Nuevas consideraciones con el ácido acetilsalicílico

El fármaco, a dosis bajas, reduce el riesgo de infarto de miocardio y de ictus, según nuevas directrices sanitarias
Por Montse Arboix 25 de julio de 2008
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Imagen: esra su

La Asociación Médica Americana (AMA) ha publicado una guía basada en la mejor evidencia científica disponible para, entre otras cosas, mejorar la información del médico sobre la importancia de recomendar a los pacientes el uso a dosis bajas de ácido acetilsalicílico. El principal objetivo es el de prevenir episodios cardiovasculares, primera causa de fallecimiento en los países desarrollados.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, las enfermedades cerebro y cardiovasculares (ECV) son la principal causa de mortalidad entre la población española. En 2006, de los 371.478 fallecimientos, el 32,5% (120.690 muertes) fueron causadas por estas patologías. De las víctimas, el 46% fueron hombres y el 54% fueron mujeres. Asimismo, entre todas las ECV, la enfermedad isquémica del corazón es la que provoca mayor número de muertes, siendo el infarto de miocardio el responsable del 60% de ellas.

Ante este escenario tan desolador, las guías actuales de práctica clínica, que incluyen las elaboradas por la Sociedad Europea de Cardiología, la Asociación Americana del Corazón y la Asociación Americana del Ictus, entre otras, aconsejan a los médicos que consideren la terapia con dosis bajas de ácido acetilsalicílico (AAS) para la prevención primaria y secundaria, en pacientes de alto riesgo, de episodios cardiovasculares.

Clave en prevención

Los pacientes resistentes al efecto antiplaquetario del AAS son más propensos a fallecer a causa de algún episodio cardiovascular

En el origen de la patología cardiovascular juega un papel clave la trombosis -formación de coágulos en la sangre- determinado tanto por el flujo sanguíneo como por cualquier lesión vascular subyacente. Por este motivo, el tratamiento con antiagregantes plaquetarios, como el AAS, son utilizados en prevención y tratamiento de la enfermedad cardiovascular. Aspirina es el nombre comercial mundialmente conocido del AAS. A pesar de que es una marca registrada, el uso popular ha hecho que en muchos países como EE.UU pase a ser el nombre genérico de la sustancia («aspirin»). En realidad, la misma compañía, en España, lo comercializa bajo el nombre de Adiro®.

Hasta hace poco las evidencias científicas no demostraban que los antiagregantes orales fueran efectivos en la prevención primaria del accidente vascular cerebral (AVC o ictus) isquémicos. Sin embargo, recientemente, un estudio -auspiciado por la Organización Mundial de la Salud (OMS)- apunta que el consumo diario de dosis bajas de AAS puede reducir la incidencia de enfermedades cardiovasculares, incluido el ictus.

Según las últimas investigaciones realizadas se considera que la dosis óptima de AAS para prevenir eventos cardiovasculares como antiagregante es entre 75 y 162 mg/día, además de presentar menor número de complicaciones -molestias gastrointestinales, úlcera gastrointestinal y hemorragia digestiva, entre otras.

ARRIVE

Un gran estudio denominado ARRIVE, acrónimo de «Aspirin to Reduce Risk of Inicial Vascular Events», pretende analizar los beneficios del uso a dosis bajas de AAS (100 mg) en la prevención primaria de pacientes con riesgo vascular moderado, esto es, aquEllos entre un 20% y 30% de riesgo de sufrir un primer accidente -infarto de miocardio, ictus y muerte cardiovascular- en los próximos 10 años o entre un 10% y un 20% de riesgo de sufrir cardiopatía coronaria en el mismo período de tiempo.

ARRIVE, puesto en marcha el pasado año y presentado en el Congreso Europeo de Cardiología 2007, es un ensayo doble ciego, aleatorizado y controlado con placebo, en el que 12.000 participantes (el 70% varones) serán supervisados hasta que se haya observado un número estadísticamente significativo de accidentes cardiovasculares (alrededor de 1.500) que permita analizar el efecto preventivo del ácido acetilsalicílico.

Este proyecto, que se calcula que tendrá una duración de cinco años, se está llevando a cabo en 400 centros hospitalarios de cinco países, entre los que se encuentra Reino Unido, Alemania y EE.UU -considerados de riesgo vascular alto-, y España e Italia, estimados como países con riesgo bajo.

Resistentes al efecto del AAS

Los pacientes con antecedentes de eventos cardiacos resistentes al efecto antiplaquetario del AAS -en los que sus plaquetas no responden a los efectos del fármaco-, son más propensos a sufrir infarto de miocardio o un ictus, e incluso, de fallecer a causa de algún episodio cardiovascular. Así concluye un estudio efectuado en la Universidad canadiense McMaster, y publicado en la revista «British Medical Journal». Los investigadores del estudio exponen que ni se conocen las causas de esta resistencia, ni hay manera de saber quién es o no sensible a los efectos del medicamento.

Por este motivo, la única solución es tener en cuenta la existencia de esta entidad cuando se recomiende la aspirina como terapia antiplaquetaria, y dirigir las investigaciones en la búsqueda de cómo identificar este trastorno. Asimismo, como explican los autores del estudio, en estos pacientes «resistentes», otros antiagregantes plaquetarios, como el clopidogrel (Scover® o Plavixo®) o el tirofibán (Agrastat®), no les aportaba ningún beneficio.

AAC Y ALZHEIMER

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El ácido acetilsalicílico (AAS) es tan eficaz en la prevención de la enfermedad de Alzheimer, primera causa de demencia en los países desarrollados, como lo son otros antiinflamatorios no esteroideos (AINE). Así lo explica un reciente estudio, publicado en la revista “Neurology”. Tras una revisión exhaustiva de seis estudios realizados con una población de más de 13.000 personas -que no presentaban demencia al inicio de las investigaciones-, expertos de la John Hopkins Bloomberg School of Public Health, de EE.UU., añaden, además, que tomar de forma reiterada aspirina reduciría en un 25% el riesgo de sufrir Alzheimer.

Estudios previos, como el realizado en la Universidad de Seattle (EE.UU.) y publicado en la misma revista, ya se habían puesto sobre la pista afirmando que su consumo regular puede reducir el riesgo de aparición de esta enfermedad neurodegenerativa hasta un 45%, sobre todo, si el fármaco se consumía durante largos períodos de tiempo. Sin embargo, los expertos advierten de que aún son necesarios más estudios que demuestren de forma fehaciente el supuesto papel neuroprotector del AAC.

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