Lesiones de riesgo por deportes de invierno

La práctica del esquí requiere seguir unas pautas de conducta adecuadas para minimizar el riesgo de lesiones y accidentes
Por Montse Arboix 5 de marzo de 2009
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Imagen: Gorilla

Con la llegada de la nieve, son muchos los esquiadores que se lanzan a practicar deportes de invierno sin pensárselo dos veces. Esto hace que la mayoría lo haga sin las medidas de prevención adecuadas para evitar lesiones secundarias. Muchos de ellos, además, no están en el mejor estado para realizar este tipo de ejercicio, en el que la condición física, además de la técnica, son imprescindibles para una práctica segura. Este artículo describe qué lesiones son las más frecuentes según la modalidad de esquí que se practique y qué medidas recomiendan los expertos para disfrutar de la nieve con la mayor seguridad.

Entre los deportes invernales con mayor número de seguidores se encuentra el esquí: lo practican más de 200 millones de personas en todo el mundo. Con la caída de las primeras nieves muchos aficionados se lanzan a las pistas de esquí, en ocasiones sin la condición física adecuada ni la mínima técnica recomendada. La consecuencia de tales imprudencias son lesiones que en algunos casos pueden resultar de gravedad. Los expertos aseguran que la probabilidad de lesión, en el caso del esquí, es de 2,6 a 3,9 lesiones en 1.000 esquiadores al día. Entre las más frecuentes destacan las de la columna vertebral, aunque también apuntan que el porcentaje de sufrir una lesión grave es relativamente bajo.

A cada modalidad de deporte, su lesión

La mayoría de las lesiones se deben a la falta de técnica o la inexperiencia

El esquí alpino, el más practicado, requiere una buena condición física y técnica. En el esquí de fondo, en cambio, la técnica que se necesita no es tan exigente pero es preciso una gran resistencia aeróbica por el esfuerzo que supone; por este motivo su práctica reviste menos riesgo de lesión. El snowboard, la modalidad que goza de mayor popularidad entre los más jóvenes, demanda también gran preparación física y técnica; su práctica está relacionada con un mayor riesgo de lesión, más que en el esquí alpino, y de más gravedad, como pueden ser luxaciones y fracturas.

Las lesiones, en cualquier tipo de modalidad, se deben en general a caídas o colisiones, provocadas sobre todo por la falta de técnica o la inexperiencia: más de la mitad de los accidentes que acaban en lesión (55%) se producen durante los primeros siete días de aprendizaje. De igual manera, el exceso de confianza y las imprudencias están asociadas a mayor número de accidentes, igual que una deficiente preparación física.

Lesiones en deportes de nieve

Las lesiones más graves se concentran en cerca del 60% en las extremidades inferiores, sobre todo en la rodilla, la parte del organismo que más trabaja y que más presión soporta; el 20% inciden en las manos; el 10% son traumatismos craneoencefálicos; y el resto suelen ser lesiones de columna y quemaduras.

Una buena técnica y aprender a caer pueden evitar hasta el 80% de las lesiones en el aparato locomotor

Las lesiones más frecuentes por caídas se dan en brazos y hombros y los más propensos a sufrirlas son los que hacen snowboard. De entre todos los practicantes, cabe destacar que los niños se llevan la palma en este tipo de lesiones, con un 79% de los casos.

Otro de los daños habituales, entre un 7% y un 10%, es el esguince del dedo pulgar y rotura de los ligamentos, que por lo general se origina por caer encima del puño cerrado sujetando el bastón.

La fractura de muñeca (fractura de Colle o de escafoides) del aficionado al snowboard es una de las principales consecuencias entre este colectivo, sobre todo en los principiantes. El motivo principal es que es la zona de apoyo que se utiliza para amortiguar las caídas, y suele hacerse con toda la extremidad en extensión y apoyando la mano con la muñeca también extendida. Los especialistas, como medida de prevención, aconsejan usar protectores de muñeca y, para los que se inician, recomiendan ir con la mano empuñada y al caer apoyar el puño en vez de la mano. Es imprescindible aprender a caer sin colocar la mano, sino poner la extremidad hacia dentro y dejarse caer apoyando el brazo y el hombro como si se quisiera rodar, y aprender a caer para evitar golpes fuertes.

A pesar de todo, las extremidades inferiores se llevan la peor parte. Son frecuentes las fracturas de las tuberosidades del astrágalo -hueso corto del pie- en el snowboard y el esguince o rotura de ligamentos de la rodilla junto con las fracturas de tibia en la modalidad alpina.

Prevención en la nieve: las recomendaciones de los expertos

Para practicar cualquier deporte de montaña con la mayor seguridad hay que tener en cuenta ciertas consideraciones:

  • Antes de empezar a practicar esquí es conveniente realizar un buen desayuno (lácteos, cereales y fruta) para evitar una pérdida de concentración y de fuerza. Hay que cuidar las comidas y llevar algún alimento -tipo barrita energética o frutos secos- que ayude a reponer energía.
  • La Sociedad Española de Traumatología del Deporte (SETRADE) insiste en que uno de los errores más frecuentes es ponerse a practicar esquí sin un calentamiento previo. El calentamiento será progresivo e incluirá ejercicios de flexibilidad articular. Hay que procurar no ir a la máxima intensidad al principio; el esfuerzo hay que incrementarlo de forma progresiva a la vez que se calientan las articulaciones en las primeras bajadas. Una de las medidas básicas es la buena condición física, por lo que resulta indispensable una preparación física a lo largo de todo el año, insistiendo en aquellas articulaciones más implicadas en el deporte blanco (piernas, brazos y columna vertebral).
  • Otro de los errores comunes es iniciarse en la práctica de cualquier deporte en la nieve sin nociones previas y sin instructor. Los últimos datos disponibles señalan que una buena técnica y una serie de normas para evitar caídas, así como para aprender a caer de la forma menos lesiva, pueden evitar hasta el 80% de las lesiones en el aparato locomotor. Las cifras también indican que la mitad de los accidentes se dan entre los principiantes con un 48% y los expertos en un 31%.
  • Cuando se noten los primeros síntomas de cansancio, hay que abandonar la actividad; las lesiones a última hora del día o en la última bajada son más frecuentes y están relacionadas con la fatiga provocada por el exceso de actividad física o por falta de sueño.
  • Tampoco hay que dejar de vigilar los movimientos de los otros esquiadores para evitar colisiones. Es muy importante el uso del casco, sobre todo en los niños y, precisamente en ellos, asegurarse de que llevan las botas bien cerradas y sujetas para evitar esguinces de tobillo.
  • Disponer del material adecuado en buen estado, con las fijaciones bien reguladas son otras de las recomendaciones que lanzan los especialistas de SETRADE.
  • Es imprescindible protegerse la piel con filtros adecuados y utilizar gafas con pantalla de rayos UVA para evitar quemaduras en piel y córneas. La radiación ultravioleta aumenta con la altura e incrementa el reflejo de la luz en la nieve que, junto con el hielo, reflejan más del 85% de la radiación que reciben. La fotoftalmia (oftalmia de la nieve) es una afectación parecida a la conjuntivitis producida por el efecto de los rayos ultravioletas que se traduce en síntomas como la sensación de cuerpos extraños en el ojo, fotofobia, lagrimeo y enrojecimiento de la conjuntiva.
El casco, imprescindible en los deportes de nieve

En los últimos años se ha puesto de moda la práctica de los deportes en la nieve, lo que supone mucha más gente en las pistas y, fruto de los avances tecnológicos, también ha aumentado la velocidad de los aficionados. De la misma manera, también se ha incrementado el número de accidentes graves en la montaña. Las lesiones en la cabeza son la causa más frecuente de ingreso hospitalario, además del motivo más común de fallecimiento. Por este motivo, se insisten en la necesidad de usar el casco de protección.

Dos de los mejores estudios al respecto, uno realizado de manera conjunta por investigadores canadienses y estadounidenses, publicado en la revista Epidemilogy (2008), y otro por especialistas escandinavos y publicado en Journal of the American Medical Association (2006), demuestran que disminuyen en un 60% el riesgo de sufrir un traumatismo craneoencefálico (TCE), además de lesiones en cara y cuello, cifra nada desdeñable.

En España, entre el 50% y el 75% de los esquiadores ya lo emplea sin ser obligatorio y en algunas pistas se impone su utilización a los trabajadores. A pesar de que hasta hace poco los esquiadores se excusaban con razones poco convincentes, las últimas innovaciones resuelven todos estos inconvenientes y su diseño asegura el máximo confort y protección con materiales ligeros y resistentes sin menospreciar aspectos de última moda.

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