Contra el cáncer de piel

La campaña Euromelanoma 2015 tiene el objetivo de difundir la importancia de la prevención, el diagnóstico precoz y el tratamiento de cáncer de piel
Por Montse Arboix 24 de abril de 2015
Img quemadura sol
Imagen: sumners

El pasado 15 de abril se puso en marcha la campaña Euromelanoma 2015. Este programa internacional busca recordar a la sociedad la importancia del cuidado de la piel frente al sol. En nuestro país, es la Fundación de la Academia Española de Dermatología y Venereología la que promueve y organiza este evento. En este artículo se explica qué objetivos persigue la campaña Euromelanoma de este año, cómo se puede detectar el cáncer de piel y qué factores de riesgo están asociados a su desarrollo.

La campaña Euromelanoma 2015 tiene como lema principal «El cáncer de piel se puede ver, detéctalo a tiempo, se puede tratar». Su objetivo principal es concienciar a la población sobre el diagnóstico precoz, la prevención y el tratamiento del cáncer de piel. En España, la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) es la encargada de organizar este evento internacional.

En el marco de esta iniciativa se están llevando a cabo diversas actividades divulgativas por distintos municipios y en distintos ámbitos. Entre ellas, del 1 al 5 de junio, los ciudadanos tienen la posibilidad de realizarse una consulta gratuita de cribado. Para ello, basta consultar los calendarios disponibles en la web de la AEDV o llamando al teléfono 91 543 45 35, disponibles hasta el 25 de mayo. Este año, como primicia, se hará el seguimiento de los pacientes que necesiten ser derivados a un especialista para someterse a tratamiento.

Detección precoz del cáncer de piel

El melanoma es el cáncer de piel menos frecuente de todos, pero también el más agresivo y letal si no se detecta a tiempo
En anteriores ediciones, la campaña Euromelanoma ya recomendaba revisar la piel una vez al mes de manera minuciosa, poniendo especial atención en las manchas que han cambiado de color o forma, que sean asimétricas, de tacto áspero, de varios colores, que tengan unas dimensiones superiores a cinco milímetros (mm), piquen, sangren, que tengan un aspecto brillante o de herida que no termina de cicatrizar. Para recordar todos los aspectos en los que hay que fijarse, existe una regla nemotécnica que sirve de ayuda: las siglas ABCDE de la detección del melanoma, por Asimetría, Bordes irregulares, Color, Diámetro superior a 6 mm y Evolución.

Una novedad en la detección del cáncer de piel es el procedimiento FotoFinder. Consiste en realizar un mapa corporal mediante una serie de fotografías especiales (dermatoscópicas) estandarizadas que permiten, con un programa informático específico, detectar la mínima variación en cada lunar o el desarrollo de nuevos y proporcionar un juicio de benignidad o malignidad. Es muy útil en personas que precisan un control riguroso de sus lunares y en el diagnóstico precoz del cáncer de piel. El mapeo corporal suele durar entre media y una hora.

Factores de riesgo para el cáncer de piel

El cáncer de piel es el tumor más frecuente y tiene una mortalidad de entre ocho y diez casos por cada 100.000 habitantes. Pero no todos los cánceres de piel son iguales. Entre ellos se distinguen: el carcinoma de células basales (el más común no-melanoma que se da en las zonas expuestas al sol), el carcinoma de células escamosas (más frecuente en la parte superior de la nariz, frente, labio inferior y manos o en áreas que se han quemado) y el melanoma. Este último, que aunque de nombre más conocido es el menos frecuente de todos, se asocia en un 90% a la exposición solar y resulta el más agresivo y letal; sin embargo, es el que más tasa de curación consigue, si se detecta de forma prematura.

Aunque el cáncer de piel es más frecuente a partir de los 50 años, cualquier persona puede padecerlo. Desde la American Cancer Society se apuntan varios factores de riesgo que hay que tener presentes:

  • Ser de piel clara (rubios o pelirrojos) o sufrir quemaduras solares con facilidad.
  • Antecedentes de quemaduras solares durante la infancia.
  • Pasar mucho tiempo al aire libre (por ocio o por trabajo) o recibir exposición solar muy intensa en cortos periodos de tiempo (como los fines de semana o las vacaciones)
  • Tener muchos lunares (más de 50), irregulares o grandes.
  • Antecedentes familiares de cáncer de piel, sobre todo de melanoma, o se ha sufrido uno.
  • Sistema inmunológico debilitado, sea por enfermedad, como el lupus, o por tomar fármacos que lo debiliten o lo supriman, como tras un trasplante de órganos.
  • Tener más de 50 años.
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