Reloj interno, infección y sistema inmune

La alteración del reloj biológico nos hace más susceptibles a infecciones, problemas digestivos, problemas de salud mental o, incluso, cáncer
Por Núria Llavina Rubio 19 de marzo de 2012
Img reloj
Imagen: chris gilbert

Todos los seres vivos experimentan una rutina que cambia cada 24 horas. Se denomina ritmo circadiano y su equilibrio es vital para el bienestar humano, puesto que regula una amplia variedad de actividades metabólicas. Su alteración puede provocar debilidad, irritabilidad, problemas digestivos, diabetes, problemas de salud mental o, incluso, cáncer. Hasta ahora se conocía que el sistema inmunitario registra variaciones circadianas a lo largo del día, pero un nuevo estudio ha fortalecido esta relación al afirmar que la hora del día parece ser un factor importante en el riesgo de contraer una infección.

Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale (EE.UU.) han descubierto cómo los cambios químicos que ocurren en el organismo a lo largo del día afectan de manera directa al sistema inmunitario. Esto apunta al reloj biológico del ser humano, el ritmo circadiano, a través del cual el organismo mantiene un equilibrio que, cuando se altera, puede desencadenar una amplia variedad de afecciones. El hallazgo, publicado en la revista ‘Immunity’, explica que una infección es menos o más severa según la hora del día en que se contraiga.

Los resultados, afirman los expertos, podrían influir en la forma en la que se administran los medicamentos y determinar cuáles son las horas del día más efectivas y, en consecuencia, mejorar la prevención y el tratamiento de enfermedades. También afectarían al diseño de nuevos fármacos dirigidos al reloj biológico del organismo. Las dosificaciones de fármacos que tienen en cuenta el reloj biológico ya se llevan a cabo para el tratamiento de algunas enfermedades, como las que afectan al sistema cardiovascular: el mayor efecto de los medicamentos que controlan la presión arterial y el colesterol ocurre de 12 de la noche a 4 de la madrugada, por lo que se aconseja tomarlas después de cenar. También en nutrición se utiliza el ritmo circadiano para recomendar la ingesta de alimentos a determinadas horas.

En oncología, el control del reloj biológico resulta de gran ayuda: la cronobiología permite reducir los efectos no deseados de los quimioterápicos sin que estos pierdan eficacia. Se deben administrar en el momento en que estos inhiben mejor la proliferación de células cancerígenas o cuando el paciente es más resistente a sus efectos secundarios.

Infección, ritmo circadiano y sistema inmunitario

La cronobiología permite reducir los efectos no deseados de los quimioterápicos sin que estos pierdan eficacia

Para que el sistema inmunitario pueda defenderse de una infección necesita, en primer lugar, detectar al enemigo invasor. Mientras los científicos investigaban este proceso de detección con una proteína involucrada en la inmunidad (TLR9), comprobaron que las alteraciones en el reloj circadiano influyen en la susceptibilidad a los patógenos. Descubrieron que la cantidad de TLR9 producida y el modo en que esta funciona están controlados por el reloj biológico del organismo, y que este control varía a lo largo del día. La clave: los momentos de máxima actividad de TLR9 parecen mejorar la respuesta de defensa, y viceversa.

Estos resultados pueden explicar, según los científicos, por qué hay mayor riesgo de desarrollar sepsis (infección generalizada y grave) entre las 2 y las 6 de la madrugada. En los ratones utilizados en este estudio, la gravedad de la sepsis dependió del momento del día en que se iniciaba la infección, que coincidió con cambios en la actividad de la TLR9.

La revista ‘Nature’ acaba de publicar que las probabilidades de fallecer de forma súbita tras un infarto son mayores por la mañana y vuelven a incrementarse por la tarde. El motivo es parecido al del estudio anterior: los niveles de proteína que controlan el ritmo cardíaco fluctúan a lo largo del día.

Vigilar el reloj interno para mejorar el sistema inmune

Los resultados sostienen que la alteración de los ritmos diarios, como la privación del sueño, afecta a la respuesta inmunitaria del organismo. Pasar una noche en blanco hace que una persona sea más vulnerable a la invasión de virus y bacterias, así como el jet lag, habitual cuando se viaja a través de varias franjas horaria, que predispone a contraer gripes, resfriados y otras infecciones.

Las conclusiones del estudio estadounidense podrían permitir conocer más acerca de los pacientes ingresados en unidades de cuidados intensivos, UCI, con alto riesgo de sufrir una infección nosocomial, que se contrae en el entorno hospitalario. A menudo, estos pacientes tienen alterados los patrones de sueño -por el propio funcionamiento de estas unidades- y, por tanto, su ritmo biológico normal.

RITMO CIRCADIANO Y NEURONAS

Una investigación llevada a cabo por expertos de la Universidad de Oregón (EE.UU.) ha presentado por primera vez pruebas de que la alteración de los ritmos circadianos puede provocar una aceleración de la neurodegeneración, con la consecuencia de una merma de la función motora y la muerte prematura. Antes ya se habían detectado grandes correlaciones entre las alteraciones del reloj biológico, el envejecimiento y enfermedades neurológicas, como el Alzheimer y la enfermedad de Huntington. La importancia de las conclusiones recae en que hasta ahora no se sabía si la merma de la función circadiana se debía a la neurodegeneración o, por el contrario, la degeneración neuronal era la culpable de la alteración del reloj biológico.

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