarcaban desde uno de tres meses en una residencia con 109 ancianos hasta otro de doce años de duración con más de 22.000 médicos hombres. Otros críticos han señalado que los estudios estaban hechos sobre población ya enferma.

Gluud y Bjelakovic, sin embargo, no dudan de sus resultados. «El mensaje principal es que no es recomendable tomar betacaroteno, vitamina A ni vitamina E con fines preventivos. Estos tres suplementos antioxidantes podrían aumentar la mortalidad», dicen. «Considerando que entre el 10 y el 20% de la población adulta de EEUU y Europa consume estos suplementos, las consecuencias para la salud pública son sustanciales». Gluud y Bjelakovic advierten contra el «intenso marketing» a favor de estos compuestos al que está expuesta la población.

Lo que no aclara el trabajo en JAMA es por qué los suplementos antioxidantes podrían aumentar la mortalidad. «Hay varias explicaciones posibles», escriben los autores. «Tal vez al eliminar los radicales libres de nuestro organismos estemos interfiriendo con algunos mecanismos de defensa esenciales… Los suplementos antioxidantes son sintéticos y no están sometidos a los mismos estudios rigurosos de toxicidad que otros agentes farmacológicos. Necesitamos entender mejor los mecanismos y acciones de los antioxidantes en relación a las enfermedades», añaden.

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