La prevención de accidentes en escolares

La tasa de fallecimientos por accidentes en niños de seis a diez años es cuatro veces superior a la provocada por todas las enfermedades infantiles
Por Montse Arboix 24 de mayo de 2007

Entre los seis y los diez años de edad el niño afronta una de las etapas de desarrollo personal más exigente, tanto, que será determinante para consolidar su personalidad y su capacidad emocional y social. Con el ingreso a la vida escolar, el menor se enfrenta a nuevos desafíos relacionados con su comportamiento y autonomía. Pero el descubrimiento de un mundo más allá del grupo familiar no está exento de accidentes, que cada día se cobran miles de muertes en todo el mundo. La prevención, según los expertos, es, de largo, el mejor arma para hacerles frente.

Aunque la mortalidad es baja en este grupo de edad, los accidentes son la primera causa de fallecimiento y los responsables de una elevada morbilidad y con secuelas tanto físicas (discapacidades y deformidades), como psicológicas y sociales de considerable importancia. Según datos de la Unión Europea, aproximadamente 20 millones de niños y jóvenes son víctimas de accidentes anuales, con el resultado de más de 15.000 muertes y aproximadamente 30.000 casos de discapacidad asociada.

En este grupo de edad, las estadísticas presentan las lesiones mortales en forma de accidentes de tráfico (58%), ahogamientos (10%) y quemaduras (8%). Entre las lesiones consideradas no fatales la mayoría se deben a caídas, accidentes en bicicleta y en la calzada. Partiendo de que estos accidentes son mayormente evitables y de los resultados positivos que han logrado otros países europeos, los expertos señalan que es preciso un Programa de Prevención de Accidentes en niños, y también en adolescentes, que defina estrategias a seguir para la promoción, prevención y recuperación.

Recomendaciones

Se ha demostrado que la capacidad de adaptación que el escolar logra en los primeros años de escuela tiene relación con su éxito o fracaso escolar y social en el futuro y con problemas de salud mental, como consumo de alcohol y drogas, conducta violenta, trastornos emocionales y conductuales. En esta etapa es cuando, desde el entorno familiar y escolar, es necesario concienciarlo de los riesgos y daños que acompañan al consumo de tabaco, drogas y alcohol, ya que a medida que el menor se desenvuelva en ambientes donde estos riesgos estén controlados, se estará actuando de forma preventiva frente a problemas de difícil tratamiento posterior.

El escolar debe adquirir conciencia de las situaciones de peligro, la importancia de su prevención y las conductas más seguras frente a los riesgos en el hogar, la vía pública o la escuela

Aprender las reglas de tráfico, utilizar el casco de forma sistemática cuando se use la bicicleta, los patines o el skate, asimilar conocimientos básicos de primeros auxilios y cómo actuar en situaciones de emergencia, como en el caso de inundaciones, incendios y escapes de gas y aprender a manipular correctamente la electricidad son aspectos básicos para evitar accidentes en esta etapa. En definitiva, el escolar debe adquirir conciencia respecto a situaciones de peligro, la importancia de su prevención y las conductas personales más seguras frente a estos riesgos ya sean en el hogar, la vía pública o la escuela. Los adultos, además, deben cerciorarse de que el niño aprende a nadar, fomentar la educación vial y, en el ámbito escolar y de ocio, garantizar condiciones seguras para la práctica deportiva y recreativa.

En el ámbito doméstico, los expertos señalan que existen circunstancias favorables que incrementan el riesgo a sufrir accidentes. La falta de vigilancia en niños confiados a personas inadecuadas, como ancianos con disminución de sus capacidades o hermanos mayores o falta de autoridad relacionado con niños que infringen las normas de sus padres, la ausencia de orden en el hogar y paupérrimas condiciones socioeconómicas son algunas de ellas. Los datos de algunos estudios revelan que, respecto a las muertes por accidentes, el 38% de las muertes accidentales en el grupo de 0-15 años se deben a accidentes domésticos y esta tasa llega al 58% entre los menores de 5 años.

En el coche

Los accidentes de tráfico son la principal causa de muerte accidental para este grupo de edad; en los primeros años, los atropellos. En edades sucesivas lo son los accidentes con bicicletas y motocicletas de los que el niño es conductor. En todas las edades, los niños son víctimas como acompañantes en vehículos de motor. Según un estudio reciente del Real Automóvil Club de Catalunya (RACC) y la empresa Jané, realizado con 366 niños menores de 12 años víctimas de accidentes de tráfico entre junio y diciembre del 2005, un 48% no usaba ningún sistema de retención infantil (SRI), llegando a un 73% en el caso de los mayores de 6 años.

Los datos, recogidos por los servicios de urgencias de diferentes hospitales españoles, concluyen que todos los niños heridos que viajaban con SRI sobrevivieron y no sufrieron lesiones graves en los órganos vitales. El 77% de los heridos presentaron lesiones de órganos vitales. Un 66% de los casos las heridas las sufren los niños en cabeza y cuello, un 7,7% en el abdomen y en un 19,4% en las extremidades. Todos los menores atendidos de lesiones graves en los órganos vitales o con resultado mortal viajaban sin llevar SRI.

Desde que el 5 de septiembre del año pasado entrara en vigor la nueva normativa de tráfico es obligatorio que todos los ocupantes de un vehículo con una talla menor a 135 centímetros usen un SRI homologado a su altura y peso. El incumplimiento comporta una multa y la pérdida de tres puntos del carné de conducir. Cifras de años posteriores indican que, en España, más de 120 niños menores de 14 años mueren a consecuencia de accidentes de tráfico y más de 6.000 resultaron heridos, 855 de ellos de gravedad.

EN AUTOBÚS

Según un estudio reciente publicado en Pediatrics, el número de niños y adolescentes menores de 19 años estadounidenses que se lesiona por accidentes no mortales viajando en autobús escolar cada año es casi el triple de las estimaciones previas. Sin diferencias significativas entre sexos, más del 42% se deben a accidentes automovilísticos y alrededor de un 24% de las lesiones suceden cuando los niños o adolescentes suben o bajan del autobús. El grupo de los 11 a los 14 años son los que más lesiones presentan, seguido muy de cerca por los niños de 5 a 9 años. Las lesiones más comunes son distensiones y esguinces seguidas de contusiones y abrasiones en un 28%, y laceraciones, sobre todo en la cabeza, en un 15% de los casos.

En España, y a raíz de la publicación de un real decreto que regula el transporte escolar, el 27 de abril se corrigió la normativa que databa de 1983, y que obliga a las empresas de trasporte escolar en el transcurso del curso 2007-2008 adaptarse a las nuevas exigencias. Transportar dos niños en un asiento, cinturón de seguridad para los asientos situados en el pasillo, cojines elevadores para menores de 12 años, la obligatoriedad de un acompañante y límites específicos de velocidad son algunas de las nuevas exigencias para el trasporte escolar, así como unas determinadas condiciones que tendrán que cumplir los vehículos destinados. La conducción de este tipo de autobuses de transporte escolar o de menores precisa, además, de un permiso especial para el conductor que lo capacite para ello.

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