Cuáles son las principales causas del infarto de miocardio

La contaminación, los esfuerzos físicos y el consumo excesivo de café son algunos de los factores desencadenantes de un evento coronario
Por Teresa Romanillos 7 de octubre de 2011
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Imagen: photographee.eu

Muchas de las actividades de la vida cotidiana pueden originar un infarto de miocardio. Conducir en una situación de tráfico denso, tomarse unos cafés o una jornada de trabajo estresante son algunos de los factores que pueden actuar como detonantes de un problema coronario. También lo son practicar deporte o sexo aunque, en este caso, hay una buena noticia: cuanto más, mejor. A continuación se describe el papel de la contaminación atmosférica en la salud del corazón y cómo la práctica habitual de deporte o sexo reduce la posibilidad de sufrir un infarto.

La contaminación atmosférica, los esfuerzos físicos y el consumo excesivo de alcohol o café son los factores más importantes asociados al infarto de miocardio (IAM). Estas son las conclusiones de un estudio publicado en la revista The Lancet. Para la investigación, un equipo del Centre for Environmental Sciences de la Hasselt University (Bélgica) realizó un análisis de 36 estudios que examinaban los desencadenantes de los ataques cardiacos. De todos los factores, destaca la contaminación atmosférica, a la cual se atribuyen el 7,4% de los eventos coronarios.

La contaminación atmosférica ataca el corazón

Numerosos estudios ya han demostrado los efectos nocivos de la contaminación sobre la salud. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la sitúa en decimotercer lugar entre las causas de mortalidad más frecuentes en el planeta.

La exposición aguda a partículas finas se asocia al IAM, al ictus y a la descompensación de la insuficiencia cardiaca

La evidencia acumulada en los últimos años indica que el porcentaje más importante de la mortalidad provocada por la contaminación se la llevan las enfermedades cardiovasculares. Aunque la contaminación atmosférica está formada por una mezcla de compuestos, las denominadas «partículas ultrafinas» son las más perjudiciales. La exposición aguda a estos compuestos se ha asociado al infarto cardiaco, así como al accidente vascular cerebral (ictus) y a la descompensación de la insuficiencia cardiaca.

En la investigación se recogen todos los factores que pueden originar un infarto. Algunos tienen gran relevancia, ya que la mayoría de los individuos están expuestos a ellos a diario. No es difícil imaginar a una persona que se tome un par de cafés por la mañana, tenga una jornada estresante en el trabajo y haga ejercicio por la tarde. Si todo ello ocurre en un ambiente urbano, con los niveles de contaminación habitual, el detonante de un evento coronario puede estar a la vuelta de la esquina.

Según los resultados de este estudio, entre los factores conocidos que pueden provocar un infarto, los de mayor importancia son la contaminación urbana (7,4%), los esfuerzos físicos (6,2%), el consumo de alcohol (5%) y el de café (5%). Las emociones, tanto negativas (3,9%) como positivas (2,4%), también pueden estar implicadas, así como las comidas copiosas (2,7%) y la actividad sexual (2,2%). Por último, el consumo de cocaína (0,9%) y de marihuana (0,8%) son los factores que, de forma global, originan menos infartos.

Para valorar el impacto sobre la salud de la población de los factores detonantes, no solo hay que tener en cuenta la potencia de cada uno, sino el número de personas expuestas a él. De esta manera, a pesar de que el consumo de cocaína es un potente desencadenante de infartos, en general, el número de personas expuestas es menor comparado con la contaminación que, aunque de manera individual no es tan potente como la droga, al afectar a multitud de personas tiene una mayor relevancia sobre la salud pública.

Para la salud del corazón: sexo y ejercicio físico

Otra de las circunstancias que puede desencadenar un problema coronario es una actividad física intensa, ya sea por practicar deporte u otra actividad que en determinados momentos pueda resultar vigorosa, como el sexo.

Una actividad física intensa, si no se está acostumbrado, puede desencadenar un problema coronario

En otro estudio publicado hace poco en la revista JAMA, sobre un total de 5.503 personas, los autores realizaron una revisión de una serie de estudios con el objetivo de determinar el efecto de la actividad física y sexual episódica como desencadenantes de un infarto. La conclusión fue que están estrechamente relacionadas. Pero esta asociación disminuye poco a poco a medida que aumenta el grado de actividad física de las personas. Esto significa que, para un individuo con vida sedentaria, el hecho de llevar a cabo en un determinado momento una actividad física importante puede resultar perjudicial y actuar como detonante. En cambio, si el individuo hace ejercicio de forma habitual, el riesgo de evento cardiaco es mucho menor.

Por otro lado, un estudio previo de similares características publicado en la revista International Journal of Cardiology, realizado con un total de casi 12.000 pacientes, halló que la actividad física intensa precedió el inicio del infarto en el 6,1% de los casos y la actividad leve a moderada, en el 28,7%. De acuerdo a los datos presentados en este trabajo, se concluye que uno de cada tres sucesos puede estar relacionado con algún tipo de actividad física.

El ejercicio físico provoca la activación del sistema nervioso simpático con un incremento en la presión arterial, la frecuencia cardiaca y la contractilidad del músculo del corazón (miocardio), con el consiguiente aumento de la demanda de oxígeno de este tejido.

A pesar de que la actividad deportiva está considerada como beneficiosa para la salud cardiovascular, en determinadas circunstancias puede tener efectos contrarios a los deseados y ser el detonante de un evento coronario.

Actividad sexual y corazón

En cuanto al sexo, otros cuatro estudios (que incluían 2.960 pacientes) indagaron la actividad sexual como desencadenante de un infarto y evidenciaron una asociación directa. Se considera que la actividad sexual se corresponde con una actividad física entre moderada y liviana y que, desde el punto de vista del consumo energético, equivale a caminar cerca de 1,5 kilómetros en 15 minutos. La buena noticia es que, al igual que el deporte, cuanto más a menudo, mejor. Jugar un partido con los amigos de vez en cuando o mantener relaciones muy distanciadas en el tiempo conlleva un mayor riesgo para el corazón.

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