Alergias: su complejidad, el principal obstáculo

Los alergólogos europeos echan en falta un método consensuado para identificar a los pacientes que sufren alergia a alimentos y mejorar su diagnostico
Por Jordi Montaner 3 de agosto de 2008
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Imagen: one2c900d

Un proyecto paneuropeo pondrá orden el desbarajustado escenario de las alergias a los alimentos en el viejo continente. Mejorar la eficacia diagnóstica, ajustar su prevalencia actual y medir el impacto de dichas alergias sobre la calidad de vida de los pacientes son las claves de esta iniciativa presentada el pasado junio en la Ciudad Condal.

El XXVII Congreso de la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI) sirvió de plataforma en Barcelona para la presentación a los medios de comunicación del estudio EuroPrevall. Se trata de la primera iniciativa multicéntrica dispuesta a poner cerco a este tipo de alergias cada vez más frecuentes en las consultas. Los alergólogos europeos echan en falta un método consensuado para caracterizar a los pacientes que sufren alergia a uno o varios alimentos, ajustar su prevalencia actual y mejorar la calidad con que se diagnostica a los pacientes alérgicos.

Otra reivindicación que plantean los alergólogos es la de un escrutinio que permita medir el impacto de las alergias alimentarias sobre la calidad de vida y el coste que suponen para la población europea.

Grupo heterodoxo y joven

Los alergólogos admiten que la complejidad que entrañan las alergias a los alimentos impide que muchos pacientes accedan a un tratamiento correcto y que a menudo no se acierte en el diagnóstico planteado. «No existe un diagnóstico estandarizado para estas alergias que, ‘grosso modo’, afectarían a un 8% de la población pediátrica europea y a un 3% de la adulta», explica Montserrat Fernández Rivas, especialista del Hospital Clínico Universitario San Carlos de Madrid y representante española del EuroPrevall.

«Sabemos que la mayor prevalencia se da en niños y adolescentes, y también que una detección muy precoz del problema nos permitiría a los alergólogos un margen de actuación terapéutica mucho mayor y la superación de muchas dificultades», advierte Fernández Rivas. De hecho, la especialista subraya que el Europrevall pondrá un énfasis especial en los casos pediátricos.

En clave diagnóstica

Pese a que la mayoría de los casos de alergia alimentaria descritos en la bibliografía médica están mediados por IgE -anticuerpos-, los diagnósticos no siempre aciertan a la hora de cifrar el origen de la sensibilización del paciente. Esta circunstancia obliga a someter al paciente a pruebas de provocación oral, poniendo en riesgo al mismo paciente y asumiendo un coste sanitario nada superfluo.

Si diagnosticar no es fácil, tratar tampoco. «Hasta el momento, la mejor manera de ayudar a un paciente con una alergia alimentaria determinada es velar por que no consuma el alimento causante de la reacción y proporcionarle al paciente o a sus familiares una compleja tabla dietética de los alimentos que deberá evitar».

El proyecto EuroPrevall propone que la información del etiquetado de alimentos sea más explícita y clara, con letras más grandes, con colores o signos de advertencia

Admite Fernández Rivas que muchos alergólogos se curan en salud y amplían la tabla de sustancias prohibidas a fin de descartar nuevos episodios, «y ocurre, entonces, que nos exponemos a privar al paciente en edad de crecimiento de nutrientes que pueden tener un papel importante en su desarrollo y en su calidad de vida». En casos de consumo accidental, los especialistas contemplan la necesidad de guardar cerca medicaciones llamadas «de rescate» para evitar que el cuadro alérgico se descontrole, como, por ejemplo, las inyecciones de adrenalina.

Etiquetado de los productos

Preocupa, y mucho, a los alergólogos europeos la disparidad y la insuficiente información que se constata en los etiquetados de los alimentos procesados. «Las consabidas listas de ingredientes, como hemos podido comprobar, no siempre están completas ni mucho menos se advierte de un posible riesgo en personas alérgicas» explica la experta. Y esta situación crea una enorme inseguridad en la población alérgica, que finalmente opta por prescindir de tales comidas.

En tal sentido, Fernández Rivas advierte de que el proyecto EuroPrevall elaborará una lista compulsada de alimentos inadecuadamente etiquetados que tramitará a continuación a la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria para su deliberación. «EuroPrevall, sin embargo, no pretende tanto sancionar la falta de información, como proponer que ésta sea lo más explícita y clara posible; en consecuencia, el proyecto estudia diversas ideas para la promoción de etiquetados con letra de mayor tamaño, con colores o signos de advertencia», insiste.

«Nuestro propósito es inculcar en la industria la idea de una información dirigida específicamente al consumidor, teniendo en cuenta lo crucial que esta información puede resultar para que dicho consumidor pueda confiar plenamente en su producto y en los datos que reúne en su etiquetado o código de barras», advierte.

La inmunoterapia sale al paso

La inmunoterapia es, por el momento, la única herramienta clínica para combatir las alergias pertinaces, teniendo en cuenta que evitar el consumo del alimento alérgico no siempre da los frutos esperados. «La situación puede resultar compleja cuando un paciente es alérgico a varios alimentos que ocultamente forman parte de platos o presentaciones más elaboradas». Ernesto Enrique, alergólogo del Hospital General de Castellón, pone énfasis en la frecuencia con que aparecen procesos de reactividad cruzada y en la conveniencia de «vacunar» a los pacientes contra dichas exposiciones.

«En los últimos años se ha avanzado, sobre todo en el ámbito pediátrico, a la hora de administrar cantidades cuidadosamente calculadas del producto alergénico al paciente, con la finalidad de generar una respuesta inmune que se traduzca en una tolerancia posterior, bien sea parcial o completa», informa el especialista. En Barcelona, el experto presentó los resultados de la primera vacuna ensayada para combatir la alergia a las avellanas, en colaboración con el Instituto Universitario USP Dexeus de la Ciudad Condal y el Hospital Universitario Doctor Josep Trueta de Gerona.

«Presentamos los resultados de un estudio doble ciego llevado a cabo con 23 alérgicos a las avellanas que fueron distribuidos aleatoriamente para ser tratados con placebo o inmunoterapia. Los asignados a este último grupo experimentaron un aumento significativo en cuanto a tolerancia a las avellanas (de 2,29 a 11,56gr)», informa. De hecho, la mitad de los pacientes tratados con inmunoterapia soportó sin problemas una dosis media de 20 gramos, lo que corresponde a la ingestión de entre 15 y 20 avellanas.

PROYECTO PIONERO

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El proyecto EuroPrevall es la primera iniciativa internacional multicéntrica llevada a cabo en Europa con respecto a las alergias alimentarias. Participan en él 17 países miembros de la Unión Europea (UE), además de Suiza, Islandia y Rusia. Con el tiempo, sin embargo, el proyecto ha adquirido una proyección mundial, tras la incorporación de centros de Ghana, Australia, Nueva Zelanda, India y China. El proyecto, que se financia con una beca de 14 millones de euros otorgada por la UE, incluye a un total de 30.000 pacientes (10.000 en edad pediátrica) y se prevé que culmine en 2009.

Clare Mills, coordinadora del EuroPrevall, explica cómo el proyecto se diseñó en el 2005 con la finalidad de identificar las características y la prevalencia de las alergias alimentarias en Europa, tanto en adultos como en niños, y determinar la carga de esta enfermedad sobre los pacientes y sus familias, así como el impacto financiero que corresponde a su diagnóstico, tratamiento, días de escolaridad perdidos o bajas laborales.

La batería de pruebas del EuroPrevall se medirá frente a 24 tipos de alergia alimentaria identificados por IgE y test cutáneo. Mills advierte de la naturaleza geográfica cambiante de muchas de estas alergias: “en la Europa mediterránea ha predominado durante mucho tiempo la alergia a un producto tan nuestro como el melocotón, pero en los últimos años estamos detectando alergias a productos importados como el kiwi, por lo que el espectro es cada vez más global y hemos querido que esta característica quede también incorporada en el proyecto”.

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