Tras el control del asma grave

El asma es un problema de salud en todo el mundo, cada año provoca cerca de 250.000 fallecimientos, en su mayoría, causados por la forma grave de la enfermedad
Por Montse Arboix 28 de noviembre de 2014
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Imagen: Bill Selak

Se estima que entre el 7% y el 10% de la población sufre asma. De este porcentaje, entre el 5% y el 10% padecen una forma grave e, incluso con tratamiento, no consiguen un buen control de la enfermedad y tienen más posibilidades de acudir a los servicios de urgencias e ingresar en un centro hospitalario. Estudios recientes presentados en el Segundo Foro Internacional sobre Asma Grave (ISAF), organizado por la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI), han aportado dos novedades en el control y la identificación de esta enfermedad. En este artículo se describe qué es el asma grave, cómo funciona el nuevo tratamiento para los pacientes adultos y cómo un dispositivo es capaz de identificar en niños el asma no controlada.

Situación del asma grave

El asma grave no es una entidad fija. Puede desarrollarse en un momento concreto y después mejorar. Quienes la sufren no consiguen controlar de manera adecuada la enfermedad, ni siquiera con tratamiento intensivo, y conviven día y noche con tos, secreciones densas con problemas para expectorar, dificultad respiratoria (disnea) y sensación de no poder llenar de aire los pulmones. Ello les supone tener limitada su vida diaria y una devaluación de la calidad de la misma. A su vez, tienen mayor riesgo de empeoramiento grave (exacerbaciones) y frecuente, y de deterioro de la función pulmonar.

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Imagen: EAACI

Para el profesor Eckard Hamelmann, director del Departamento de Medicina de Pediatría y Adolescentes y portavoz del Centro de Alergia de la Universidad Ruhr de Bochum (Alemania), se considera asma grave cuando «está mal controlada y se asocia con muchos síntomas, como empeoramientos frecuentes, pérdida de muchos días de colegio o de trabajo, o efectos secundarios significativos de la medicación requerida para lograr el control».

A ello se suma que no es una enfermedad fácil de diagnosticar ni de tratar. Para llegar al diagnóstico, hay que desestimar multitud de factores que pueden influir en el empeoramiento de la enfermedad, «como la persistencia al mal cumplimiento terapéutico, factores psicosociales, la exposición ambiental continuada a alérgenos o irritantes, por enfermedades acompañantes sin tratar o tratadas con deficiencia», añade el experto. Cuando ocurre a pesar del tratamiento óptimo, la educación y la evitación de factores desencadenantes, se denomina asma refractaria severa.

Pero, ¿qué porcentaje de los pacientes tiene asma grave o asma no controlada? El especialista explica que el control del tabaco o los alérgenos), se consigue un control suficiente en al menos el 90% de todos los pacientes con asma. No obstante, «entre el 5% y el 10% de todos los pacientes tendrá un verdadero asma grave y necesitará dosis altas de esteroides inhalados o sistémicos sin ganar un control óptimo. En los niños, el porcentaje es algo más pequeño y la diversidad de la enfermedad está más centrada en el asma de tipo alérgico», aclara Hamelmann.

Innovación en el tratamiento del asma grave

Los pacientes con asma grave tienen mayor riesgo de exacerbaciones frecuentes y deterioro de la función pulmonar

Durante la celebración del Segundo Foro Internacional sobre Asma Grave, (ISAF) organizado por la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI), que reunió a más de 200 investigadores y médicos en Atenas este mes de noviembre, se presentó un estudio observacional que señala que, sin olvidar la medicación habitual, administrar aire purificado durante la noche -mediante un dispositivo de flujo laminar a temperatura controlada (TLA)- reduce de manera significativa el riesgo de empeoramiento y el uso de recursos hospitalarios relacionados.

El Profesor Hamelmann, que ha liderado este estudio, describe que «el TLA permite que el paciente duerma con un aire libre de partículas y alérgenos, ya que se eliminan más del 99,5%. Esto provoca que los pulmones y otros órganos no estén expuestos, que el paciente pueda dormir y tener un sueño reparador. Además, proporciona al paciente la posibilidad de ser menos sensible durante el día, cuando de nuevo esté expuesto a las partículas y alérgenos». Destaca además que la terapia complementaria con TLA puede mejorar la calidad de vida de los pacientes sin añadir efectos secundarios farmacológicos.

Según los resultados de la investigación, este dispositivo aporta beneficios al asma grave con exacerbaciones frecuentes y de bajo nivel de control, a quienes tengan altos requisitos de esteroides inhalados y orales y medicación de rescate, ante la sensibilización alérgica frente a alérgenos de interiores (sobre todo ácaros y a la piel del gato) con una clara relación entre la exposición y el empeoramiento de la enfermedad (asma alérgica grave).

Identificar asma grave en niños: la huella del aliento
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Imagen: Universiteit Utrecht

También en el mismo evento internacional, un equipo de especialistas holandeses, liderados por la Dra. Susanne Vijverberg, farmacéutica investigadora de la Universidad de Utrecht, mostró la manera de determinar con precisión los casos de asma grave infantil. La ventaja que aporta este sistema es que no es invasivo: se realiza mediante la medición de compuestos orgánicos volátiles en el aire espirado, una prueba denominada ‘huella del aliento’, y se lleva a cabo con una especie de nariz electrónica. El estudio se realizó en niños asmáticos, todos ellos usuarios de corticosteroides inhalados.

Además, los dispositivos utilizados sirven para identificar los distintos fenotipos en asma infantil y también como guía en el tratamiento de la enfermedad a este grupo de población. El asma es una enfermedad común en la población infantil. Algunos niños, a pesar de estar bajo tratamiento, no consiguen controlar su enfermedad.

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