Glaucoma y gotas oculares

El porcentaje de personas que no utilizan una técnica adecuada para aplicar las gotas en los ojos es muy alto, según un estudio
Por Núria Llavina Rubio 3 de agosto de 2009

El glaucoma es una enfermedad ocular que afecta al nervio óptico. Si no se trata, a largo plazo puede producir ceguera. Sin embargo, detectar los primeros síntomas es complicado. Se estima que sólo la mitad de las 800.000 personas que lo padecen son conscientes de ello. La cifra preocupa porque el tratamiento es fundamental para minimizar los casos de ceguera asociados a esta enfermedad. Además, entre las terapias, destaca el uso de gotas oculares. Su aplicación correcta es esencial, pero sólo un 31% de los pacientes son capaces de verter una gota en el ojo sin tocarlo.

Más del 90% de los pacientes con glaucoma que usan medicamentos oculares confía en que su técnica para ponerse gotas en los ojos es correcta. Sin embargo, menos de un tercio ha demostrado tener una habilidad adecuada. Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad John Hopkins de Baltimore (EE.UU.) y publicado en la revista «Archives of Ophthalmology» ha confirmado este dato. Saber cómo verter las gotas es muy importante. «La habilidad de ingerir o poner de forma adecuada un medicamento es un gran indicador de adhesión al tratamiento médico», subraya el director de la investigación, Alan L. Robin.

El recipiente y los ojos

La Asociación de Glaucoma para Afectados y Familiares (AGAF) de España estima que los olvidos frecuentes pueden traducirse en un mal control de la tensión y una progresión del glaucoma. Esto repercute en una pérdida de visión aun mayor. Robin añade que, a menudo, los médicos no indagan en este aspecto porque consideran que no deben enseñar al paciente cómo tomar una píldora, aunque «la colocación correcta de una gota en los ojos es muy distinto».

Deben tenerse en cuenta muchos aspectos. Los autores del estudio creen fundamental que la gota entre en el ojo sin tocarlo con la punta del recipiente, ya que «la contaminación», según Robin, «podría causar infecciones oculares graves».

La detección y el tratamiento adecuado del glaucoma podrían evitar gran parte de los casos de ceguera asociada

El estudio analiza la técnica de 139 pacientes con glaucoma que, durante al menos seis meses, se colocaron sus propias gotas. El 61% afirmó que nunca las dejó caer fuera, casi el 62% dijo lavarse las manos antes de usarlas, el 80% certificó no haber tocado el ojo con la punta del recipiente y cerca del 93% aseguró no tener problemas. Pero la realidad se reveló muy diferente.

Mediante videograbaciones se constató que, con un recipiente de 15 ml, sólo el 21,9% pudo ponerse una sola gota en el ojo sin tocarlo. El 30,8% logró hacerlo con un recipiente de 2,5 ml. Sobre el resto de prácticas, apenas el 1,7% se lavó las manos antes y los pacientes usaron una media de 1,8 gotas por ojo, con ambos recipientes.

Recomendaciones

Las gotas oculares tratan la mayoría de glaucomas, excepto el congénito, cuyo único tratamiento es la cirugía. Reducen la tensión en los ojos de distintas formas, pero es el oftalmólogo quien decide la más apropiada para cada caso. Algunas se deben poner sólo una vez al día. Otras, dos y hasta cuatro veces. Es muy importante seguir las indicaciones del tratamiento.

La «Guía de la buena prescripción», editada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), incluye varias recomendaciones para que el paciente con glaucoma actúe de forma correcta con las gotas. En primer lugar, debe lavarse las manos y no tocar el cuentagotas abierto. Luego ha de mirar hacia arriba, tirar el párpado inferior hacia abajo para crear una especie de «saco», acercar el cuentagotas a la parte interior del párpado sin llegar a tocarlo, aplicar las gotas y cerrar el ojo, sin apretar, durante unos dos minutos.

Si se utiliza más de un tipo de gota ocular, hay que esperar al menos cinco minutos antes de aplicar las siguientes y, en caso de quemazón persistente, se debe consultar al médico o al farmacéutico.

En tratamientos con niños, la Guía de la ONU recomienda tumbar a los más pequeños con la cabeza recta y los ojos cerrados, y sujetarles la frente. En esa posición, se dejan caer las gotas prescritas en el ángulo interior del ojo (lagrimal) para que, al abrirlo, se introduzcan en él.

GRAVE DESCONOCIMIENTO

La iniciativa “All Eyes on Glaucoma”, desarrollada por la Asociación Mundial del Glaucoma (WGA) y la Asociación Mundial de Pacientes de Glaucoma (WGPA), quiere impulsar la conciencia pública sobre los factores de riesgo y la importancia de un diagnóstico adecuado. Pretende así disminuir la progresión de la enfermedad. Según una encuesta internacional reciente promovida por esta iniciativa, a pesar de las nefastas consecuencias de un tratamiento malo o inexistente, se conoce poco sobre esta dolencia.

El 40% de los encuestados ignoraba la relación entre el glaucoma y la ceguera y menos del 50% había controlado su presión ocular, una medida de diagnóstico común que ayuda a la detección. En España, la situación es similar. Se estima que más de 800.000 personas padecen la enfermedad, pero más de la mitad lo desconoce. “No produce síntomas o signos que indiquen su presencia, lo que hace que en la actualidad más de 400.000 personas en nuestro país la tengan y lo desconozcan”, señaló hace poco la presidenta de la Asociación de Glaucoma para Afectados y Familiares, Mercedes Blázquez, con motivo de la celebración del Día Mundial del Glaucoma.

“Mediante la detección y el tratamiento adecuado se podrían evitar una parte importante de los casos de ceguera asociada a esta enfermedad”, aseguró Blázquez. Las revisiones periódicas al oftalmólogo, sobre todo a partir de los 40 años, son imprescindibles para prevenir muchos de sus efectos devastadores. Estas medidas, además, deberían intensificarse en los grupos de riesgo: personas mayores, con antecedentes familiares de glaucoma, presión arterial alta o presión intraocular elevada.

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